Chem/slamsex y el anhelo del alma
“El verdadero viaje psicodélico no está en la jeringa, sino en la capacidad de conectar con nosotros mismos y los demás sin necesidad de sustancias”. Sandee Lamotte Populares en círculos LGTBQ+ y Apps de citas chemsex/slamsex no son solamente un “problema de salud pública” sino un claro síntoma de sociedades que han perdido el equilibrio entre placer, conexión auténtica y propósito.
La psicología se encarga de abordar sus raíces traumáticas y la espiritualidad invita a cuestionar: ¿Buscamos erróneamente en las drogas aquello que el alma anhela?
Para quienes no escucharon los términos el chemsex [sexo químico] y su variante más extrema, el slamsex [uso intravenoso] son fenómenos emergentes que combinan el consumo de sustancias psicoactivas con la búsqueda de experiencias sexuales intensas. Estas prácticas plantean profundos interrogantes sobre la conexión humana, la evasión del dolor emocional y la búsqueda de trascendencia a través de estados alterados de conciencia.

Convertir el ritual de inyectarse en parte del erotismo, usar drogas como metanfetamina [Tina, nombre popular] o mefedrona que permiten escapar de la realidad, suprimir momentáneamente emociones dolorosas y crear una falsa sensación de control o euforia están bien lejos de la experiencia orgásmica que la sexualidad propone.
Paranoia, psicosis y dependencia química son subproductos usuales del consumo de metanfetamina. Al igual que la idealización de sexo grupal y sin condón por lo cual el chemsex se asocia con mayor riesgo de VIH/hepatitis C al compartir agujas y prácticas sin protección. Tamaño vacío existencial para considerar esto como una búsqueda de trascendencia en el marco de un enfoque espiritual como algunos quieren otorgarle al asegurar que se trata de una experiencia mística de unión cósmica y disolución egoica.
Pretenden compararlo con rituales ancestrales cuando mínimamente carecen de un marco ceremonial o intención terapéutica. Puedo otorgarle que es un anhelo espiritual mal dirigido y poco saludable si bien la búsqueda es la necesidad de pertenecer o sentirse vivo es más una respuesta desesperada a la soledad transitando conexiones intensas, pero efímeras que alejan cada vez más a la persona de propósitos curativos agravando sus síntomas.
Los efectos psicológicos y conductuales de estas prácticas son un aumento de la dependencia a las drogas, por lo tanto, agravamiento de la adicción física y psicológica; alteraciones en la percepción del placer con impacto en el sistema de recompensa cerebral; aislamiento social y deterioro de las relaciones fuera del entorno chem/slam; fuerte impacto negativo en la salud mental con notable aumento de ansiedad, depresión y riesgo de psicosis inducida por sustancias.

El bienestar está siempre en nuestras propias manos, somos responsables de cómo nos lo procuramos. El placer sexual intenso jamás debe estar ligado a riesgos para nuestros cuerpos o mentes. Explorar las innumerables alternativas sanas y consensuadas para disfrutar una intimidad profunda está hoy al alcance de todos. Y también es muy válido consultar a un especialista en sexualidad. Todo aquello que te aleje de ser vos nada tiene de espiritual o consciente. El sexo es el juego más divertido que Dios nos legó a los adultos responsables.
Respiración, sonidos, movimientos, exploración del cuerpo sin estar atado a metas o resultados y juego, mucho, mucho juego lo convierten en una actividad de profunda y exquisita comunicación íntima. No lo depreciemos.
Hagámoslo brillar siempre, tanto como brillamos nosotros.
Nos reencontramos en julio. Hasta entonces…
Que disfruten de Muy Buenas Noches y de los Días también.
Abrazo grande.