El Septimo Pecado, Bugonia película de Yorgos Lanthimos

Bugonia película de Yorgos Lanthimos

Una Sátira paranoica del colapso contemporáneo

Con «Bugonia» (2025), Yorgos Lanthimos entrega su cuarta colaboración con Emma Stone, un thriller de comedia negra basado en la película surcoreana «Save the Green Planet!» (2003). La trama sigue a Teddy (Jesse Plemons), un apicultor teórico de la conspiración que secuestra a Michelle Fuller (Emma Stone), CEO de la mega corporación farmacéutica Auxolith, convencido de que es una alienígena andromedana que planea destruir la Tierra. La película aplica el método astuto de Lanthimos a la locura de la sociedad moderna, explorando actuaciones magistrales, comedia negra característica, paralelismos entre clase obrera y corporativismo, sátira política devastadora, y la visión de la humanidad como especie parasitaria y autodestructiva.

Actuaciones magistrales y comedia negra

Jesse Plemons entrega una interpretación magistral completamente comprometida con la ingenuidad de su personaje, haciéndolo igualmente amenazante y crédulo. Su cabello grasiento, sudoración constante y desesperación palpable crean un retrato inquietantemente verosímil del teórico de la conspiración contemporáneo: alguien cuya paranoia surge de dolor no procesado e impotencia ante fuerzas económicas que destruyen su vida. Teddy es apicultor y sus abejas están muriendo por prácticas agrícolas corporativas, lo que hace su radicalización hacia teorías alienígenas simultáneamente comprensible y trágica.

Emma Stone es confiada y divertida sin esfuerzo mientras comienza lentamente a controlar la situación. Michelle Fuller es la CEO corporativa por excelencia: pulida, controlada, despiadada. Puede recitar discursos sobre diversidad como estrategia de marca sin creer realmente en nada. Stone revela capas con sutileza: manipulación estratégica, terror genuino, y quizás reconocimiento de su complicidad en sistemas que generan la desesperación que ha creado a Teddy. El juego de poder constante entre ambos es el corazón pulsante de la película, haciendo que el espectador nunca esté completamente seguro de quién realmente tiene el control.

La comedia negra es territorio distintivo de Lanthimos. Presenta diálogos deliberadamente rígidos entregados con afecto plano que bordea lo monótono, haciendo que los personajes sean incapaces de acceder a las fuertes emociones que hierven debajo de la superficie. La comedia surge de la colisión entre la paranoia extrema de Teddy y la realidad. El hecho de que rape la cabeza de Michelle porque genuinamente cree que los alienígenas se comunican telepáticamente a través del cabello es absurdo, pero se presenta con seriedad absoluta que lo vuelve hilarante y perturbador simultáneamente.

La ironía central es devastadora: 

¿Y si Teddy tiene razón? 

No sobre alienígenas literales, sino sobre la naturaleza fundamentalmente parasitaria de corporaciones como Auxolith. Las corporaciones farmacéuticas efectivamente explotan trabajadores, destruyen el medio ambiente, y priorizan beneficios sobre vidas humanas. En este sentido, Michelle y su clase son «alienígenas» metafóricamente: seres cuya lógica operativa es tan radicalmente diferente de la supervivencia humana básica que bien podrían ser de otro planeta. Cada revelación que aparentemente confirma la locura de Teddy también puede leerse como confirmación metafórica de su diagnóstico social.

Paralelismos metafóricos: clase obrera vs. corporativismo

«Bugonia» es fundamentalmente una película sobre guerra de clases disfrazada de thriller sci-fi. Teddy representa a la clase trabajadora precaria: el pequeño emprendedor apicultor destruido por fuerzas económicas que no controla. Don, su primo con discapacidad intelectual, representa la vulnerabilidad extrema bajo el capitalismo. Michelle encarna el capitalismo corporativo: eficiente, despiadada, articulada en el lenguaje del management moderno pero completamente desconectada de las consecuencias humanas de sus decisiones. Su performatividad es total: todo es estrategia de marca, optimización de beneficios.

El sótano donde Teddy mantiene a Michelle es claustrofóbico, sucio, improvisado; las oficinas de Auxolith son espaciosas, impecables, diseñadas. Pero ambos espacios son prisiones. Los empleados de Auxolith son explotados con lenguaje corporativo suave mientras se ejerce presión psicológica masiva. La libertad que el capitalismo promete es tan ilusoria como la libertad que Teddy cree que logrará «salvando» la Tierra.

Las abejas de Teddy funcionan como metáfora central. Mueren por prácticas agrícolas corporativas: pesticidas, monocultivos, destrucción de hábitats. Teddy, sin educación científica, las atribuye a conspiraciones alienígenas. Pero su error de diagnóstico no invalida la realidad del colapso: sus abejas están muriendo, su negocio está destruido, su vida está arruinada. El pensamiento conspiracionista es síntoma de problema real: la clase trabajadora experimenta la violencia del capitalismo tardío pero carece de herramientas conceptuales para identificar correctamente a los responsables, entonces proyecta su rabia hacia objetivos desplazados.

La sátira política y la humanidad como parásito autodestructivo

«Bugonia» funciona como sátira política devastadora sobre polarización extrema, teorías de conspiración mainstreaming, y erosión de consenso sobre realidad compartida. Teddy no es un lunático aislado; es producto de ecosistemas informativos que promueven paranoia. La sátira de Lanthimos es comprehensiva: satiriza la peligrosidad de los teóricos de la conspiración (su certeza absoluta los hace capaces de violencia extrema), pero también satiriza el progresismo corporativo performativo que Michelle representa. Su empresa habla el lenguaje de diversidad y sostenibilidad mientras probablemente destruye ambas en la práctica. Este capitalismo «woke» que coopta lenguaje progresista sin cambiar estructuras de explotación es quizás una sátira aún más mordaz. Las instituciones democráticas aparecen como espectacularmente inadecuadas para lidiar con la complejidad del momento.

