REALISMO MÁGICO
Este fin de semana llegan a nuestros cines varias películas muy recomendables.
Para los fans de la gran Isabelle Huppert, llega “Un blanco fácil”, basada en un hecho real. Los que son fan de ese cine independiente latinoamericano, llega la primera parte de “Trenque Lauquen” dirigida por la argentina Laura Citarella y que atrapa al espectador desde el minuto uno, o para los amantes de los documentales, “Mujeres olvidadas” que nos hablan de esas mujeres que lucharon durante la guerra civil, para conservar sus derechos ganados durante la república y que el régimen de Franco borró de la historia.
Pero de la que os quiero hablar hoy es de “Alma Viva”, el debut en la dirección de la portuguesa Cristèle Alves Meira.
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Una pequeña obra, delicada pero atractiva, que tiene el cuidado de cumplir con su cometido sobrenatural firmemente basado en el realismo observacional.
Uno de los grandes pilares de esta película, es comprobar como en Portugal ha prendido la conjugación entre la mirada infantil y la vida rural Nos muestra la vida de Salomé, una excelente Lua Michel —habrá que apuntar su nombre para seguirle la pista artística—, que cómo cada verano regresa desde Francia al pueblo familiar enclavado en los montes portugueses.
Salomé disfruta del verano junto a sus primos y tíos, pero también junto a su abuela, que le enseña todos los secretos para ponerse en contacto con los espíritus que aún deambulan por nuestro mundo, sin que hayan podido traspasar aún hacía el más allá.
Este largometraje, de 88 minutos, nos muestra también los trapos sucios del ser humano, cuando se pelean por la herencia, cuando falta el pegamento que une a todos los miembros de la familia. Alma Viva es casi una película redonda, ya que tiene momentos mágicos, dramáticos y cómicos.
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El guion es muy berlanguiano, como si detrás de esta idea estuviera el bueno de Rafael Azcona. Va ganando con los minutos en interés y atractivo, rozando el cine fantástico, mostrando costumbres cristianas, pero también tradiciones paganas que siguen presentes en muchas culturas.
La película se llevó el premio Pilar Miró a la mejor dirección novel en el pasado festival de cine de Valladolid (SEMINCI).