NO HAY VUELTA ATRÁS

Antes el problema no era querer, era saber decir adiós. 

Pero cuando aprendí a perdonar y a dejar ir al miedo, todo cambió y no hubo nunca vuelta atrás. 

Me he enamorado de crecer, evolucionar, estudiar, cambiar, mejorar, superar, ganar potencial, progresar, conectar, avanzar, aprender y conocer. 

Se podría decir que es una adicción la que ha abrazado estos verbos y ¡no hay vuelta atrás!

Establecer metas para cumplirlas y poder buscar nuevos objetivos. 

Ponerme a prueba, ver de lo que soy capaz, retarme, competir contra mi yo del pasado, derrapar en vez de caer, sonreírle al sol y a la vida, volar sin mirar abajo, hacerlo con miedo, repetirme a mí misma que no; ¡no hay vuelta atrás!

También fallar, equivocarme, caer para levantarme, romperme para reconstruirme, darme cuenta de lo que hago mal, y darme cuenta de que puedo cambiarlo, escapar, alejarme y hacer falta antes que quedarme sin importar ni encajar, vencer a mis demonios, irme del infierno sin comprar el billete de vuelta, porque ¡no hay vuelta atrás!

Aceptar, escuchar, enseñar, soltar, descansar, pero sin pausar, procesar, pintar los planes de mi futuro, parar un minuto y respirar, crear amistad con el presente, estabilizar, disfrutar, marcar huella en donde pise, silenciar la negatividad, estar en paz y buscar el equilibrio.

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja un comentario