Uno de los elementos más perturbadores es la crítica fundamental a la especie humana como inherentemente parasitaria y autodestructiva. El título hace referencia a un término de apicultura antigua relacionado con la generación espontánea de abejas de cadáveres, sugiriendo ciclos de muerte y regeneración. En el contexto de la película, sugiere que la humanidad misma podría ser la plaga que destruye su propio huésped: la Tierra.

La ironía central es devastadora: Teddy cree que los alienígenas están aquí para destruir la Tierra, pero la película sugiere constantemente que los humanos están haciéndolo perfectamente sin ayuda extraterrestre. El colapso de las colonias de abejas, el calentamiento global, la explotación de recursos, la contaminación masiva, todo es producto de la actividad humana, específicamente del capitalismo corporativo que Michelle representa.

La película explora la naturaleza bélica de la especie. Teddy es capaz de violencia extrema porque cree que está defendiendo la humanidad, pero su violencia es precisamente lo más inhumano de él. Michelle, aparentemente civilizada, ejerce violencia estructural masiva a través de decisiones corporativas que han causado sufrimiento a millones. Lanthimos sugiere que ambas formas de violencia son profundamente humanas, y que este es el problema. Los humanos son la única especie que desarrolla ideologías para justificar su propia autodestrucción.

La humanidad es incapaz de coordinarse para su propia supervivencia. Mientras las abejas trabajan colectivamente para mantener la colmena, los humanos se destruyen mutuamente en luchas de poder que no benefician a nadie a largo plazo. La autodestrucción no es accidental sino estructural: el capitalismo requiere crecimiento infinito en un planeta finito, una contradicción matemáticamente imposible que garantiza un colapso eventual.

La rentabilidad de la muerte esa “gestión capitalista del colapso”

Un elemento particularmente mordaz es cómo el capitalismo contemporáneo ha encontrado formas de monetizar incluso el colapso y la muerte. Auxolith probablemente se beneficia de enfermedades causadas o exacerbadas por prácticas corporativas (contaminación ambiental, estrés laboral, crisis de salud mental). El sistema ha creado un ciclo perfecto: las corporaciones crean las condiciones que enferman a las personas, luego venden medicinas a precios extorsivos para tratar esas enfermedades.

Esta lógica de «gestión rentable de la muerte» está implícita en toda la estructura corporativa moderna. La mera presencia de Michelle como CEO farmacéutica multimillonaria es suficiente para que audiencias comprendan la crítica: escándalos de precios de insulina, opioides adictivos vendidos agresivamente, ensayos clínicos sin ética en poblaciones vulnerables.

Lanthimos lleva esta lógica a su conclusión absurda: si las corporaciones se benefician del colapso ambiental y social, entonces efectivamente funcionan como si fueran alienígenas hostiles intentando destruir la Tierra. No necesitan serlo literalmente para que las consecuencias sean idénticas. Esta es la ironía más oscura: la paranoia de Teddy sobre alienígenas destructivos está equivocada en los detalles pero correcta en lo fundamental sobre cómo funcionan las corporaciones contemporáneas.

La película sugiere que esta gestión de la muerte es inevitable bajo el capitalismo tardío. No es que Michelle sea particularmente malvada; es que el sistema requiere este comportamiento. La lógica corporativa es inherentemente sociopática: las corporaciones por diseño legal deben priorizar beneficios sobre cualquier otra consideración, incluyendo vidas humanas. Michelle no es el problema; es síntoma de un sistema cuya lógica operativa es fundamentalmente incompatible con la supervivencia humana.

El colapso de las abejas de Teddy funciona como metáfora perfecta. Las abejas mueren, pero alguien está lucrando con los pesticidas que las matan. Teddy pierde su sustento, pero las corporaciones químicas aumentan sus ganancias. La muerte de unos es la rentabilidad de otros. Y el sistema está diseñado para que esta transferencia de vida a ganancia continúe acelerándose hasta el colapso total.

Bugonia» es potencialmente la película más sombría en la filmografía de Lanthimos. A través de actuaciones magistrales de Emma Stone y Jesse Plemons, funciona simultáneamente como thriller tenso, comedia negra, sátira política, y crítica existencial a la especie humana. La película rehúsa resoluciones fáciles, sumergiéndonos en la paranoia y desesperación que caracterizan nuestro momento histórico.

«Bugonia» es profundamente pesimista sobre la posibilidad de cambio sistémico, sugiriendo que tanto la radicalización paranoica de Teddy como el corporativismo despiadado de Michelle son síntomas de una especie fundamentalmente incapaz de coordinarse para su propia supervivencia. Las abejas mueren, el planeta colapsa, y los humanos seguimos peleando nuestras pequeñas guerras de poder mientras nos precipitamos colectivamente hacia la extinción.

«Bugonia» captura con precisión la sensación de vivir en una sociedad donde distinguir entre paranoia justificada y teoría de conspiración delirante se ha vuelto casi imposible, donde las élites corporativas operan con una lógica tan alienada de la supervivencia humana que bien podrían ser de otro planeta, y donde la especie humana parece determinada a demostrar que no necesitamos alienígenas hostiles para destruirnos: lo estamos haciendo perfectamente bien nosotros mismos.

La palabra bugonia o bugonía se extendió para designar a todo supuesto fenómeno de generación espontánea de vida.

«Porque el mejor cine siempre es una conversación tras los créditos, una copa de vino o un café con qué pecado sigues el diálogo”

Miquel Claudì-Lopez

Cominicador Audiovisual

Periodista

@miquelclaudilopez

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