La Magia está en las Palabras
Cuando alguien nos deja, las palabras pueden convertirse en un bálsamo para el alma. El obituario es el homenaje a la vida de quien ha partido, ya sea en forma de texto escrito o leído en voz alta. Es uno de los elementos más especiales en los funerales y ceremonias de despedida, porque nos permite compartir y recordar, en comunidad, la esencia de quien ya no está.
Dedicar unas palabras a quien acabamos de perder es un acto profundo de cariño. Todas, en algún momento de la vida, tendremos que despedir a personas queridas: familiares, amistades, compañeras… Y todas ellas merecen un obituario que celebre su legado. Ahora bien, ¿cómo lo hacemos?
En Agraïments reivindicamos el poder de la palabra. Creemos en la importancia de honrar en voz alta la vida de cada persona. Cuando llega el momento de redactar un obituario, es natural que surjan dudas: ¿Qué decimos? ¿Cómo lo decimos? ¿Qué compartimos con quienes nos acompañan? Por eso hoy compartimos algunas recomendaciones básicas para preparar un discurso de despedida significativo y respetuoso.
Un homenaje a toda una vida
La poeta estadounidense Victoria Chang lo resume muy bien: “Un obituario debe centrarse en cómo vivió esa persona, no en cómo murió.” Tras la muerte de su madre, Chang escribió más de setenta poemas necrológicos en apenas dos semanas y, desde entonces, ha estudiado en profundidad este género literario.

Ella recomienda empezar por lo más cotidiano: ¿qué hacía feliz a esa persona? ¿Cuáles eran sus pasiones, sus platos favoritos, qué coleccionaba? Y, sobre todo: ¿cómo querría ser recordada? Es importante dejar en un segundo plano nuestro propio dolor y centrar el relato en quien nos ha dejado.
Un lenguaje natural y cercano
Un obituario no necesita ser un texto literario. No hace falta escribir como si fuésemos escritoras. Lo mejor es usar un lenguaje sencillo, cercano y sincero. Cuanto más natural sea el discurso, más llegará al corazón de quienes lo escuchen o lo lean.
En Agraïments creemos que cada detalle cuenta a la hora de preparar un homenaje a medida, y el obituario es una pieza clave. Por eso ofrecemos toda nuestra experiencia para ayudar a construir una ceremonia que sea, de verdad, inolvidable.
¿Cómo estructuramos el obituario?
1. Introducción
Unas frases iniciales para contextualizar. Se puede mencionar el nombre de la persona, la edad, la fecha y, si se desea, la causa de la muerte. Esta información es más común en obituarios escritos o en el caso de personas públicas, y totalmente opcional en discursos orales.
2. Cuerpo central
Es la parte más importante y emotiva. Debe tener un tono natural y accesible. El objetivo es poner en valor el legado de la persona: lo que la hacía única, lo que compartimos con ella, cómo nos marcó.
3. Cierre
Podemos concluir haciendo referencia a la huella que deja. Es habitual mostrar afecto y apoyo a las personas más cercanas, pero sin perder de vista que el centro del discurso debe ser siempre la persona a quien despedimos.