“En La Acera De En Frente”La Soledad Indeseada en el Colectivo LGTBIQ+:
Consecuencias, Peligros y Adicciones desde una Perspectiva Multidimensional (Parte 1)
¡Hola de nuevo a todas, todes y todos!
Aquí estamos en una nueva entrega de «En La Acera De En Frente», de Brillantes Sensaciones. La soledad indeseada representa uno de los desafíos más significativos enfrentados por el colectivo LGTBIQ+ en la sociedad contemporánea. Esta problemática trasciende la mera ausencia de compañía, configurándose como un fenómeno multifacético que impacta profundamente en la salud mental, física y social de las personas con diversidad sexual y de género. A diferencia de la soledad elegida o contemplativa, la soledad indeseada se caracteriza por ser una experiencia dolorosa y persistente que emerge de la desconexión social, el rechazo familiar, la discriminación estructural y la falta de espacios de pertenencia auténtica. Al no ser un tema fácil de llevar dividiremos este artículo en dos partes, invito a tod@s a comentar, participar y crear un diálogo sobre este tema.
Pero antes de entrar de lleno al tema de este mes, revisemos las efemérides de septiembre de nuestro colectivo:
– 23 de septiembre**: Día Internacional de la Bisexualidad
– La semana anterior al día 23, se celebra la semana de la conciencia bisexual en Estados Unidos.
– El mes de septiembre en Uruguay es el mes de la diversidad. Por una «sociedad plural en la que se reconozcan y valoren las diferentes formas de ser».
Continuando con el artículo, este examina las múltiples dimensiones de este fenómeno, analizando sus manifestaciones a través de diferentes variables etarias, físicas-estéticas, socioeconómicas y psicosociales, con especial atención a las consecuencias devastadoras que puede generar en términos de salud mental y conductas adictivas.
El Marco Conceptual: La Soledad como Fenómeno Específico en el Colectivo LGTBIQ+
La soledad indeseada en personas LGTBIQ+ presenta características distintivas que la diferencian de la experiencia general de aislamiento social. Esta especificidad radica en varios factores fundamentales: el proceso de autoaceptación y salida del armario, la experiencia de rechazo familiar y social, la discriminación institucional, y la búsqueda de comunidades de pertenencia auténtica.
La soledad minoritaria, concepto acuñado por diversos investigadores, describe la experiencia única de aislamiento que enfrentan las personas pertenecientes a minorías sexuales y de género. Esta forma de soledad se caracteriza por la dificultad de encontrar referentes identitarios, la ocultación de aspectos fundamentales de la identidad, y la constante vigilancia social que muchas personas LGTBIQ+ experimentan en espacios heteronormativos.
Hagamos un análisis por grupos etarios:

La Adolescencia y Juventud Temprana (13-25 años)
La adolescencia representa el período de mayor vulnerabilidad para la soledad indeseada en personas LGTBIQ+. Durante esta etapa, la construcción de la identidad sexual y de género coincide con una intensa necesidad de pertenencia y aceptación social. Los jóvenes LGTBIQ+ enfrentan múltiples factores de riesgo que intensifican la experiencia de soledad.
El proceso de autodescubrimiento sexual y de género frecuentemente ocurre en entornos educativos que carecen de representación diversa y políticas inclusivas. La ausencia de modelos positivos y la prevalencia del acoso escolar basado en orientación sexual o identidad de género contribuyen significativamente al aislamiento social. Estudios indican que los jóvenes LGTBIQ+ presentan tasas de depresión y ansiedad significativamente superiores a sus pares heterosexuales y cisgénero, siendo la soledad un factor mediador crucial.
La relación familiar constituye otro elemento determinante. El rechazo familiar, que afecta aproximadamente al 40% de los jóvenes LGTBIQ+, genera una forma particular de soledad caracterizada por la pérdida del núcleo de apoyo primario. Esta experiencia puede derivar en situaciones de calle, institucionalización o convivencia en entornos familiares hostiles, intensificando la sensación de aislamiento.
La Adultez Media (26-45 años)
En la adultez media, la soledad indeseada adquiere características relacionadas con las expectativas sociales de estabilidad relacional y profesional. Las personas LGTBIQ+ en esta etapa enfrentan desafíos específicos en el ámbito laboral, donde la discriminación puede limitar oportunidades de desarrollo profesional y generar aislamiento en el entorno de trabajo.

La formación de familias diversas presenta obstáculos adicionales. Las parejas del mismo sexo enfrentan barreras legales y sociales para la adopción, reproducción asistida o reconocimiento legal de sus relaciones, lo que puede generar sentimientos de exclusión social y soledad existencial. La presión social para conformarse a modelos familiares heteronormativos intensifica estas experiencias. Los cuales merman la idea de una identidad diferente, de formar relaciones diferentes a los modelos «tradicionales», dejando las relaciones poliamorosas, trieja o cualquier tipo de vínculos sexo-afectivos y de compromiso en cuestionamiento y prejuicios sociales.
La Adultez Mayor (46+ años)
La población LGTBIQ+ de mayor edad enfrenta una forma particular de soledad relacionada con la invisibilidad social y la falta de servicios especializados. Muchas personas mayores LGTBIQ+ han vivido gran parte de sus vidas en contextos de mayor discriminación social y legal, lo que puede haber limitado sus redes de apoyo y vínculos familiares.
El envejecimiento en soledad se ve agravado por la discriminación en servicios de salud y cuidado, donde muchas personas mayores LGTBIQ+ optan por ocultar su identidad para evitar maltrato, generando una forma de soledad existencial profunda. La viudez en parejas del mismo sexo frecuentemente carece de reconocimiento social, intensificando el proceso de duelo y aislamiento. Esto lo hemos visto mayoritariamente en vínculos laborales, donde la formación heteropatriarcal no solo marca la tendencia de «objetivos» sociales marcados a fuego como lo son las responsabilidades de tener hijos, hipotecas o una vida económicamente resuelta, con el consiguiente cliché de que los «gays» tienen dinero o simplemente viven de fines de semana de discotecas.
El Tabú de «Morir Solo»: El Miedo Existencial Más Profundo.

