CONOCE ESTA PALABRA «GREENWASHNG»
Greenwashing, es un término en inglés («Green» significa «verde» + «washing» significa «lavado») es el término que se usa para describir el proceso de marketing engañoso que las empresas usan para ocultar sus prácticas industriales dañinas con el medio ambiente, haciendo creer que son mejores y más respetuosas con el planeta de lo que realmente son.
¿Por qué esta estrategia se ha convertido en algo común?
Estas prácticas abusivas a menudo están motivadas por el deseo de los minoristas y marcas de aumentar sus ventas. El objetivo es hacer creer al consumidor que el producto es ambientalmente responsable, sin dar pruebas de que es así.
Historia del Greenwashing
En 2007, se desarrolló un estudio de afirmaciones ambientales realizadas por las grandes empresas, con base en los resultados del estudio original se desarrollaron los siete pecados del lavado ecológico para ayudar a los consumidores a identificar productos que hacían afirmaciones ambientales engañosas.
¿Cómo saber si un producto es Greenwashing?
Principalmente, a través de la comunicación visual, donde es empleando términos o palabras sin un concepto o fundamento claro. El uso de productos reciclados también fue una de las técnicas más usadas por las marcas.
Por ejemplo: amigos del medioambiente, los «productos verdes», (se utiliza mucho en el campo de la limpieza o la cosmética) pero que, en su producción, contamina seriamente las aguas de ríos cercanos u ofrecen una imagen de salud perfecta (Cosmética), pero en realidad solo para el que los utiliza, porque para producirlos son necesarios grandes cantidades de componentes químicos que evidentemente contaminan.
Las 7 tácticas más usadas de Greenwashing:
- Compensación oculta: sugiere que un producto es ecológico en función de un conjunto de atributos, sin prestar atención a otras cuestiones ambientales importantes.

Claro ejemplo de esto son las empresas que resaltan los beneficios del poliéster reciclado sin mencionar el papel que tiene en nuestra salud y en los océanos donde se los comen los peces y pasan a nuestra cadena trófica cuando nosotros nos los comemos.
2. Pruebas no corroborada por información verificable de fácil acceso o por una certificación confiable de un tercero. Ejemplos comunes son los pañuelos faciales o los productos de papel higiénico que reclaman varios porcentajes de contenido reciclado.
3. Vaguedad: una afirmación que está tan mal definida “Todo es natural”. Un ejemplo. El arsénico, el uranio, el mercurio y el formaldehído son todos naturales y venenosos. Todo lo natural no es necesariamente verde.
4. Adorar etiquetas falsas: un producto que, a través de palabras o imágenes, da la impresión de estar respaldado de un tercero cuando no existe dicho respaldo.
5. Irrelevancia: una afirmación ambiental que puede ser veraz, pero no es importante o no es útil para los consumidores que buscan productos ambientalmente positivos. Por ejemplo, cuando las empresas usan publicidad tipo, no lleva bisfenol cuando este ya está prohibido por ley.
6. Del menor de dos males: una afirmación que puede ser cierta dentro de un aspecto del producto, pero que corre el riesgo de distraer al consumidor de los mayores impactos ambientales del conjunto. Un ejemplo serían los cigarrillos orgánicos.
7. Mentir: utilizar afirmaciones ambientales que son falsas. Los ejemplos más comunes son productos que afirman estar certificados o registrados y no ser cierto.

Conclusión – La nueva ley de trazabilidad y sostenibilidad aprobada en noviembre del año pasado mejorará la rendición de cuentas de las empresas ante el público, al obligarles a informar regularmente sobre el efecto de su actividad en las personas y el medio ambiente.
Se acabará de esta manera con el lavado de imagen verde que hacen algunas compañías.
El desarrollar una relación honesta es una prioridad que debería plantearse en beneficio de todos.
Identificarlas es útil y necesario para todos los que nos estamos transformando, paulatinamente, en consumidores responsables.