SECRETOS FAMILIARES
“De eso no se habla…
” Existen secretos en muchas familias.
Dependen, muchas veces, de las creencias y la cultura de la época en que surgieron. Son una solución adaptativa para poder sobrellevar y proteger a la familia de algo que resulta inadmisible. Se realiza a través de un pacto de silencio, de lealtad entre uno o varios miembros que ocultan información acerca de otros familiares, o de situaciones vividas con dolor, culpa, como vergonzosas y que forman parte de la novela familiar, por ejemplo:
suicidios, adicciones, abortos, temas relacionados con la sexualidad, patologías psiquiátricas, adopciones, cárcel, infidelidades, abusos, etc.
Esta información, que fue considerada inaceptable y prohibida en su momento, es ocultada, por medio de una alianza, a otros miembros de la familia a quienes se excluye del conocimiento de la verdad.
Su objetivo es mantener la familia idealizada, el respeto, la imagen a los ojos del mundo exterior y frente a los miembros que no conocen lo sucedido.
Estos secretos se presienten, pero al ser invisibles y no dichos, no pueden abordarse ni elaborarse de forma natural.
Se muestran a través del lenguaje que va más allá de lo verbal: silencios, gestos, evitaciones, exclusiones, miedos, enojos, conductas, prejuicios, etc.
Si aquello que el sistema familiar no pudo digerir, lo tapamos y lo escondemos, no se resuelve, ni se le quita su connotación negativa y acaba siendo una carga, que seguirá presente en la vida familiar, aunque de forma camuflada.
A través de las generaciones, bisabuelos, abuelos, padres, nos transmiten sus vivencias y experiencias. Somos hijos de sus historias, de lo que han vivido y estas, definen parte de lo que somos y de nuestra identidad.
Lo que no expresa una generación, se termina expresando en las siguientes. Estos secretos familiares surgen de la creencia de que, de lo que no se habla y se oculta, NO EXISTE.
Aunque, por el contrario, se genera malestar psicológico y sufrimiento y, por tanto, el secreto se convierte en síntoma, aparentemente desconectado, de su origen. El síntoma es la clave que puede llevarnos a estos secretos, para elaborarlos y, por lo tanto, superarlos.
Mantener el secreto genera un gasto energético, que es vivido por el resto de la familia que lo desconoce, como incoherencia de algunos hechos, emociones que no se explican, tensión en la comunicación, que no circula de forma natural y espontánea en el resto de la familia que desconoce. Aparece entonces el síntoma, porque el secreto, de alguna forma, sale a la luz en las generaciones posteriores.
Es importante conocer esas historias transgeneracionales para comprendernos, para interpretar muchos de nuestros sentimientos, emociones, pensamientos y conductas.
Cómo se manifiestan los síntomas de un secreto familiar:
•Repetición y fracaso en vínculos estrechos (pareja, padres-hijos, hermanos). Se repite la misma historia, el mismo conflicto. También, puede repetirse el conflicto en relación con el dinero, emigración, estilos de vida, exclusión de algún miembro.
A través de la repetición, se intenta resolver el conflicto, reparar el daño. La repetición se da generación tras generación o en la vida de la persona.
• Somatizaciones. Ansiedad, depresión, adicciones, enfermedades varias.
• Imposibilidad de encontrar proyecto de vida propio. Porque se vive una historia que no es nuestra. Se trata de reparar algo que no generamos nosotros, sino nuestros ancestros que lo han trasmitido sin resolver.
• Miedos irracionales.
• Dificultades de aprendizaje en niños, en retener y procesar la información.