El Septimo Pecado, RUNNING MAN (2025): Cuando la distopía se hace realidad.

RUNNING MAN (2025): Cuando la distopía se hace realidad.

«La película se estrenó la semana pasada, pero aún sigue en cartelera; y, desde mi punto de vista, no quiero dejarla pasar sin hacer un análisis crítico sobre la manipulación mediática, el poder corporativo y la crisis social que nos expone.”

LA PROFECÍA DE STEPHEN KING

Cuando Stephen King escribió «The Running Man» en 1972, situó su distopía corporativa en el año 2025. Edgar Wright estrena su adaptación precisamente en 2025, y lo que debía ser ciencia ficción se ha convertido en un espejo inquietante de nuestra realidad.

La película presenta un Estado Unidos totalitario donde un conglomerado mediático llamado «The Network» controla la información, la economía y el gobierno. Para mantener a las masas distraídas, emite reality shows violentos donde personas desesperadas se juegan la vida por dinero.

Ben Richards (Glen Powell), un trabajador incluido en listas negras por denunciar irregularidades laborales, se ve forzado a participar en «The Running Man». Durante 30 días deberá huir de asesinos profesionales mientras todo el país lo sigue por televisión. Si sobrevive, ganará mil millones de “dólares”. Si no, morirá en directo.

LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA Y PODER CORPORATIVO

The Network: Cuando los medios son el Estado

The Network no es una corporación que hace lobby al gobierno: ES EL GOBIERNO. Controla toda la información, decide quién trabaja mediante listas negras, administra servicios de salud, manipula la narrativa nacional y crea o destruye reputaciones con deepfakes y propaganda.

Josh Brolin interpreta a Dan Killian, «la persona más poderosa de Estados Unidos»: un productor televisivo. El poder ya no reside en constituciones, sino en quien controla las pantallas. Colman Domingo da vida a Bobby T, el presentador que encarna «la sociopatía corporativa con una sonrisa», haciendo que la barbárie parezca entretenimiento.

Los Deepfakes y la fabricación de la realidad

The Network crea deepfakes perfectamente convincentes de Ben Richards, transformándolo en terrorista o traidor según convenga. Esto resuena con preocupaciones actuales sobre desinformación por IA, crisis de confianza en imágenes, y la «posverdad» como estado permanente.

La estrategia es «pan y circo» digital: reality shows violentos, programas banales, noticiarios oficialistas y game shows humillantes. Mantener la población tan entretenida y aterrorizada que no cuestione el sistema.

El colapso de la separación de poderes

Este sistema refleja preocupaciones contemporáneas: lobby corporativo que escribe leyes, monopolios tecnológicos (Meta, Google, Amazon), privatización de funciones estatales (prisiones, seguridad, sanidad, educación). Ben Richards es castigado por «hacer lo correcto»: denunciar irregularidades laborales. Su castigo es la lista negra, una condena a muerte lenta por exclusión económica. No hay derechos laborales, solo la obligación de callar y obedecer.

LA CRISIS DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y EL NAZI-ONALISMO

Sanidad, educación y vivienda como privilegios

El detonante de Richards es personal: su hija enferma gravemente, pero la medicina es desorbitadamente cara. Esto es un comentario directo sobre la crisis sanitaria estadounidense: 45.000 muertes anuales por falta de seguro, bancarrotas por gastos médicos, medicamentos esenciales a precios abusivos.

King sitúa su distopía con la resurrección de la poliomielitis cuando se destruye la sanidad pública: una metáfora de cómo la privatización mata literalmente. Los personajes de clase baja no tienen acceso a educación ni movilidad social; la única «salida» es arriesgar la vida en televisión. Viven en apartamentos «semejantes a prisiones», lugares de almacenamiento para trabajadores.

Convertir a los pobres en traidores

Bobby T retrata a los concursantes como «sucios, antiestadounidenses y enfadados»; la actividad sindical de Richards se reinterpreta como conspiración comunista. Este es el mecanismo clásico del autoritarismo: convertir la disidencia legítima en traición nacional.

The Network instrumentaliza el nacionalismo para deslegitimar críticas, dividir la clase trabajadora y justificar violencia contra disidentes. El público participa activamente en la cacería, incentivado con recompensas por delatar concursantes. No solo miran la violencia: “participan” en ella. Es la fragmentación social absoluta cuando hay dinero de por medio.

Wright podría explorar cómo funcionarían X y TikTok en esta distopía: hashtags de geolocalización, TikToks delatando «traidores», influencers cazando, gamificación de la delación.

FALSOS HÉROES Y COMPARACIONES DISTÓPICAS

El héroe accidental que no querían

Killian quiere que Ben sea su estrella, aprovechando su rabia para impulsar audiencia. Pero hay una paradoja: cuanto más sobrevive un concursante, más se convierte en celebridad rebelde. The Network quiere crear “falsos héroes” controlados: personas que parezcan rebeldes pero refuercen el sistema. El problema es que Richards se convierte en símbolo genuino de resistencia.

Cuando un símbolo escapa del control corporativo, se vuelve peligroso. A medida que Ben sobrevive y expone injusticias, se vuelve más querido por el pueblo y más peligroso para The Network. Esto conecta con movimientos contemporáneos: cómo figuras auténticas son coartadas o destruidas, la diferencia entre celebridad controlada y resistencia real.

