¿Éxito o fracaso? Cuando vivir tu mejor vida no tiene nada que ver con ganar
“Todo el mundo quiere tener éxito. Hasta que descubre lo que cuesta.”
Y aun así, seguimos ahí, persiguiendo ese espejismo, muchas veces sin saber por qué.
Pero déjame hacerte una pregunta simple, directa y brutalmente honesta:
¿Estás realmente viviendo tu mejor vida… o solo intentando demostrar que lo estás?
Venimos de hablar sobre hábitos poderosos. Sobre cómo ciertas virtudes, repetidas en el tiempo, se convierten en acciones que te transforman.
Pero ahora toca dar un paso más. Porque de nada sirve construir hábitos si no sabes hacia dónde vas. Si el camino está orientado hacia un éxito que no es tuyo, que te vacía en lugar de llenarte.
Hoy te quiero comentar sobre uno de los temas más apasionantes y enigmáticos de la humanidad: el éxito, que para mí ha significado “vivir mi mejor vida”.
¿Qué significa éxito para ti?
¿Lo has definido alguna vez… o solo has comprado la definición que te vendieron?
Desde pequeños se nos educa para “tener éxito”. En el colegio, en el deporte, en las relaciones, en la vida profesional.
Pero casi nadie nos enseña a cuestionar qué significa tener éxito.
Ni mucho menos a distinguirlo de esa otra palabra que tanto tememos: fracaso.

¿Quién decide cuándo has tenido éxito?
¿Tu entorno?
¿Tu empresa?
¿Tus padres?
¿Las redes sociales?
¿O lo decides tú, en silencio, cuando nadie te ve?
Lo que parecía éxito… y no lo era
Durante muchos años de mi vida, yo también creí que el éxito tenía forma de currículum, de medallas, de méritos visibles.
Y llegué a tenerlos. Muchos. Pero algo dentro seguía sin encajar.
¿Te ha pasado?
¿Alguna vez has alcanzado lo que soñabas… solo para descubrir que eso no te llenaba?
Vivía rápido, trabajaba duro, acumulaba logros. Pero dentro, el ruido no cesaba.
El cuerpo hablaba, pero yo no escuchaba. La mente empujaba, pero el alma pedía pausa.
El fracaso que salva
El punto de inflexión no fue un ascenso. Fue una caída.
Fue mirar hacia dentro. Fue reconocer que había confundido éxito con evasión.
Y que el verdadero fracaso… no era fallar en algo. Era no vivir con sentido.
Lo peor no era caer. Lo peor era seguir corriendo hacia ninguna parte con tal de no mirar adentro.
Y entonces entendí que el éxito real no se construye hacia y desde fuera, sino hacia y desde dentro.
¿Qué diferencia a quienes realmente viven su mejor vida?
No es que no tengan miedo. Lo tienen.
No es que no fracasen. Fracasan.
No es que lo sepan todo. Dudan.
Pero hay algo que hacen distinto:
Se preguntan. Se responden. Se alinean.
Y cuando tropiezan, no se destruyen. Aprenden.
Cuando brillan, no se ciegan. Agradecen.
Cuando caen, no se rinden. Continúan.
El éxito como coherencia
Para mí, el éxito no es tener más. Es ser más tú.
Ser coherente con lo que piensas, sientes, haces y decides.
Vivir con dirección, no con corrección política.
Poder mirarte al espejo sin desviar la mirada.
Levantarte sin ansiedad. Dormir sin culpa.
Eso, para mí, es éxito.
Las siguientes preguntas no buscan respuestas perfectas. Buscan sinceridad.
Porque solo desde ahí puedes empezar a vivir con coherencia. Y tal vez descubrir que el verdadero éxito es ser capaz de mirarte al espejo y reconocerte.
¿Tienes tus objetivos claros y definidos?
Las personas exitosas tienen objetivos claros y definidos. Saben lo que quieren, se enfocan en ello y trabajan duro para conseguirlo. En cambio, las personas que fracasan a menudo carecen de objetivos claros y se dejan llevar por la vida sin un propósito definido.

