EL PROFESOR DE ESGRIMA: HONOR Y DUELO EN LA FRANCIA DEL SIGLO XIX ENTREVISTA CON VINCENT PÉREZ
La nueva película de Vincent Pérez, El Profesor de Esgrima, nos transporta a finales del siglo XIX con una historia que entrelaza el honor, la política y la destreza en el combate. Inspirada en hechos reales, la cinta se erige como un estudio sobre el código de honor en una época convulsa, con ecos que resuenan en la actualidad.
Conocido por su versatilidad como actor, Vincent Pérez ha participado en grandes títulos del cine europeo. Su papel en Cyrano de Bergerac (1990) le otorgó reconocimiento internacional, al igual que su participación en La Reina Margot (1994) y Indochina (1992), películas clave del cine francés. También interpretó a El Cuervo en The Crow: City of Angels (1996) y ha trabajado en filmes como Fanfan la Tulipe (2003) y El Libertino (2000).
Como director, ha desarrollado un estilo marcado por la sensibilidad visual y la profundidad dramática. Entre sus obras se encuentran Peau d’Ange (2002) y Cartas de Berlín (2016), consolidándose como un cineasta interesado en relatos históricos con fuerte carga emocional.
Un Relato de Honor y Redención
La trama sigue a un maestro de esgrima atrapado entre su ética personal y la realidad de una sociedad en transformación. A través de duelos que van más allá del enfrentamiento físico, la película explora la lucha interna de su protagonista y la importancia de la reputación en un mundo que comienza a cambiar.
Pérez, además de dirigir, logra extraer interpretaciones memorables de su elenco. Roschdy Zem aporta una intensidad magnética a su personaje, mientras que Doria Tilier deslumbra con una actuación cargada de matices.

Uno de los aspectos más impresionantes de la película es la puesta en escena de los duelos. Inspirado en clásicos como Los Duelistas y Barry Lyndon, Pérez dota a cada enfrentamiento de un carácter único, utilizando diferentes armas para reflejar la evolución del conflicto. La cinematografía y la iluminación contribuyen a crear una atmósfera envolvente, con planos inspirados en pinturas históricas.
Más allá de la precisión histórica, El Profesor de Esgrima plantea cuestiones que siguen vigentes en la actualidad. La lucha por el honor, la manipulación de la información y el papel de la mujer en un mundo dominado por el poder masculino son temas que se abordan con sutileza pero sin perder fuerza.
Vincent Pérez entrega una obra elegante y poderosa, donde el rigor histórico se combina con una narrativa emocionante. El Profesor de Esgrima es una película que no solo recrea el pasado con maestría, sino que invita al espectador a reflexionar sobre el presente.
Entrevista con un Director y Actor: Vicent Pérez
PREGUNTA:
¿En qué momento de tu carrera decides que tienes que dirigir?
VICENT PERÉZ:
Me escapaba de lo cotidiano a través del dibujo o la fotografía, que ya son puestas en escena. Además, siempre he dirigido a compañeros en el teatro y he montado obras.
Todo esto ha formado parte de mi vida. Mi primer cortometraje lo hice después de una película, bastante pronto. Luego he hecho otros, aunque invertí mucho tiempo en convertirme en guionista. Tardé bastante, pero en mi mente siempre estuvo presente. Hoy en día, la escritura y el desarrollo de películas son parte de mi vida cotidiana, y es con lo que realmente disfruto.
El concepto del honor en la sociedad
P:.
Para usted, ¿Qué es el honor y cómo lo traslada a nuestra sociedad actual?