LOS ECOS DE OTRAS DISTOPÍAS CLÁSICAS

Fahrenheit 451: Ambas muestran sociedades que eliminan el pensamiento crítico mediante entretenimiento pasivo. Diferencia: en Bradbury la lectura está prohibida; en King es irrelevante porque la gente está ocupada sobreviviendo.

1984: Comparten vigilancia masiva, manipulación de realidad, creación de enemigos ficticios. Diferencia crucial: Orwell imaginaba totalitarismo estatal ideológico; King imagina totalitarismo corporativo puramente capitalista. Winston es torturado por pensar; Ben es cazado por necesitar dinero. En la era algorítmica, «la verdad es el trending topic».

V de Vendetta: Ambas muestran gobiernos que usan miedo espectacular. Diferencia: V es revolucionario consciente; Ben es padre desesperado. V muestra resistencia organizada; Running Man, supervivencia individual.

El Punto Convergencia: Los cuatro filmes entienden que el control moderno se ejerce mediante información y espectacularización del miedo, no solo violencia física.

LA PARADOJA ACTUAL: ESPEJO DE NUESTRA REALIDAD

Cuando la ficción es demasiado real

Edgar Wright y Glen Powell reconocen que la película se ha vuelto cada vez más oportuna. Powell afirma: 

«Es increíble cómo Stephen King vio el futuro de 2025, lo espeluznante que es ver dónde vivimos y lo similar que es a los eventos del libro».

Críticos señalan la “incómoda proximidad” entre la distopía de King y nuestra realidad. Algunos notan que «el comentario social es demasiado obvio y unidimensional». Pero quizá esto no es debilidad de la película; quizá es que “la realidad ya es tan distópica” que cualquier exageración parece sutil. 

La película se siente comprometida con una época a mano más que por llegar. Su comentario es demasiado reconocible, hasta el punto de perder su mordida.

Los elementos proféticos de King

Cuando King escribió el libro en 1972 no existían: telerrealidad (Big Brother llega en 1999), redes sociales, vigilancia algorítmica, deepfakes, y la desigualdad era mucho menor. Sin embargo acertó:  

Reality shows violentos 

Corporaciones más poderosas que gobiernos 

Colapso de clase media 

Sanidad inaccesible 

Entretenimiento como control social 

Nacionalismo como división  

Vigilancia omnipresente.

A ti el espectador:

¿Es la película demasiado obvia, o es la realidad demasiado distópica?

UN DIAGNÓSTICO DEL PRESENTE

La rabia impotente, 50 años después

Cuando King escribió Running Man vivía en un remolque, luchando por mantener a su familia. Escribió la novela en una semana, proyectando sus ansiedades sobre Richards. El libro es, en el fondo, sobre “la rabia impotente de los pobres” en un sistema diseñado para explotarlos. 

Cincuenta años después, esta rabia no ha desaparecido; se ha intensificado.

Esta es una historia de guerra de clases sin evasivas. Los ricos manipulan masas. El entretenimiento se militariza para mantener gente entumecida, asustada o cómplice. Gobierno y medios trabajan juntos para mantener el poder.

El algoritmo como sucesor de Big Brother

The Network ya no es una metáfora exagerada. Es el imperio algorítmico de nuestra era: invisible, impulsado por datos, irresponsable. Los algoritmos curan lo que ven los ciudadanos, predicen comportamientos y mantienen a las masas exactamente donde el poder las necesita: divididas, distraídas y desesperadas (Honestamente también hay un referencia a “sutil” a NETFLIX).

The Running Man no es una advertencia sobre el futuro. Es un diagnóstico del presente. La profecía de King se ha cumplido no porque tuviera poderes sobrenaturales, sino porque identificó las tendencias fundamentales del capitalismo tardío: concentración de poder corporativo, erosión de servicios públicos, espectacularización de la violencia, y la conversión del sufrimiento humano en entretenimiento rentable.

La película de Wright llega en el momento exacto: cuando ya no podemos distinguir entre la distopía de ficción y la realidad que habitamos. Y quizá esa sea su mayor contribución: obligarnos a mirar un espejo que preferimos evitar.

“Hoy en día, que los juegos políticos se contradicen entre derechos y bienes de consumo, la ciudadanía queda atrapada en un laberinto de promesas vacías. La corrupción se normaliza mientras los discursos se vacían de sentido. Los derechos parecen convertirse en mercancías y la participación, en un simple espectáculo. Frente a este caos político, crece una sensación de abandono colectivo. Lo que debería unirnos se diluye en la desconfianza y el desgaste social.”

Un guiño friki la película le hace un homenaje a Schwarzenegger y a “The Running Man (Perseguido)” de 1987.

Dialoguemos, debatamos, compartamos.

“Porque el mejor cine siempre es una conversación tras los créditos, una copa de vino o un café con qué pecado sigues el diálogo”

Miquel Claudì-Lopez

Cominicador Audiovisual

Periodista

@miquelclaudilopez

@enlaaceradeenfrete

@queerascinema

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja un comentario


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.