El Silencio Erótico 

Diciembre siempre llega con ruido. El ruido de las calles llenas de luces y compras. El ruido de las reuniones familiares, de las conversaciones que a veces se sienten forzadas, de las listas interminables de cosas por hacer. Sin embargo, entre todo ese bullicio, hay otro tipo de ruido que rara vez nombramos: el que tenemos dentro. Ese murmullo constante de pensamientos, exigencias y juicios que no nos dejan escuchar lo más importante… a nosotras mismas.

La sexualidad consciente y el tantra nos enseñan algo profundamente incómodo para el mundo acelerado en el que vivimos, una verdad fácilmente identificable para aquellas personas que han incorporado en su vida la meditación como disciplina de encuentro consigo mismas. Si no es tu caso, no importa, pues siempre podrás encontrar un tiempo y un espacio ( si así te lo propones) para mirar hacia tu interior. La verdad de la que te hablo es que el placer profundo, consciente, auténtico sólo emerge en el silencio. 

No hablo por lo tanto de apagar la música o cerrar la puerta, sino de ese silencio interior que nos permite habitar el cuerpo sin interrupciones mentales. Ese estado en el que no estamos pensando en la lista de la compra mientras nos acarician ni repasando el correo mentalmente durante un beso ni pensando en la cena que vas a preparar o el vestido que te vas a poner en el momento de mayor intimidad.

Hay mujeres que me dicen: “No siento nada, aunque mi pareja me toque”. Yo creo que la mayoría de las veces, no es porque el cuerpo haya olvidado cómo sentir, sino porque la mente se ha convertido en un huésped ruidoso que interrumpe todo. Cuando logramos silenciarla, incluso por unos segundos, algo fantástico sucede ¿Lo adivinaste?  el cuerpo empieza a susurrar. Justo esos susurros (que antes no escuchábamos) son los que nos llevan a orgasmos más profundos, caricias más plenas y encuentros más auténticos.

En tantra, el silencio no es vacío, sino que es un espacio fértil. Es como un cuenco donde podemos verter nuestras sensaciones y dejar que se expandan. Diciembre, curiosamente, es el mes perfecto para practicarlo porque justo cuando todo afuera es estridencia, crear un santuario interior se convierte en un momento de introspección y de autocuidado. No íbamos a ocuparnos solo de cuidar el ambiente en el hogar, la mesa bien puesta y hacer felices a los nuestros ¿ verdad?

Te pago una proposición…decente, jajaja: antes de que acabe el año, regálate un momento de silencio erótico. No tiene por qué incluir penetración, ni siquiera desnudez. Puede ser un baño caliente en el que acaricies tu piel sin prisa, un rato tumbada sintiendo el peso de las sábanas sobre tu cuerpo o un momento de respiración consciente en el que imagines que cada inhalación acaricia tu interior y te trae paz. La clave es no buscar nada más que estar  ¡ qué no es poco!

En este instante, me vino la imagen de una mujer que vino a un retiro y me contó que nunca había podido tener un orgasmo sin estimulación intensa ( lo cual cada vez es más habitual porque muchas  mujeres se han habituado al “satisfyer”). Durante un ejercicio de silencio y respiración, empezó a llorar. Puedes pensar que quizá estaba triste, pero no era ese el motivo, sino que lloraba porque por primera vez sintió que su propio cuerpo la abrazaba desde dentro. Para muchas, el orgasmo viene acompañado de grandes gemidos o movimientos bruscos. De hecho, dos de las claves del Tantra son sonido y movimiento. Es decir, se invita a la expresión total de la sensación sin reprimirla; pero por supuesto, sin fingir. En su caso, la sensación fue solo quietud y un calor que la recorrió entera. Me dijo: “No sabía que el placer también podía ser silencio”.

Nos han vendido (y aquí sí me permito decirlo) una imagen de la sexualidad ruidosa, de gemidos como en las películas, de fuegos artificiales. Ya,… sí, esos momentos existen y pueden ser deliciosos. Lo que es evidente, es que también  hay otro tipo de placer que es casi un secreto. Es el placer que no se oye, pero que se siente en cada célula. Ese placer que, en lugar de agotarte, te deja con una sonrisa tranquila y una sensación de paz que dura horas, incluso días.

Diciembre es un mes que habla de cierre, pero también de germinación. La naturaleza que es nuestra gran maestra lo muestra y si te fijas parece dormida, pero bajo la tierra las semillas ya están preparándose. De igual manera funciona nuestra sexualidad, pues es algo natural y por eso, a veces el invierno del alma es la antesala de una primavera ardiente. 

El silencio no es el fin del placer, es el lugar donde se gesta. Este mes, en medio de todos los brindis y reuniones, te invito a hacerte el regalo más íntimo y menos esperado: un momento para escuchar tu cuerpo sin distracciones. Puede que te sorprenda lo mucho que tiene para contarte ( y si le das permiso y lo escuchas, te darás cuenta que siempre habla). 

En este final de 2025 brindo porque no solo suenen las campanas y las risas, sino también los ronroneos de tu propia piel. Deseo que descubras que el silencio erótico no es ausencia, sino la más exquisita de las presencias. Si vas profundo, entenderás que es cuando el cuerpo y el alma se escuchan.

Con amor y deseándote unas muy Felices Fiestas.

Abhaya Fdez. de Castro 

@laviadeltantra.abhaya

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