La primera gran Diva
El cineasta chileno Pablo Larraín completa su trilogía dedicada a las grandes figuras femeninas del siglo XX con un retrato intenso, delicado y dolido sobre la última semana de vida de la gran soprano, o la soprano absoluta como también se la conoce, María Callas; la primera gran diva del siglo pasado.
En María, que así se llama el nuevo trabajo de Larraín, el chileno se adentra con enorme respeto y pudor en la última semana de vida de la soprano en un comienzo elegante que ya nos da a entender las intenciones de lo que serán sus 123 minutos de metraje.
Y en ello ayuda su protagonista Angelina Jolie en el papel de la Callas y sobre todo en el maravilloso guion, escrito por Steven Knight, donde la realidad, el pasado y la ficción de lo que se imagina la Diva en sus últimos días es sencillamente maravilloso.

Otro de los sustentos de la película es su inmensa fotografía, que mezcla el color para mostrar el presente y el blanco y negro para mostrar los recuerdos y la imaginación de la Diva. También se muestra esa gran fotografía en los números operísticos y de canto de la Jolie.
Alrededor de esta figura, unos secundarios excelentes como Pierfrancesco Favino como el mayordomo fiel Ferrucio, Alba Rohrwacher como la fiel cocinera y criada Bruna o Haluk Bilginer en el papel de Aristóteles Onassis, el gran amor de María Callas o la aparición breve pero luminosa de Valeria Golino en el papel de su hermana Yakinthi.
Otro gran acierto de la película es su magnífico vestuario.
Planteada como una ópera en tres actos, con sus pertinentes obertura y epílogo, Larraín logra transitar por el abismo de la locura de María Callas cuando lleva cuatro años retirada de los escenarios y sucumbe a la soledad y la frustración en su apartamento parisino y en las grandes avenidas de “la ciudad de la luz”, París que ejerce como decorado inmenso de una ópera excelente.

María es en definitiva una sonata, una pieza musical bien construida que tiene momentos que recuerdan a grandes películas como “Senderos de Gloria”, “El crepúsculo de los dioses”, “Ciudadano Kane”; en su esquema, o algunas obras de Ingmar Bergman en esos momentos fantasmales de la película.
“La felicidad nunca ha producido una bella melodía”, dice en un momento dado Callas en la película, y de esa dialéctica entre la mujer y el mito surge esta película monumental.