Aprendiendo de las Emociones I

En esencia toda emoción constituye un impulso que nos moviliza a la acción.

La propia raíz etimológica de la palabra da cuenta de ello, pues en latín “moveré” significa moverse y el prefijo e denota un objetivo.

La emoción entonces, desde el plano semántico significa: movimiento hacia… y basta con observar a los animales o a los niños pequeños para encontrar las formas en      que las emociones los dirigen hacia una acción determinada, que puede ser huir, llorar o replegarse sobre sí mismos.

Cada uno de nosotros viene equipado con un programa de reacción automática o una serie de predisposiciones biológicas a la acción. Sin embargo, nuestras experiencias vitales y el medio en el cual nos hay tocado vivir irán moldeando con los años ese equipaje genético para definir nuestras respuestas y manifestaciones ante los estímulos emocionales que encontramos.

Las emociones son el conjunto de un proceso fisiológico que sucede en nuestro organismo.

El miedo, el enfado y la culpa, todos conocemos estas emociones, pero a veces sentirlas, nos asusta.

Si no aprendemos a manifestarlas intentaremos protegernos de ellas y con el tiempo, crearemos corazas emocionales. Es una trampa que nos hacemos a nosotros mismos, lo que al principio construimos como defensas al final nos impide expresarnos con libertad y disfrutar con naturalidad a todo lo que la vida nos ofrece.

Fotografía de Laura Escribá

Deshacer nuestros bloqueos

y abrirnos a las emociones

es la clave de una vida

y unas emociones más auténticas.

 Cuando reprimimos sistemáticamente las emociones, el cuerpo se inhibe en forma de bloqueos musculares y rigidez de movimientos.

Devolver la flexibilidad corporal nos permite liberar también las emociones.

No podemos eliminar las emociones, ellas son parte de nuestra propia biología; la forma en quenuestro cerebro percibe estos cambios, es lo que llamamos sentimientos o sensaciones.

Tratemos de comprender como opera nuestro cerebro con las emociones. En primer lugar, ha de producirse un estímulo exterior, este estímulo desencadena una emoción y luego la mente elabora un sentimiento.

Sentimos una emoción y luego elaboramos un sentimiento, éste puede ser el origen de la Consciencia.

Consciencia y sentimiento forman una espiral, en la que una configura a la otra y viceversa.

La consciencia está íntimamente vinculada a esta sensación inicial de no mismo y para tener sensación de uno mismo es necesario sentir su propio organismo y lo que cambia en él.

En nuestra sociedad todavía en algunos sectores se piensa que las emociones deben reprimirse y que no es bueno manifestarlas.

El objetivo de una buena educación es poder reconocer nuestras emociones y aprender a manifestarlas cuando es necesario sin dañar a las otras personas.

Por lo tanto las emociones son aprovechadas completamente, el problema específico detecta cuál es el camino que resuelve el problema detectado.

Cuando esto ocurre uno se concentra en la resolución del problema y le agradece a la emoción haber orientado la mirada en esa dirección.

Solemos creer que las emociones son el problema, que el miedo, el enojo, la culpa son los problemas que nos acosan Y NO ES ASÍ. Se convierten en problema cuando no sabemos cómo aprovechar la información que nos brinda, cuando no enredamos en ellas y nuestra IGNORANCIA EMOCIONAL las convierte en un problema más.

toa-heftiba-ZWKNDOjwito-unsplash

EL MIEDO

El miedo es la sensación de angustia que se produce ante la percepción de una amenaza, es una valiosa señal que indica una desproporción entre la amenaza que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla. Sin embargo, nuestra confusión e ignorancia la han convertido en una emoción negativa que debe ser eliminada.

Si quieres curar el miedo hay que introducir dos nociones: miedo funcional, y miedo disfuncional.

El segundo es aquel que angustia, inhibe, desorganiza y bloquea la posibilidad de aprendizaje.

Por el contrario, el primero, el miedo funcional es aquel cuya angustia es utilizada como señal que muestra una desproporción entre el peligro a que nos enfrentamos y los recursos de que disponemos y que además, pone en marcha la tarea de re equilibrar tal desproporción.

Curar el miedo es transformar el miedo disfuncional en miedo funcional.

Recuerda siempre que estamos constituidos por los dos aspectos.

Hay que tratar de familiarizarse con ellos a fin de reconocerlos en su vida diaria.

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