Queer As Cinema + “Espejos de Realidad y Resistencia” El Chemsex desde la perspectiva Audiovisual

Queer As Cinema + “Espejos de Realidad y Resistencia” El Chemsex desde la perspectiva Audiovisual

Bienvenid@s a una nueva edición de Queer As Cinema +, un espacio donde el audiovisualismo se convierte en el lienzo más poderoso para retratar las complejidades de la existencia contemporánea. El arte audiovisual —ya sea en teatro, cine o series— trasciende la mera representación; se transforma en un espejo que refleja las más profundas verdades sociales, desafiando narrativas establecidas y visibilizando realidades frecuentemente silenciadas.

Hemos sido testigos de una transformación radical en los contenidos audiovisuales. Cada obra se ha convertido en un manifiesto vivo, un documento que captura no solo las experiencias del colectivo LGTBIQ+, sino también los pulsos sociales que atraviesan nuestra contemporaneidad. La ficción y el documental se entrelazan para construir narraciones que son, al mismo tiempo, denuncia, celebración y resistencia.

El “chemsex” (combinación de «chemical» y «sex») es el uso de drogas psicoactivas para potenciar y prolongar las relaciones sexuales, una práctica especialmente asociada con comunidades LGBTIQ+, aunque no exclusivamente. Se trata de un fenómeno con importantes implicaciones de salud pública, ya que aumenta el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS), sobredosis y problemas de salud mental.

En esta ocasión, nos sumergimos en «El Gé», una pieza teatral protagonizada por Avelino Piedad, que promete ser un nuevo capítulo en esta cartografía de representaciones diversas. Antes de adentrarnos en la entrevista, os invitamos a un recorrido por algunas obras audiovisuales que continúan expandiendo los límites de la representación y la comprensión.

Chemsex en la TV y el Cine

En los últimos años, el chemsex ha comenzado a aparecer en la representación audiovisual, aunque sigue siendo un tema relativamente poco explorado. Algunas producciones que lo abordan incluyen:

Documental «Chemsex» (2015)

Dirigido por William Fairman y Max Gogarty, ofrece un retrato crudo del impacto de esta práctica en la comunidad gay de Londres.

«It’s a Sin» (2021)

Aunque no se centra en el chemsex, la serie de Russell T Davies toca el tema del consumo de drogas en contextos sexuales dentro de la crisis del VIH/SIDA.

«Euphoria» (2019-2022)

Aunque no aborda el chemsex en un contexto LGBTQ+ específico, muestra el uso de drogas en entornos sexuales y la adicción, lo que se cruza con algunos de los riesgos asociados a esta práctica.

«Party Monster» (2003)

Basada en hechos reales, muestra el consumo de drogas dentro del mundo de la fiesta y el sexo, con paralelismos con el chemsex.

“Yo, Adicto” (2024)

La serie es una adaptación autobiográfica en la que Javier Giner narra su propia lucha contra la adicción, con especial énfasis en el chemsex y sus consecuencias. A diferencia de otras ficciones sobre drogas, esta producción ofrece un enfoque intimista, crudo y realista, mostrando cómo el chemsex puede convertirse en una espiral destructiva de consumo y autodestrucción.

En la serie Yo, Adicto, nos adentramos en un relato profundamente necesario dentro de la representación del chemsex y las adicciones, que va más allá de mostrar solo el consumo de sustancias. A través de la historia del protagonista, interpretado por Oriol Pla, la serie ofrece una mirada íntima sobre los factores emocionales y sociales que impulsan este comportamiento. Se exploran las complejidades de las relaciones humanas, el vacío emocional y la búsqueda de identidad, destacando cómo el chemsex puede ser un escape ante la soledad y el dolor psicológico. Este enfoque permite comprender no solo los efectos físicos del consumo, sino también la carga emocional y el impacto social que lo acompañan. Por eso destacamos:

Realismo crudo: La serie muestra cómo el chemsex puede convertirse en una espiral de autodestrucción, donde las drogas y el sexo se fusionan en una experiencia adictiva.

Salud mental y trauma: No se limita a mostrar el consumo, sino que explora el vacío emocional y la necesidad de evasión que muchas personas encuentran en esta práctica.

Visibilización y prevención: A diferencia de otras representaciones más sensacionalistas, «Yo, Adicto» ofrece una mirada íntima y reflexiva, ayudando a romper tabúes sobre el tema.

