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EL DESPERTAR

Estamos viviendo unos tiempos difíciles y convulsos…

Hemos pasado una pandemia mundial, hay una guerra en Europa y afrontamos una crisis que no parece tener fin. Escribo este artículo desde la posición de considerarme un privilegiado a pesar de todo, soy funcionario con un sueldo fijo y a pesar de los problemas enumerados, si dios quiere, puedo saber que lo básico para vivir no me va a faltar.

Estos últimos días hemos visto un cambio en muchos sectores de nuestra sociedad y ojalá sea el principio de un nuevo comienzo y el despertar de una ciudadanía, que en mi opinión estaba aletargada y resignada a todas las adversidades que se han producido los últimos tiempos. Hace escasamente dos años, cuando empezó una pandemia de una envergadura inimaginable para nadie, sectores de nuestra sociedad fueron considerados héroes por el esfuerzo, riesgo y sacrificio que demostraron para poder sacar adelante una situación única en nuestra historia reciente. Pero me voy a centrar en dos sectores de los varios que hubo.

Los transportistas y el sector primario. Vivimos en una sociedad moderna, industrializada, globalizada, tecnológicamente desarrollada y acostumbrada a tener lo básico para vivir. Pero ese vaso de leche que tomas por la mañana, esa fruta que comes o cereales o la carne o pescado que consumimos a diario no salen de la nada ni llegan a nuestros hogares por arte de magia, requieren de un inmenso y duro trabajo de ganaderos, pescadores, labradores etc. que consiguen suministrar todo aquello que diariamente consumimos.

¿Y quien transporta eso?

Unos señores que llueva o haga sol, nieve o haya pandemia se pasan la mitad de su vida al mando de un vehículo en condiciones precarias con la responsabilidad de facilitarnos que todo lo que vemos en cualquier tienda, este a nuestro alcance.

¡Estos colectivos han dicho BASTA!!!

Basta de trabajar duro para no llegar a fin de mes, de estar machacados a impuestos y burocracia, a intermediarios, a la subida descontrolada de la luz, gas, butano y el combustible. Mi apoyo y solidaridad con esos obreros, «currantes» hombres y mujeres que solo quieren vivir dignamente con lo que trabajan y que son ahora machacados y vilipendiados.

Me da igual las siglas o ideologías, pero me produce vergüenza y asco que quienes nos dirigen escudado día en unas siglas que llevan la palabra OBRERO, o se llenan la boca de libertad, igualdad y democracia, desde sus caserones, desde sus vehículos oficiales y sus sueldos públicos desorbitados, ahora tengan la indignidad de calificarlos como lo están haciendo en vez de buscar soluciones y mirar de empatizar con su sufrimiento y desesperación y valorar a una población desesperada y acorralada a impuestos y recortes mientras viven rodeados de lujo y prebendas.

No sé si la culpa de todo es del Putin, de la pandemia o de lo que quieran justificar, pero desde luego si tengo claro que un pueblo harto, quemado y acosado por sus dirigentes es un pueblo que no tiene nada que perder.

¿Donde están los sindicatos de clase?

¿Los defensores del trabajador?

¿Donde están los gestores que deben velar por los ciudadanos y no enriquecerse a su costa?

¿Dónde está la decencia y la dignidad política?

¡¡¡Despertemos ya!!!

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1 comentario en «EL DESPERTAR»

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