«LO QUE UNA VEZ DISFRUTAMOS, NUNCA LO PERDEMOS»
“Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos.”
Helen Keller
Los imaginarios pueden construir castillos inexistentes o destruir posibilidades. Manejarse con lo obvio de cada situación aligera la carga experiencial y convierte nuestros vínculos en saludables encuentros.
Si decidimos orientarnos al buen vivir, tendremos necesariamente que tomar una “buena escoba” y barrer nuestros pensamientos catastróficos, orientándolos al buen pensar.
Que es la base primaria del disfrute y nada tiene de negación.
Allí sumamos amor por el momento. Y ese es el trampolín para que otros canten “uno de mi calle ha visto alguien que es feliz”.
Seguramente los imaginarios ajenos creerán que es porque tienes una buena pareja, disponibilidad financiera, bajaste unos kilitos o estás medio pirucho.

No expliques, seguí irradiando buena vibra y contagia los entornos donde te encuentres.
Viví mejor y ahorra enfermedades. Hoy se sabe que un corazón compasivo emite frecuencias que transforman ambientes. El tóxico rechaza esto.
La vida como escuela. Reí que capaz ya fueron muchos años de dramas innecesarios, imaginados o reales.
El sufrimiento siempre está fuera del hoy. El dolor puede perfectamente convivir con la alegría.
El mañana se cimienta y se “cementa” sobre tu alegría y esperanza de tú ahora.
Es casi una responsabilidad social sembrar esperanza en este mundo en caos creativo que busca nuevas formas de ser.
El opuesto del amor es el miedo. Y muchas veces nos paraliza el sentir.
Tengamos el coraje de enrostrar nuestros temores para ponernos disponibles para amar.
A reír y laborar. Simple no sencillo. No naciste para sencilleces.
¡Vamos que vamos a brillar intenso!
Nos encontramos en abril para compartir buenas sensaciones.