MENOPÁUSICA PERDIDA
Todo empezó una noche en la que sudaba como si tuviera siete gripes, aunque no había el menor síntoma de enfermedad. A partir de entonces, y comprobando que la regla iba y venía a su antojo, comenzaron los calores repentinos en cualquier momento y lugar.
—¡Pues ya está aquí! —pensé—.
Y, efectivamente, a mis 55 años llegaba la tan esperada menopausia, con sus pros y sus contras.
Los pros, todos los sabemos o imaginamos. De los contras, en cambio, nadie nos había advertido. Y haberlos, haylos. Científicamente están comprobados tres: sofocos, sequía e insomnio. Pero claro, estos tres, que caben en una sola mano, pueden multiplicarse en unas cuantas decenas de efectos secundarios derivados de esos calores, picores y noches en vela.

Así que me decidí a reunirlos, ilustrarlos y publicarlos en el libro Menopáusica perdida , para conocerlos, compartirlos, comentarlos y, sobre todo, reírnos de ellos y con ellos. Probablemente no solucionará tus síntomas, pero sí ayudará a normalizarlos ya sentirte parte de este maravilloso mundo del ser mujer.
Si tienes mareos, la libido por los suelos, acúfenos, malestar, las rodillas que crujen, el pelo que se cae (y aparece en la barbilla), si lloras, ríes y te enfadas todo a la vez; si la barriga sube, la autoestima baja, caminas arrastrándote, te salen granos en la frente como cuando te gustaba Leif Garrett, sudas por lugares insospecchados y tu vagina se convierte en un árido desierto… Estás menopáusica perdida .
Bienvenida al club.
Este puede ser el principio de otro gran comienzo.
GEMMA CANTADOR
Autora e ilustradora de Menopáusica perdida