Una Reflexión Cinematográfica sobre la Libertad y la Muerte
Queer As Cinema + Alejandro Amenábar y el Paradigma Cervantino:
Una Reflexión Cinematográfica sobre la Libertad y la Muerte
En este artículo claramente por la temática de la nueva película de Amenábar entra al mundo de “Queer As Cinema +”. Vamos a por ello y, como siempre, os invito a leer, opinar, debatir y, claramente, a ver y escuchar: Cine.
La Evolución de una Mirada: Del Thriller Psicológico a la Introspección Histórica
La filmografía de Alejandro Amenábar ha trazado un arco narrativo singular en el panorama cinematográfico contemporáneo. Desde sus primeras incursiones en el thriller psicológico con «Tesis» (1996) hasta la contemplación histórica de «El Cautivo» (2024), el director chileno-español ha demostrado una progresión temática coherente que encuentra en su última obra una síntesis madura de sus obsesiones recurrentes: la muerte, la identidad, la libertad y la subversión de las verdades establecidas.
«El Cautivo» no representa una ruptura en el universo amenábariano, sino su culminación natural. Si en «Abre los ojos» (1997) exploraba la difusa frontera entre realidad y ficción, y en «Mar adentro» (2004) abordaba la dignidad ante la muerte, en esta ocasión el director encuentra en la figura de Miguel de Cervantes el vehículo perfecto para examinar cómo las experiencias límite forjan no solo al individuo, sino al artista que trasciende su época.
Argel como Laboratorio de Libertad: La Sexualidad Más Allá de los Códigos Cristianos
La representación que hace Amenábar del Argel de finales del siglo XVI constituye uno de los aspectos más audaces y reveladores de la película. Lejos de presentar una sociedad musulmana estereotipada desde la perspectiva occidental, el director construye un espacio donde la sexualidad fluye con una libertad impensable en la España católica de la época. Este Argel se convierte en un territorio liminal donde las normas se subvierten y donde la exploración sexual del joven Cervantes adquiere dimensiones que van más allá de la mera liberación personal.

La aproximación de Amenábar a la posible bisexualidad u homosexualidad de Cervantes no busca la provocación gratuita, sino que se inscribe en una reflexión más amplia sobre los mecanismos de represión social y religiosa. El cautiverio físico se convierte paradójicamente en una liberación espiritual y sexual, sugiriendo que a veces es necesario alejarse de los centros de poder para descubrir la propia autenticidad. Esta inversión de valores – donde el «bárbaro» Argel ofrece mayor libertad que la «civilizada» España – revela la maestría del director para cuestionar las narrativas dominantes sin caer en el maniqueísmo.
La sexualidad en «El Cautivo» no se presenta como un elemento marginal o anecdótico, sino como una fuerza transformadora que moldea la visión del mundo del futuro autor del Quijote. Amenábar sugiere que la experiencia de la diversidad sexual en Argel no solo humaniza a Cervantes, sino que enriquece su comprensión de la condición humana, preparando el terreno para la creación de personajes complejos y contradictorios que poblarán su obra literaria.
Alejandro Amenábar no es la primera vez que nos habla de sexualidad sin ser evidente o manteniéndose fuera de los cánones heteronormativos:
En «Tesis» y «Abre los ojos», presenta la sexualidad heteronormativa convencional, pero ya con subtextos sobre identidades múltiples y realidades ocultas. En «Los Otros», la represión sexual de Grace en el contexto religioso funciona como metáfora de represiones más amplias. Y en «Mar adentro», la relación entre Ramón y Gene trasciende lo físico, explorando conexiones emocionales profundas que desafían las normas sociales.
El Juglar Eterno: Del Contador de Historias al Cineasta Contemporáneo
Una de las reflexiones más profundas de «El Cautivo» emerge de la identificación que establece Amenábar entre la figura del juglar medieval y el cineasta contemporáneo. Cervantes aparece como el último gran juglar de la tradición occidental, un contador de historias que comprende intuitivamente el poder transformador de la narrativa. Esta concepción permite al director establecer un paralelismo entre el acto de contar historias en los patios de Argel y la función del cine en la sociedad actual.
Amenábar presenta a Cervantes no solo como un cautivo físico, sino como un cautivo de su propia necesidad de narrar. Las historias se convierten en moneda de cambio, en herramienta de supervivencia y en método de comprensión del mundo. Esta visión del arte como necesidad vital conecta directamente con la propia concepción cinematográfica del director, quien ha declarado en múltiples ocasiones que el cine debe servir para explorar las zonas oscuras de la experiencia humana.
El paradigma del contador de historias que propone Amenábar trasciende la mera función de entretenimiento para convertirse en una forma de resistencia cultural. En el contexto de la película, las narraciones de Cervantes no solo alivian el tedio del cautiverio, sino que preservan y transmiten una visión del mundo que desafía los dogmas establecidos. Esta función subversiva del arte narrativo resuena poderosamente en nuestro contexto contemporáneo, donde el cine independiente y de autor lucha por mantener espacios de reflexión crítica frente a la homogeneización cultural.
La Doble Moral Religiosa: Crítica Amenábariana a los Paradigmas de Poder
La crítica a la hipocresía religiosa ha sido una constante en la obra de Amenábar, desde «Los otros» (2001) hasta «Regresión» (2015), pero en «El Cautivo» esta crítica alcanza una dimensión histórica y social más amplia. El director no se conforma con señalar las contradicciones del poder eclesiástico, sino que examina cómo estas contradicciones moldean la estructura social y psicológica de una época.