Impacto en la comunidad LGBTQ+: Como en muchas historias de chemsex, se muestra cómo esta práctica afecta de manera específica a ciertos sectores de la comunidad, vinculándose con el estigma, la soledad y la necesidad de conexión.

Proceso de recuperación: La historia no solo se centra en la caída, sino también en la lucha por salir del círculo vicioso, destacando la importancia de la terapia y el apoyo social.

Chemsex en el Teatro

El fenómeno del chemsex ha comenzado a ganar visibilidad en diferentes formas de expresión artística, incluido el teatro. En este contexto, varias obras han abordado tanto el uso de drogas en entornos sexuales como sus efectos en las personas y en la sociedad.

«5 Guys Chillin«de Peter Darney.

una obra británica basada en testimonios reales. Esta obra se centra en un grupo de hombres que se reúnen para practicar chemsex, exponiendo las dinámicas de poder, vulnerabilidad y despersonalización que pueden surgir en estos encuentros. A través de sus personajes, la obra nos ofrece una visión cruda y honesta sobre los efectos del chemsex, desde la conexión emocional hasta las consecuencias físicas y psicológicas que genera.

“El Gé” de Emma de Martino

Un hombre “Paco” (Avelino Piedad). Un apartamento sin ventanas. Treinta horas de viaje interior. El tiempo se desvanece, los límites se difuminan y la realidad se convierte en un caleidoscopio de sensaciones. Nuestro protagonista se encuentra en una encrucijada: confrontar su dolor o seguir huyendo. La línea entre la autodestrucción y la supervivencia se vuelve cada vez más delgada. Un monólogo desgarrador que explora el mundo del chemsex, donde los encuentros sexuales se mezclan con sustancias, donde el amor se busca en los rincones más oscuros de la existencia. El público no será un mero observador, sino un testigo íntimo de un viaje al límite de la experiencia humana.

Entrevista a Avelino Piedad Protagonista de “El Gé”

MQL: Nombre, fecha de nacimiento y profesión.

Avelino: Avelino (Jesús) Piedad, nacido el 18 de julio de 1987. Actor, aunque mi trayectoria profesional ha sido diversa. De pequeño apuntaba a una vocación artística. Estudié Biología, carrera que me gustó, pero a mitad de la carrera comencé a bailar. Terminé la licenciatura e hice un máster para ser profesor. Sin embargo, mi verdadera pasión era ser bailarín. Finalmente, ingresé en la Escuela de Arte Dramático (ESAD) de Sevilla, donde comprendí dos cosas fundamentales:

1. Quiero ser actor.

2. La actuación me permitió encontrarme con mi yo emocional, resolver factores personales y psicológicos, reconciliarme conmigo mismo y conectar con mi yo más profundo y humano a través de mi cuerpo.

En este camino, tuve la fortuna de contar con el maestro Fernando Piernas.

MQL: ¿Qué bagaje tienes antes de «El Gé»?

Avelino: He participado en obras como:

 «El Jovencito Frankenstein”, «La Función Que Sale Mal”, «En Tierra Extraña», dirigida por Juan Carlos Rubio, ”La Comedia de los Errores»

MQL: ¿Cómo llegas a «El Gé»?

Avelino: A través de mi pareja, quien estaba desarrollando la idea inicial. Evolucionamos del concepto al guión. Al principio, no me veía interpretando el personaje, pero al leer el texto, encajé inmediatamente. Como todo estaba en pausa por la pandemia, fuimos desarrollando el proyecto poco a poco, y así nació esta aventura.

MQL: ¿Qué crees que ha sido el desencadenante de todo este fenómeno?

Avelino:La pandemia contribuyó exponencialmente. Al no existir espacios de ocio por el COVID-19, el chemsex comenzó a desarrollarse como una subcultura más fuerte dentro del colectivo. El confinamiento nos redujo a nuestras casas y, ante la falta de opciones, el chemsex se convirtió en una alternativa prevalente de ocio.

MQL: ¿Cómo consideras que surge este fenómeno?

Avelino: Parte inicialmente del círculo heterosexual y se traslada al colectivo LGTBIQ+, como muchas de las adicciones ya arraigadas en el comportamiento masculino, ahora potenciadas entre dos hombres. Presenta varios alicientes: Pareja anónima, Sexo sin compromiso, Salidas de fiesta y “Ser efectivo”. Si a esto le sumas la intimidad de un piso, las redes sociales y sustancias que permiten permanecer horas juntos, resulta en entretenimiento y evasión. Además, muchas relaciones físico-afectivas solo se mantienen en este contexto debido a la carga de estigmas sociales, la necesidad de pertenencia, permanencia y ser reconocido como igual.

