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AQUEL VERANO DEL 85.

Con la música de Opus, LIVE IS LIFE, unos jóvenes de espíritu contestarios que veranean en Galicia, se reencuentran tras dejar atrás un año de no muy buenas notas y donde el cambio de cromos de fútbol post mundial del 82, donde Buitragueño se cambiaba por tres Carrascos.

Veranos de Burmar Flash y de cortes de helado a 25 pesetas. Veranos de bicicletas, baños en el rio y guateques en casas de conocidos del pueblo, con música de la movida madrileña, de Depeche Mode y muchos otros. Veranos con los primeros bailes agarrados con las baladas de Scorpions.

Eso es lo que cuenta Dani de la Torre en su película LIFE IS LIVE, LA GRAN AVENTURA donde nos vemos reflejados, cuando pensábamos que siempre seriamos jóvenes.

Los cinco protagonistas han quedado la noche de San Juan, para pasar la noche en la colina y poder recolectar una flor, que según las leyendas cura cualquier enfermedad si se recolecta en el momento justo, para poder curar al padre de uno de ellos que está en coma y a uno de ellos que sufre un cáncer, para unirlos aún más en ese viaje. Una trama llena de (demasiadas) desgracias, cuando la música es alegre y optimista.

El hacer de Dani de la Torre, sufre en esta película, quizás por culpa del guion de Albert Espinosa, cuando se recuerda demasiado a películas como “Los Cinco”, “Los Goonies” o incluso a las series “Verano Azul” o “Cuéntame”, demasiada nostalgia para un film que intenta llegar al corazón de los que tenemos una edad, pero que se queda a medio camino de hacernos sentir esas emociones que vivimos en aquel verano del 85.

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