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PIEDRA A PIEDRA

Es enero y nos llenamos de ilusiones ante un nuevo ciclo social llamado año nuevo, felicidades a tod@s, bienvenid@s a una nueva aventura 2023. 

En las relaciones LGTB+, así como en las relaciones heterosexuales, existen las fracturas, las historias de desencuentros y los quiebres emocionales, divorcios, separaciones, etc. Sí, pero… Detrás del arcoíris también hay un mundo que no es tan feliz. 

Uno de los mitos que existen dentro (también fuera) de la comunidad es que las lesbianas mantienen relaciones eternas. Curiosamente, son los divorcios más frecuentes en los aspectos legales (o sea parejas que han celebrado el matrimonio y claramente en los países que el matrimonio igualitario está vigente legalmente), pero hablar de estadísticas y todo eso lo puede buscar a través de Google. Así que entraremos al tema que nos concierne. 

Las fracturas en las relaciones LGTB+, como en las relaciones hetero tienen los mismos ingredientes, pero entonces: 

¿Por qué hablar de estas como un objeto en particular? 

Porque existe un constructor social diferente. La mayoría de las personas LGTB+ hemos tenido que ser el/la “Diferente” de lo que se considera familia nuclear, casi tod@s venimos de familias heterosexuales y el sentimiento del “esto no se hace”, buscar la aceptación, el que no seamos castigados, no sufrir bullying, etc. nos marca. 

Bailamos constantemente con la soledad a edades tempranas, por no tener modelos a seguir o una estabilidad emocional dentro de un espacio que nos sintiéramos segur@s. 

Muchas veces nuestros pares en las mismas condiciones por autodefensa recurrían a las mismas herramientas: La burla, lo que llamamos bullying. 

Una sociedad hetero patriarcal represiva a sido caldo de cultivo para la violencia no solo física también verbal, que hoy en día en algunas sociedades se está rompiendo esta norma, pero lamentablemente no es lo habitual. 

Tenemos tantos adjetivos DESCALIFICATIVOS para llamar a alguien LGTB+ que ya me pierdo entre ellos. 

El buscar un semejante, más allá de todo, encontrar la relación que emocionalmente te haga vivir una revolución neuronal y claramente hormonal, somos humanos, nos interrelacionamos, nos hace construir ese proyecto de vida en común. 

Pero ¿Qué pasa cuando este se acaba? 

Sea por la razón que sea surgen las inseguridades, muchas sembradas en nuestros primeros períodos de la adolescencia, las cuales cuesta enfrentar por esa misma sensación de ser “diferentes”, fórmulas para heterosexuales, desde la literatura a la ficción audiovisual, tenemos por doquier, pero hace muy poco desde la literatura a lo audiovisual muestran un espejo de como se vive las relaciones del colectivo y como siempre, depende del contexto político-social-religioso. 

Cuando has creado esa imagen de tener una relación estable, que socialmente se es estable a ciertos estándares, edades y viene este quiebre ¿cómo se enfrenta? 

La madurez emocional no es algo que nuestra sociedad lleve por estandarte, todo lo contrario, los prejuicios están a la vuelta de la esquina. 

Comentarios del calibre: 

“pero si eran un ejemplo para otras parejas” o “Son lo único estable que en vuestra comunidad se ve”

Son lapidarios e innecesarios, te hacen sentir que eres un fracasad@. Porque al razonar vez que muchas veces el quiebre ya venía de antes, pero la presión social de mantener una relación lo más parecido a lo establecido hetero patriarcalmente, te hacen mantener relaciones nocivas que solo quedan bien en las redes sociales, pero la cara B está llena de soledad, angustia y perdida de identidad. 

Muchas veces una de las preguntas que después de vivir la experiencia aprendemos a hacernos, pero también hacer a ese otr@ u otr@s que componen la relación es simple, pero enfrentarnos a esta pregunta no lo es: 

¿Eres Feliz?, ¿Soy Feliz? 

La respuesta no la escondamos en el armario, cerremos el proceso y demos gracias por lo compartido, ya que tanto tú como l@ (l@s) involucrad@ (s) hemos vivido esto. 

No busquemos culpables, no busquemos víctimas y victimarios hasta aquí llegamos de forma voluntaria, sino fue de forma voluntaria, no es una relación, es más bien síndrome. 

La responsabilidad emocional depende de nosotros y no tengas miedo de pedir a parecer débil por sentir, solo se vive una vez (que sepamos) 

PD: Con Amor 

Miquel Claudì-López 

@miquelclaudilopez 

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3 comentarios en «EN LA ACERA DE ENFRENTE»

  1. Considero tratarse de un argumento muy interesante y muy poco analizado que cada vez se hace más actual y que amenudo incluso nosotros mismos tenemos escondido en nuestro cajón.
    Enhorabuena !!

    Responder

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