V.P.:
Es una pregunta interesante. Creo que la película existe precisamente para que nos cuestionemos eso. Me gusta cuando un filme te hace reflexionar sobre dónde estamos con respecto al honor.
Hoy en día, el honor es algo íntimo. Hay dos dimensiones: una personal, donde cada uno decide cuándo su honor se ve sacudido, cuándo nos sentimos agredidos en nuestra identidad y en nuestro espacio íntimo. Luego está la reputación, que está vinculada al honor. Actualmente, la reputación ha ocupado demasiado espacio en nuestra vida, creando un desequilibrio entre ambos conceptos. Es algo fascinante de analizar.
P:.-
Usted, que en los años 90 participó en tres de las películas históricas clave del cine francés, como Cyrano de Bergerac, La Reina Margot e Indochina, ¿cómo afronta el cine francés el género histórico?
V.P.:
No sé exactamente a qué se debe. Tal vez se deba al detalle y a la relación con la historia. En el caso de Indochina, las colonias forman parte de la historia de Francia.
En cuanto a Cyrano de Bergerac, es una obra maestra que cada vez que se representa en teatro es un éxito. La Reina Margot tuvo una dirección excepcional. Era un gran director de ópera y teatro, lo que aportó una potencia dramática impresionante a la película. Para mí, haber estado en esas producciones fue una suerte, y también un aprendizaje invaluable como actor y director.
P:.-
Su filme está ambientado a finales del siglo XIX, un periodo convulso, similar al actual en algunos aspectos. Hoy en día también vivimos cambios en la libertad de prensa y con revoluciones tecnológicas como Internet. Además, su película trata un tema muy actual, el papel de la mujer. ¿Cómo abordó estos paralelismos?
V.P.:
Cuando escribimos, tenemos las antenas puestas en el mundo que nos rodea. Al estudiar los hechos reales en los que se basa la película, nos damos cuenta de cómo se repiten ciertos ciclos históricos. Es importante que un filme de época cuestione el presente y que nos proyectemos en él.
Hoy en día, vivimos en un mundo incierto, con guerras y tecnologías cuyo impacto aún estamos descubriendo. También nos enfrentamos a la desinformación: los grandes periódicos han perdido autoridad frente a las noticias falsas. Nuestra percepción de la verdad se ha distorsionado.
P:.-
Hablando de duelos en el cine, su película me recuerda a Los duelistas, de Ridley Scott. ¿Fue una referencia para usted?

V.P.:
Por supuesto. Todos los que hacemos duelos en el cine conocemos esa película. Trabajé durante seis meses con William Hobbs, el maestro de armas de Los duelistas. Sin embargo, mi referencia principal fue Barry Lyndon de Kubrick, sobre todo en la estructura y la dramaturgia de los duelos.
Quería que cada enfrentamiento tuviera su propia identidad: tenemos cinco duelos en la película, cada uno con una dramatización distinta.
P:.-
Los duelos se llevan a cabo con tres armas diferentes: florete, pistola y sable. ¿Cómo llegó a esta decisión?
V.P.:
El florete es para entrenar, la espada es letal y el sable es el arma del militar. Era importante reflejar esta evolución en el combate. También quise mostrar al maestro de armas enfrentándose a un duelo con pistola, un arma que no domina. Esto lo hace vulnerable y añade tensión dramática.
P:.-
Sobre el reparto, Roschdy Zem es un actor impresionante. Pero me impactó mucho Doria Tilier. ¿Cómo elige a sus actores?
V.P.:
Busco actores con carisma y presencia. Roschdy tenía la intensidad y las cicatrices emocionales necesarias para su personaje. Doria Tilier, además de su talento, tenía un parecido físico con el personaje real en el que se basa.
Cada actor aporta algo distinto. Guillaume Galienne representa la intelectualidad, Damien Bonnard encarna a un personaje menos refinado, vinculado al nacimiento de la prensa sensacionalista. La prensa y los duelos estaban muy conectados en esa época.
P:.-
¿Un maestro de armas árabe?. ¿Fue un personaje real?
V.P.:
Sí, había un pacto franco-marroquí que promovía intercambios militares. Los grabados de la época muestran una fuerte presencia marroquí en las salas de armas, al igual que la influencia de los españoles. Era importante reflejar esta diversidad cultural y el control sobre el miedo en el duelo.
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