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Llegó la adolescencia

Tengo hijo adolescente!

Desafían las normas que ponemos, se rebelan. Ya no quieren mimos, besos, abrazos nuestros en público. Prefieren salir con sus amigos y confiar a ellos sus cosas. Exigen respeto por su intimidad y privacidad, no aceptan nuestros consejos, a veces se aíslan. Revolución de hormonas y emociones, risas, llantos y enojos. Aparecen los ídolos, el amor platónico, la importancia de los pares, la pertenencia a los grupos, el romance y el desengaño, la atracción y deseo sexual.

La búsqueda de su identidad adulta y de su identidad sexual.

¡Llegó la adolescencia!

¿De qué se trata?

Es el desarrollo físico, mental y psicológico que constituye el pasaje de la niñez a la adultez, pasando primero por la pubertad. El cambio hormonal se manifiesta en la aparición de los caracteres sexuales secundarios, o sea, cambios físicos, psicológicos y fisiológicos que diferencian a ambos sexos. También, intervienen en la aparición del deseo sexual y la capacidad de procrear. A nivel psicológico, el adolescente debe adaptarse a su nuevo cuerpo e imagen corporal y nuevas sensaciones, al mismo tiempo que se dirige a la búsqueda de su nuevo yo, que tendrá que salir a conquistar un mundo más allá del conocido. Aparece así un sentimiento de invulnerabilidad, que conlleva, a veces, conductas de riesgo.

Es frecuente también la vivencia de incomprensión. Los padres ideales de la infancia comienzan a ser vistos de forma más real. Pasa a ser prioridad la identificación con los pares, los valores compartidos y forma propia de ver el mundo. Se trata de prepararse para culminar el proceso de separación/ individualización y sustitución del vínculo de dependencia con los padres. Como padres, los vemos dejar atrás la infancia y abrirse paso al mundo. Nuestros niños han crecido y van rumbo a la independencia del mundo adulto. A nivel mental, comienza a desarrollarse el pensamiento formal abstracto, que le permitirá reflexionar, argumentar y desarrollar la capacidad de abstraer conceptos más allá del mundo concreto. Así, van encontrando, sus puntos de vista, sus propios intereses, toman decisiones que van rumbo a crear su proyecto vocacional y de vida.

¿Cuáles son las etapas de la adolescencia?

Adolescencia temprana

Va desde la pubertad hasta los 13 años. En esta etapa transcurre el duelo por los padres de la infancia y por el cuerpo infantil. Comienzan a andar en grupo de pares, cobrando esta importancia respecto al grupo familiar. Adolescencia media: Transcurre entre los 14 y 16 años. La separación del núcleo familiar se hace más clara. Comienzan los enamoramientos, los romances y el interés en formar pareja.

Adolescencia tardía

Comprendida entre los 17 y 19 años. Se afianza en la búsqueda de relaciones de pareja. Al contrario de lo que pasa en las etapas anteriores, los conflictos familiares comienzan a ceder, ya que se tiene un sentido más crítico, disminuye el egocentrismo y crece la empatía.

¿Cómo afrontar los cambios psicológicos en la adolescencia de mi hijo?

Lo primero es integrar los cambios. O sea, comprender que nuestro hijo está transitando una crisis evolutiva y que la misma se caracteriza por cambios a nivel físico, psicológico y mental. Así, podremos tener paciencia y comprensión ante su inestabilidad emocional, rebeldía, egocentrismo, distancia hacia el núcleo familiar. Sigue siendo fundamental la puesta de límites razonables y valores que los encaminen hacia la autonomía responsable, aunque ellos parezcan no escuchar y rebelarse. Como padres y educadores es muy importante la puesta de límites, normas y valores, ya que ellos aún necesitan de nuestra guía. Una adecuada puesta de límites en esta etapa ayuda a que ellos aprendan a decir que sí y a decir que no.

De esta forma, puede prevenirse el consumo de sustancias, porque esta es una etapa de riesgo de adquirir adicciones, dado que aún no están bien establecidos los límites internos. También, fomentar la comunicación, sabiendo escuchar y permitiendo la expresión de coincidencias y diferencias, la expresión de emociones, siempre desde el afecto y el respeto mutuo. Delegar responsabilidades en el adolescente, él tiene que aprender el valor de las cosas, el respeto por el trabajo ajeno. También, cómo planificar, organizarse, administrar.

Espero haber podido trasmitir la importancia de que podamos acompañar y orientar el desarrollo madurativo, en esta etapa que es el tránsito hacia la adultez.

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