¿Sabes lo que quieres?
Tener objetivos claros no es suficiente si no se sabe qué se quiere. Las personas exitosas saben exactamente lo que quieren y por qué lo quieren. En cambio, las personas que fracasan a menudo no tienen un propósito claro y siguen el camino de otros sin saber si eso es lo que realmente desean.
¿Tienes una visión a largo plazo?
Las personas exitosas tienen una visión a largo plazo. No se dejan llevar por los cambios de moda o las tendencias pasajeras, sino que trabajan en proyectos que tendrán un impacto a largo plazo. Las personas que fracasan a menudo están enfocadas en el corto plazo y no ven más allá de sus necesidades inmediatas.
¿Trabajas duro y perseveras?
El éxito no llega por arte de magia. Las personas exitosas trabajan duro y perseveran ante las dificultades. Las personas que fracasan a menudo se desaniman con facilidad y abandonan sus sueños ante la primera dificultad.
¿Aprendes de los errores?
Las personas exitosas no se desaniman ante los errores, sino que los ven como oportunidades de aprendizaje. Las personas que fracasan a menudo se rinden ante el primer error y no aprenden de sus fallas.
¿Te mantienes enfocado en las metas?
Las personas exitosas se mantienen enfocadas en sus metas, incluso cuando hay distracciones o tentaciones. Las personas que fracasan a menudo se dejan distraer por cosas superficiales y pierden el enfoque en sus objetivos.
¿Tomas riesgos calculados?
Las personas exitosas toman riesgos, pero no son impulsivas. Calculan los riesgos y trabajan para minimizarlos. Las personas que fracasan a menudo son impulsivas y toman decisiones sin considerar las consecuencias.
¿Eres una persona proactiva?
Las personas exitosas no esperan a que las cosas pasen, sino que las hacen suceder. Son proactivas y buscan oportunidades en lugar de esperar a que se presenten. Las personas que fracasan a menudo esperan a que las cosas les lleguen en vez de buscar activamente las oportunidades.
¿Te adaptas fácilmente a los cambios?
Las personas exitosas no se aferran a las cosas como están, sino que se adaptan a los cambios y las circunstancias. Las personas que fracasan a menudo se resisten al cambio y se aferran a lo que conocen.
¿Eres persistente?
Las personas exitosas son persistentes y no se rinden ante las dificultades. Saben que el éxito no llega de la noche a la mañana y que se requiere perseverancia para alcanzar las metas. Las personas que fracasan a menudo se rinden ante la primera dificultad y no persisten en su camino hacia el éxito.
¿Crees en ti mismo?
Las personas exitosas tienen confianza en sí mismas y en sus habilidades. Saben que pueden lograr lo que se proponen y confían en su potencial. Las personas que fracasan a menudo no creen en sí mismas y no confían en su potencial.
¿Eres una persona apasionada?

Las personas exitosas son apasionadas y comprometidas con lo que hacen. Disfrutan de lo que hacen y eso los motiva a seguir trabajando para lograr sus metas. Las personas que fracasan a menudo carecen de pasión y se sienten desmotivadas.
Cabe destacar que estas diferencias y rasgos no son una fórmula mágica para el éxito o el fracaso en la vida, sino que son solo algunos ejemplos de las posibles características que pueden influir en el resultado. Te puedo asegurar que a lo largo de los últimos cuarenta años he conseguido tener muchas más de las experiencias primeras y ninguna de las segundas.
Estas preguntas no son una fórmula mágica para el éxito. Pero pueden ayudarte a empezar a vivir tu vida, no la de otros.
Yo puedo asegurarte de que, a lo largo de los últimos cuarenta años, he tenido muchas más experiencias de las primeras que de las segundas. Porque no se trata de hacerlo perfecto. Se trata de vivir con sentido.
¿Y tú?
¿Estás midiendo tu vida por tus resultados… o por tu coherencia?
¿Estás corriendo tras una imagen… o caminando hacia tu esencia?
No necesitas cambiarlo todo. Solo necesitas empezar a preguntarte… y no dejar de hacerlo.
Porque de eso se trata, ¿no?
Empezar a vivir mejor tu vida, para poder vivir tu mejor vida.
¿Y si el verdadero fracaso fuera no atreverte a empezar?
Fracasar no es caer. Fracasar es no haberte permitido vivir de verdad.
Y el éxito… quizás sea simplemente eso: vivir tu vida, no la de nadie más.
A veces, lo que llamamos éxito es solo otra forma de huida…
Y lo que llamamos fracaso, otra forma de despertar.
Semper Fidelis,
Ber
En el próximo artículo hablaremos de un enemigo silencioso del éxito: la cosificación del ser humano. Porque no somos herramientas, ni recursos, ni KPI’s andantes. Somos personas. Y cuando olvidamos eso… empezamos a fracasar de verdad.