LA CIMA.
Este sábado llega a nuestros cines una película espectacular dirigida por Ibon Cormenzana y protagonizada por Patricia López Arnaiz, Javier Rey y la montaña Annapurna.
Una película que nos habla de superación, de promesas cumplidas y de solidaridad en sus 85 minutos de duración.
Hemos hablado sobre ella con su protagonista Patricia López Arnaiz y su director Ibon Cormenzana.
-Buenos días y gracias por aceptar la invitación de Brillantes Sensaciones, para hablarnos un poco de la película LA CIMA.
-Ibon y Patricia: Gracias a vosotros.
-A ver Ibon, ¿Cómo nace esta historia entre tres, Patricia, Javier y la montaña?
-Ibon Cormenzana: Pues nace por la necesidad de tener que explicar una experiencia que es, a la vez que llegas a una cima, uno se conecta con la vida. Yo tuve una experiencia similar que es estar allí arriba y pensar que no eres nada, pero a la vez formas parte de todo. Es muy difícil de explicar en palabras. Muchos alpinistas en grandes cimas han tenido esta experiencia y como en palabras no se puede explicar, en un momento dado pensé; intentémonos con imágenes para hacer sentir eso al espectador.
-Patricia, en la película muchas veces habláis con lenguaje de montañeros. ¿Has cogido información o te han asesorado montañeros para prepararte el papel de Ione?
-Patricia López Arnaiz: Sí, hemos tenido la suerte en la peli de tener la asesoría de Jordi Tosas, que es un profesional de la montaña. Alpinista con muchas experiencias en la montaña, en el Himalaya, en cimas, ocho miles y nos ha ayudado mucho en muchos aspectos, en lo técnico, a nivel físico, de cómo movernos, de cómo escalar, cómo utilizar el hornillo, cómo poner la inyección de… Dejémoslo en “La Dexa” (risas porque no le sale la palabra entera). Todas esas partes técnicas de cómo llevar los aparatos, como se utilizan, cómo es un rescate, cómo son los nudos, cómo tienes que arrastrar a un herido, etc. O sea, que Jordi ha sido la persona que nos ha asesorado y enseñado para darle el máximo realismo posible, dentro de la ficción. También nos enseñó cómo se vive toda esa experiencia a la hora de hacer cima. Cómo se enfrentan a la montaña, si piensan o no en la muerte, y sobre todo de toda la vivencia a nivel mental y emocional cuando te enfrentas a una montaña tan inmensa.
-Has hablado de la muerte. No haré spoiler, en la película no hay muertes, pero sí que hay una frase que me llamó mucho la atención y que es la siguiente:
“Quiero subir ahí para seguir viviendo”.
-Ibon Cormenzana: Sí… Eh…hay ahí una historia que es la superación de una gran pérdida y que ante esa pérdida ese personaje se queda bloqueado ante la vida y su manera de intentar superarlo es crearse un reto tan grande como la pérdida que ha tenido y ese reto es subir al Annapurna y se prepara para ello aunque sea un alpinista amateur, con la intención de conseguir ese reto que le vuelva a conectar a la vida, porque si no se ve incapaz de volver a vivir.
Esa aproximación, tan cercana a la muerte, es lo que a él le hace poder vivir.
-Patricia, ahora que Ibon no nos oye, ¿Qué te enamoró de este guion y de este personaje de Ione, que como espectador a lo primero es un poco borde, pero que con el tiempo acaba conquistando nuestros corazones?
Patricia López Arnaiz: Eso es fabuloso, muchas gracias, ya que esa era la intención… (Risas).
Bueno, pues lo que me encantó, para empezar, es hacer de alpinista, o sea, ¡es una cosa!… Lo mismo que me encantaría algún día hacer de bailarina. El alpinismo siempre me ha parecido muy interesante y más estas historias tan bestias sobre la gran montaña, es algo que me ha intrigado mucho siempre. Aparte a mí me encanta el monte y bueno no te llegan tantos personajes así con estas concreciones que muchas veces son más de mujeres normales que tienen relaciones y les pasan cosas, pero bueno, de repente al tener ese marco de alpinismo, ¿no? Y más de una tía deportista y física, esto me atraía mucho.
En cuanto al guion, pues me apetecía mucho explorar esta cosa del éxito y las sombras del éxito, que es algo que conocemos mucho, que pasa mucho en el deporte de élite, el sacrificio a unos niveles enormes y que acaban pagando un precio altísimo por buscar los objetivos y retos para tener un lugar dentro de la historia del deporte, que se acaba sacrificando algo de lo íntimo y de tu propia vida personal que tiene un precio; entonces explorar en la depresión de cómo va de la mano del éxito me parecía muy muy interesante.
Cuando leí el guion por primera vez me pegué una llorera tremenda…(Risas), porque realmente es muy conmovedor el desarrollo de la historia y me toca porque hay algo muy personal, aún no sé por qué, en historias como estas que me conmueven mucho.
-La montaña es un personaje más dentro de esta historia y rodar en exterior siempre es complicado. ¿Fue duro rodar en esa montaña?
-Ibon Cormenzana: Puse sí. La experiencia fue dura porque lógicamente la meteorología no nos apoyaba a los que estábamos haciendo la peli, pero sí que apoyaba a los personajes que estaban haciendo el papel. Era necesario estar pasando frío y estar en situaciones concretas difíciles, para que ellos entraran de forma natural en el personaje. Mi intención desde el principio fue hacer una película que fuera lo más cercana a la realidad y naturalista posible. Lógicamente, no podíamos subir nosotros al Annapurna, pero acercarnos el máximo posible para que ellos se sintieran de esa manera y no rodarla en un plató a 25 grados y luego poner vaho digital, con lo que intentamos que todo fuera lo más real posible dentro del rodaje.
-Ya para finalizar Patricia, ¿tienes alguna anécdota que se pueda contar del rodaje de la Cima?
-Patricia López Arnaiz: Hubo muchas anécdotas, pues yo supongo que la lluvia del Sáhara. Ese día precisamente yo estaba en Barcelona donde tenía que hacer otra cosa y me mandaron unas fotos que ponía: “No hemos podido rodar” y en las fotos la nieve era rosa. Parecía que tenía filtros sepia, pero no tenía filtros. Había llegado una tormenta del Sáhara, toda la nieve se había teñido de un color salmón, el cielo también y no se pudo rodar. Yo cuando volví a los dos días, que había vuelto a nevar y estaba todo blanco, pero que cuando andabas y levantabas el pie, salía el rosa de debajo, ya que era una movida porque tenías que buscar sitios vírgenes donde no hubiese pisadas y sobre todo donde no se viese el rosa.
Esa fue una, pero hubo mil. En ese aspecto, este rodaje fue una “aventura total”.
-De nuevo, gracias.
-Patricia, Ibon: A vosotros.