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¡ME ABURRO!

Esta época que nos ha tocado vivir, de inestabilidad y de cambios improvisados: confinamientos rápidos, cuarentenas que se alargan por culpa de un virus demasiado contagioso, hacen que los niños y las niñas pasen más tiempo en casa, mucho más del que están acostumbrados. Es verdad que ocupan parte de su tiempo con el “telecole” pero y luego, ¿qué? Nos hemos acostumbrando a ocupar todo el tiempo. A hacer mil y una actividades, extraescolares, excursiones, talleres, fiestas… y cuando la situación nos hace parar, se nos cae la casa encima, ¡se nos hace un mundo!

Pensamos que debemos ocuparles su tiempo, creemos que lo mejor es que estén entretenidos y también necesitamos que lo estén. Todo aquél que haya hecho teletrabajo con lxs niñxs en casa sabe lo complicado que es compaginarlo todo.

Siempre me he considerado (y me han considerado) una persona muy activa, dinámica, inquieta. Siempre buscando o encontrando planes interesantes, montando actividades, organizando mi calendario con visitas, quedadas… La pandemia me dio un gran palo, pero también un increíble aprendizaje. Mis hijas me dieron una lección. Llevábamos varios días confinados, los primeros días hicimos de todo: juegos, teatros, actividades físicas, bailes, manualidades, recetas de cocina, experimentos…

Un día no me encontraba bien y descansaba en el sofá, sintiéndome “culpable” de no estar ese tiempo jugando o haciendo algo con ellas. Ellas, en el suelo, jugaban tranquilamente construyendo con legos, lo estaban pasando bien, pero yo en ese momento pensé que se estaban perdiendo de hacer otras muchas cosas afuera y les comenté: ¿si pudiéramos salir qué os gustaría hacer? Y ellas contestaron: ¡estamos bien, mama. ¡No querríamos salir porque ya estamos jugando y nos lo estamos pasando súper! Y, además, una de ellas añadió: ¿sabes mamá se está muy bien en pijama, tranquilitos en casa, sin hacer nada!

Esa frase me dejó en shock. Me removió todo y me hizo reflexionar. Mis hijas necesitaban momentos de estar tranquilas, de jugar solas, de tener tiempo de no hacer nada, de aburrirse, de desconectar, de conectar y conectarse y yo las llenaba a actividades. Siempre digo que he tenido mucha suerte de tener 3 niñas que se llevan bastante bien (siempre hay pequeñas cosas) y se entretienen mucho. Por suerte tienen mucha imaginación y les encanta jugar a ser, se montan unas películas increíbles y se pasan horas entretenidas y ese ya es ¡un plan genial!

Como siempre, la teoría es más fácil que la práctica así que siempre he tenido claro que la infancia necesita aburrirse, necesita tener tiempo para crear, inventar, dar rienda a su imaginación y ese tiempo y espacio lo ofrezco, lo promuevo y respeto como maestra, pero como madre no podía evitar querer tener entretenidas a mis hijas con la intención de llenarlas de experiencias y recuerdos bonitos. Y sí, es maravilloso hacer cosas juntos, disfrutar de tiempo compartido, de momentos únicos, especiales. Porque el tiempo que les dediquemos y las experiencias que les proporcionemos son una inversión de relación futura y son vínculo y beneficio presente. Pero no siempre se puede y tampoco debemos estresarnos planificando y ocupando todo el tiempo porque entonces, cuando algo de esto falla, cuando no podemos estar por ellos como lo hacíamos llega la tan temida frase: ¡Me aburro! Y entonces nos salta la alarma, qué hago, ¿cómo le entretengo? No tengo tiempo, ahora no puedo… y nos sentimos mal.

La lectura es una llave mágica pues nos abre puertas a mundos distintos, a grandes aventuras a historias maravillosas, pero no todxs están tan motivadxs.

Los dispositivos electrónicos pueden parecer un gran aliado pues lxs peques pueden pasarse horas delante de las pantallas sin quejarse, pero si lo pensamos bien, en este caso no es una inversión, es una pérdida de tiempo además de suponer otros perjuicios. Se pierden jugar manipulando, experimentando, se pierden los ratos de pensar, organizar, decidir a qué juego, consensuar normas… Se pierde la oportunidad de buscar alternativas, de tener que crear historias, juegos, entretenimientos… Se pierden los momentos de conversación y se pierden también y, sobre todo, la espontaneidad, la creatividad y la imaginación. Justamente habilidades y capacidades propias de estas primeras etapas.

Así que os animo a darles tiempo libre, tiempo para aburrirse, ofrecerles juegos que fomenten la creatividad e imaginación, porque si éstas están dormidas, despertarán y será muy beneficioso. Y, si os dicen me aburro pensad en positivo, ¡una oportunidad para encontrarse con su creatividad!

Laura González

Lecturas­_paraelalma_kids

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11 comentarios en «¡ME ABURRO!»

  1. Me lo acabo de leer y la verdad es que me ha gustado bastante, un articulo que te hace reflexionar y yo en este caso he aprendido cosas que en un futuro me pueden ir bastante bien. Un articulo muy interesante

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  2. Una reflexión muy necesaria:
    Para acompañar a l infancia hay que dejarla ser, y para eso se necesita tiempo no anclado a nada concreto. Gracias por dar voz a las necesidades de la infancia!👏🏻👏🏻👏🏻

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  3. Me ha encantado este artículo, y no podía estar más de acuerdo, es momento de que se aburran y se active esa imaginación que sólo ellos poseen.

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  4. Yo soy así, tal cuál cuando escribo y cuando hablo. No sé ser de otra manera, me baso en mis experiencias y reflexiones. Muchas gracias por tus palabras 😉

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