Raymond Carver y la melancolía mística
Creo que tengo que hablar de Carver, de lo que significa para mí, de cómo sigue marcándome cada vez que leo uno de sus cuentos, o de sus ensayos (Nunca leí su poesía y la verdad temo hacerlo). Pero Carver con la prosa es un maestro, un tipo que sabe perfectamente como organizar y escoger las palabras para ir tejiendo una trama de la que uno no se puede escapar.
Aun así, si alguien me preguntara que hace a Carver tan especial, me vería en problemas, no son sus temas, que, por demás, son sumamente minúsculos y cotidianos… quizás demasiado cotidianos. ¿Será que es eso? ¿La cotidianidad de sus situaciones? Yo diría que quizás tenga algo que ver, pero que allí no radica su esencia, pienso que hay algo en su forma de organizar las palabras, de construir sus personajes que trascienden todos los cánones y denominaciones.

Hay, en sus cuentos, un elemento que quizás podría atreverme a llamar místico. ¡Pero insisto! No es directamente por los temas que trata, creo que lo que quiero decir es que en la extrema simpleza con la que narra está la profundidad, está la armonía y la belleza de su obra, el increíble magnetismo con que te atrapa, la facilidad con que te pone en un estado sumamente espiritual, melancólico y contemplativo.
Cuando leo Carver el mundo con sus constantes paradojas es mucho más agradable, sus palabras me alejan de cualquier intento de acercarme a mecanismos de evasión como el alcohol o el tabaco.
Carver produce con sus palabras un estado auténtico de bienestar psíquico y corporal que es difícil de explicar, pero que para mí es tan verdadero como cualquier otra senda de iluminación.
Mientras escribía esto pensé que mis palabras podrían ser algo exageradas, pero realmente Carver invoca en mí fuerzas que pocos autores (muy pocos) logran.

Esto no deja de ser curioso porque Carver no es el tipo de escritor que suelo leer, el tipo de literatura que más me importa; pero no deja de sorprenderme una y otra vez, con o sin la mano de Gordon Lish (Tema complejo que podría ocupar un texto entero).
Quizás deba dejar de tenerle miedo a la poesía de Carver, pues sus cuentos no son solo misteriosos, nostálgicos y bellos, también son profundamente poéticos, puede ser que ahí radique el inmenso poder al que me someto cada vez que abro uno de sus libros.
Si alguno de ustedes lo lee, y logra desentrañar su misterio, por favor no dude en comunicármelo.
Recomiendo toda su obra, pero «Catedral», o «De qué hablamos cuando hablamos de amor», podrían ser un buen comienzo.
Por Carlos Andrés Rojas – angra980@hotmail.com
1 comentario en «Raymond Carver y la melancolía mística»
Sensible y delicado texto. Que fascinante poder sentir en las letras lo que te ha impactado este autor. Excelente escrito, mil gracias por compartirlo.