MQL: ¿A qué te refieres con «ser reconocido como igual»?

Avelino: Dentro del mismo colectivo homosexual masculino existe discriminación, con conductas heredadas del heteropatriarcado. Muchas personas evitan mantener contacto visual. En el cruising, el encuentro es anónimo y el vinculo es superficial, cosa que no mala, pero no permite mucho sentirse reconocido por el otro como igual. En cambio, en el chemsex se mantiene la mirada. La pérdida de inhibición provocada por las drogas permite ser visto y reconocido como igual.

Existe una doble denominación en el hombre homosexual:

Gay: Pertenece al sistema heteropatriarcal, realiza una performance de masculinidad y solo se vincula con quienes están dentro de los mismos parámetros.

Marica: No oculta su pluma, no encaja en el sistema. De hecho, el sistema lo expulsa y, a base de golpes, aprende que ya no tiene nada que perder.

MQL: ¿La promiscuidad?

Avelino: Tiene mucho estigma. La verdad es que se folla poco, mal y con mucho dolor (no solo físico). Existen dos tipos de personas: la puta que lo cuenta y la puta que no lo cuenta.

MQL: La experiencia con el público

Avelino: Ha ido mutando, es un cambio en esta foto fija. En un principio, el público era solo masculino. En la parte del texto donde digo «Ha doblado», la gente se reía. Hoy ha cambiado: vienen más mujeres y mucho personal sanitario. Precisamente en el momento de «Ha doblado» se produce un silencio.

MQL: ¿Por qué crees que se genera ese silencio?

Avelino: El feminismo y la conciencia del consentimiento ha hecho que la gente cambie su criterio y sea más consciente. También se ha derribado el concepto de «Esa cosa que hacen los gais», poniendo sobre la mesa que el consumo de drogas es un tema global y social.

MQL: ¿Qué falta ante este tema a nivel político y social?

Avelino: Sobra. Esa es la cuestión: una política meramente castigadora a nivel social, ejecutivo y policial. Una visión que solo piensa en sustancias y demoniza a quienes las consumen, siempre desde un aspecto punitivo.

Lo que falta son:

  • Recursos sanitarios y sociales
  • Acompañamiento
  • Planes de prevención de riesgos
  • Políticas que no sean solo responsabilidad de las ONG’s del colectivo LGTBIQ+
  • Prevención de daños que no sean consideradas por sectores moralistas como «un curso de cómo drogarse»

Hay que separar consumo de narcotráfico.

MQL: ¿Qué le pedirías al mundo audiovisual con respecto al chemsex?

Avelino: Espacios de debate profundo en prime time, con expertos que hablen desde una posición tranquila y bien formada. No necesitamos «gallinas» que presumen de saber de todo y no son expertas en nada.

MQL: ¿A las redes sociales?

Avelino: Que dejen de intentar quedar bien con todo el mundo según lo que monetizan. Que muestren la realidad por muy dura que sea. Sobra hipocresía sobre el sexo en la sociedad. Necesitamos hablar del sexo en entornos seguros e informados.

Es hora de:

  • Terminar con los mitos perpetuados.
  • Prevenir violaciones, dejaciones, tocamientos, maltratos tanto físicos y psicológicos.
  • Promover una educación sexual integral en todos los ámbitos.

MQL: ¿En la religión?

Avelino: Todo lo relacionado con el sexo, el cuerpo y sus fluidos es considerado un horror.

Llorar, escupir, salivar, oler, el pelo… todo “nos recuerda al cuerpo”, por eso de que nos hace la referencia que nos vamos a morir y el cuerpo es un ente vivo. Lo queremos como algo representado (En carteles preciosos, en esculturas, etc.) Pero no como algo vivo que por tanto se va a morir… Claramente se mantiene este miedo al tema principal tabú: la muerte. Es tiempo de dejar de tener miedo a vivir, de estar constantemente asustado por el castigo.

MQL: Muchas gracias por esta entrevista y te vemos próximamente en el teatro.

Miquel Claudí-López

@miquelclaudilopez

@queerascinema

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