Uno de los aspectos más silenciados y dolorosos de la soledad indeseada en el colectivo LGTBIQ+ es el terror a morir en completo aislamiento. Este miedo trasciende la preocupación por la muerte en sí misma, centrándose en la angustia de no tener a nadie que acompañe los últimos momentos, que llore la pérdida, o que preserve la memoria de quien se va.
Para las personas LGTBIQ+ mayores, este temor se intensifica por múltiples factores: la ausencia de hijos biológicos (por imposibilidad legal histórica o decisión personal), el rechazo familiar que puede haberse extendido durante décadas, y la pérdida de parejas que no siempre son reconocidas socialmente como «familia real». Muchas personas gays, lesbianas y trans han construido «familias elegidas» que, con el tiempo, también pueden dispersarse por muertes, mudanzas o cambios vitales.
El miedo a morir solo se agudiza cuando se observa cómo las personas heterosexuales cuentan con redes de apoyo «automáticas»: hijos que cuidan, nueras o yernos que acompañan, nietos que visitan. Para muchas personas LGTBIQ+, estas redes deben construirse activamente y mantenerlas requiere un esfuerzo constante que no siempre es correspondido.
Esta angustia existencial puede generar decisiones vitales basadas en el pánico: permanecer en relaciones tóxicas por miedo a la soledad futura, acumular compulsivamente contactos superficiales, o incluso negar la propia identidad sexual para mantener vínculos familiares que proporcionen la ilusión de acompañamiento en la vejez.
La pandemia de COVID-19 intensificó este miedo cuando vimos a personas mayores LGTBIQ+ en residencias geriátricas muriendo completamente solas, sin la posibilidad de que sus «familias elegidas» los acompañaran, y en muchos casos, sin que el personal conociera siquiera la verdadera identidad de quien partía. y no olvidemos el VIH/SIDA junto a sus prejuicios, desconocimientos y estigmas años atrás (Que ha día de hoy es solo algo crónico pero los estigmas le siguen circundando).
Este tabú necesita ser verbalizado y abordado comunitariamente, no solo a nivel individual, porque representa uno de los motores más poderosos de la soledad indeseada y de las decisiones autodestructivas en nuestro colectivo.
Los Factores Físicos-Estéticos y su Impacto en la Soledad
La dimensión físico-estética representa un factor significativo en la experiencia de soledad dentro del colectivo LGTBIQ+, particularmente en comunidades donde los estándares de belleza y corporalidad ejercen una presión intensa sobre la autoestima y las relaciones sociales. La autoexigencia de gustar a los demás, una presión que se une a una sociedad mercantilista que pregona que lo que no tienes se compra, los impactos del look today sobredimensionado por las redes sociales y cánones de belleza expuestos en la publicidad, medios audiovisuales en general y asociados a la imagen de líder o ganador/ganadora.

Un detalle importante es la «Presión Estética en la Comunidad Gay Masculina»
La comunidad gay masculina frecuentemente enfrenta estándares estéticos rígidos que priorizan cuerpos musculosos, juventud y conformidad a ideales específicos de masculinidad. Estos estándares pueden generar exclusión social para personas que no se ajustan a estos criterios, creando experiencias de soledad basadas en la percepción corporal, junto a un síndrome de «Peter Pan».
La cultura de aplicaciones de citas y espacios sociales centrados en la apariencia física puede intensificar sentimientos de inadecuación y aislamiento social. Hombres gays mayores, con diversidad funcional, o que no se ajustan a estándares normativos de atractivo pueden experimentar formas particulares de exclusión social y aún ellos ser los mayores exponentes de esta discriminación por un querer ser y no poder ser.
En las Experiencias Trans y No Binarias
Las personas trans y no binarias enfrentan desafíos únicos relacionados con la corporalidad y la expresión de género. La disforia de género, combinada con la falta de acceso a tratamientos de afirmación de género, puede intensificar experiencias de desconexión corporal y social.
La transfobia social y la falta de espacios seguros para la expresión auténtica de la identidad de género contribuyen significativamente a la soledad. Las personas trans frecuentemente enfrentan procesos de transición social que implican la pérdida de vínculos familiares y sociales previos, generando períodos de profundo aislamiento.
Recuerda que este artículo no termina aquí, te invitamos al diálogo, tu opinión y crear un debate de estos temas siempre desde una discusión constructiva, respetuosa e inclusiva.
PD: Con Amor
Miquel Claudì-López
@miquelclaudilopez
@enlaaceradeenfrente
3 comentarios en «“En La Acera De En Frente”La Soledad Indeseada en el Colectivo LGTBIQ+: Consecuencias, Peligros y Adicciones desde una Perspectiva Multidimensional (Parte 1)»
He tenido el tiempo de leer todo el texto Muy INTERESANTE….
Me he quedado pensativo con todos los puntos que has tocado. En la adolescencia se sufre mucho cuando el adolescente no tiene educación detrás sobre lo que es ser gay, trans, etc. Se recibe mucho bullying y se trata de “diferente” a los chicos a temprana edad. Lo digo por experiencia propia… o pensar que nosotros mismos somos “raros”, aislarnos por no saber qué hacer ya que las familias no apoyan muchas veces.
Un tema que nos arropa a todos desde varios puntos de cada vida, excelente tema .