Soltar, dejar ir o abandonar: cómo diferenciarlos en la vida cotidiana

Soltar, dejar ir o abandonar: cómo diferenciarlos en la vida cotidiana

Imagina que llevas una mochila llena de piedras. Cada piedra representa una emoción, una relación, un sueño que ya no te sirve o que te pesa demasiado. Caminar así es agotador.

Seguramente has escuchado frases como:

  • “Suéltalo.”
  • “Déjalo ir.”
  • “Ya no cargues con eso.”

Pero, ¿sabemos realmente qué significan? Muchas personas me dicen: “todo el mundo habla de soltar, pero yo no sé cómo hacerlo”. A veces creen que soltar es abandonar o que dejar ir significa olvidar. Esa confusión hace que sigamos cargando con lo que nos agota: relaciones que no fluyen, emociones que pesan y situaciones que drenan nuestra energía.

Para liberarnos de verdad, necesitamos aprender a distinguir tres acciones que, aunque parecidas, tienen efectos muy distintos: soltar, dejar ir y abandonar.

¿Qué significa realmente soltar, dejar ir y abandonar?

Soltar es liberar la carga que nos ata a algo o alguien. No significa dejar de amar ni cortar vínculos; es dejar ir el peso del control, de la expectativa y de la necesidad de que todo sea como queremos.

Sigo cuidando, sigo amando, sigo soñando… pero dejo de aferrarme con dolor.

Dejar ir es un paso distinto. Es reconocer que algo ya cumplió su ciclo y abrir espacio a lo nuevo. Puede ser una relación, un trabajo o una creencia. Aquí hay un movimiento consciente de despedida, desde la aceptación, no desde la resistencia.

Abandonar, en cambio, es soltar desde la huida, desde el miedo o desde no querer enfrentar lo que toca vivir. Abandonar suele dejar un vacío y asuntos pendientes que después regresan de otra manera.

Ejemplos prácticos en la vida cotidiana

En el trabajo:

  • Soltar: dejo de cargar con la idea de que debo demostrar todo el tiempo que valgo.
  • Dejar ir: renuncio porque ese empleo ya no me aporta y busco un nuevo rumbo.
  • Abandonar: me voy sin avisar ni cerrar etapas.

En una relación:

  • Soltar: dejo de querer cambiar al otro y lo acepto tal como es.
  • Dejar ir: reconozco que la relación ya no nos hace bien y tomo distancia.
  • Abandonar: me alejo bruscamente, sin comunicar lo que siento.

En un sueño personal:

  • Soltar: dejar de exigirme que todo sea perfecto y disfrutar del proceso.
  • Dejar ir: entiendo que ese sueño ya no está alineado conmigo y creo uno nuevo.
  • Abandonar: dejo de intentarlo por miedo al fracaso.

La intención lo es todo

  • Soltar: confío y libero la carga.
  • Dejar ir: cierro un ciclo conscientemente.
  • Abandonar: huyo por miedo sin resolver lo pendiente.

Cuando entendemos estas diferencias, descubrimos que soltar no nos quita nada; al contrario, nos devuelve libertad, espacio y ligereza.

  • Soltar es un acto de confianza y amor hacia la vida.
  • Dejar ir es un cierre necesario cuando algo ya terminó.
  • Abandonar es escapar antes de tiempo.

Reflexión personal

Te invito a preguntarte:

  • ¿Qué estás cargando en tu vida que podrías soltar para sentirte más libre?
  • ¿Qué etapa pide ser dejada ir para abrir espacio a lo nuevo?
  • ¿En qué lugar quizá has abandonado por miedo y todavía sientes esa herida pendiente?

Hazte estas preguntas con honestidad y cariño. Recuerda: soltar no significa perder, sino recuperar tu propio equilibrio y bienestar emocional.

Gracias por acompañarme hasta este punto. Si estas palabras resonaron contigo, te invito a volver cuando lo necesites o a explorar más en: yudithtechera.com.En próximos artículos profundizaré primero en cómo aprender a soltar paso a paso, con ejemplos y ejercicios prácticos que puedas aplicar en tu vida diaria, y luego exploraremos cómo dejar ir de manera consciente. Así podrás ir liberando tus cargas de manera gradual, con claridad y desde la paz interior.

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja un comentario