La España católica que presenta Amenábar se caracteriza por una rigidez moral que contrasta violentamente con la corrupción de sus instituciones; claramente vemos esta postura en «Ágora» (2009). Esta doble moral no solo afecta a los individuos, sino que permea toda la estructura social, creando un sistema donde la hipocresía se convierte en la norma. Cervantes, como observador privilegiado desde su condición de cautivo, adquiere una perspectiva externa que le permite desenmascarar estas contradicciones.
La genialidad de Amenábar radica en no presentar esta crítica como un juicio anacrónico desde nuestra perspectiva contemporánea, sino en mostrar cómo un hombre de su época podía llegar a estas conclusiones a través de la experiencia directa. El cautiverio se convierte así en una forma de exilio interior que permite la distancia crítica necesaria para cuestionar los fundamentos de la propia sociedad.
La Muerte como Maestra: La Obsesión Recurrente en Clave Cervantina
La muerte, esa obsesión central en toda la filmografía de Amenábar, encuentra en «El Cautivo» una nueva dimensión exploratoria. No se trata ya de la muerte como liberación («Mar adentro») o como revelación («Los otros»), sino de la muerte como maestra silenciosa que enseña el valor de la vida y de la libertad.
En el contexto del cautiverio argelino, la muerte se presenta como una posibilidad constante que paradójicamente intensifica la experiencia vital. Cervantes aprende a convivir con su propia mortalidad de una manera que trasciende el mero miedo, desarrollando una comprensión filosófica de la finitud que impregnará toda su obra posterior. La proximidad de la muerte no paraliza, sino que libera, permitiendo una exploración más audaz de las posibilidades existenciales.
Amenábar presenta esta relación con la muerte como formativa en el desarrollo artístico de Cervantes. El conocimiento íntimo de la fragilidad humana se convierte en la base de una compasión universal que caracterizará los grandes personajes cervantinos. Don Quijote y Sancho Panza, en esta lectura amenábariana, nacen de la comprensión profunda de la condición humana que solo puede adquirirse en los límites de la experiencia. Los cuales tienen que ver también con los mismos orígenes del director, que llega con su familia a temprana edad a España, escapando de la dictadura de Pinochet en Chile. Así lo hemos visto en sus obras anteriores:
En «Tesis» (1996): La muerte violenta como espectáculo y la fascinación morbosa pueden conectarse con el trauma de una generación que creció sabiendo de desapariciones y torturas. La cámara que registra la muerte como metáfora de una sociedad que documentó su propia brutalidad.
En «Los otros» (2001): Los muertos que no saben que están muertos reflejan esa experiencia chilena de una sociedad post-dictadura donde el pasado traumático permanece sin resolver, habitando el presente como fantasmas, lo cual hace un paralelismo con la obra literaria «La Casa de los Espíritus» de Isabel Allende.
En «Mar adentro» (2004): El derecho a una muerte digna versus la imposición del sufrimiento puede leerse como una reflexión sobre las vidas truncadas por la represión política – aquellos que no pudieron elegir su destino.
Ahora, en «El Cautivo»: El cautiverio de Cervantes como metáfora del exilio (su familia tuvo que huir de Chile), donde la distancia física permite la comprensión crítica de la propia sociedad.
El Cine como Espejo de la Condición Humana
«El Cautivo» representa la culminación de un proceso de maduración artística que ha llevado a Amenábar desde la experimentación formal de sus primeras obras hasta una reflexión profunda sobre el papel del arte en la sociedad. La elección de Cervantes como protagonista no es casual: en él confluyen todas las obsesiones temáticas del director, desde la exploración de los límites de la libertad hasta la función transformadora del arte.
La película funciona simultáneamente como biopic histórico, reflexión metacinematográfica y manifiesto artístico. Amenábar nos propone que el cine contemporáneo puede y debe asumir la función que antaño cumplía el juglar: cuestionar, provocar, consolar y, sobre todo, mantener viva la capacidad humana de imaginar mundos alternativos.
En última instancia, «El Cautivo» nos recuerda que el arte genuino surge frecuentemente de las experiencias límite, de los momentos en que las certezas se tambalean y se abren espacios para nuevas formas de comprender la realidad. Amenábar ha encontrado en Cervantes no solo un personaje fascinante, sino un espejo en el que reflejar su propia concepción del cine como herramienta de exploración de la condición humana.
La madurez del director le permite abordar diversos temas sin subterfugios en una obra cada vez más compleja sin caer en clichés, con elegancia y dejando claro lo evidente, sin mostrar lo que no es necesario. Planteándonos lo mismo que el film «Tesis»:
«Hay que darle al público lo que quiere ver»
¿Afirmación o Pregunta?
Dialoguemos, debatamos, compartamos.
QUEER AS CINEMA +:
«Donde cada película cuenta una revolución.»
Miquel Claudí-López
Comunicador Audiovisual
Periodista
@miquelclaudilopez
@enlaaceradeenfrente
@queerascinema
1 comentario en «Queer As Cinema + Alejandro Amenábar y el Paradigma Cervantino: »
Muy precisa y certera, ka autopsia hasta el punto de filigrana que hace Miquel de la última película de Alejandro Amenabar. celebró su descripción tanto de la atmósfera como del universo de Cervantes en el universo Amenabariano, (que adoro y sigo de hace años? y que me produce una ansiedad por ver esta peli YA!!! SALUT