¿Tu porqué lo cambia todo?

«Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.» – Friedrich Nietzsche

Esta cita ha sido repetida, versionada y resignificada por millones de personas en todo el mundo. Nietzsche, a través de una frase sencilla pero profundamente existencial, nos recuerda algo esencial: el sentido de la vida no se encuentra, se construye. Y cuando lo hacemos, se convierte en la base que sostiene nuestra existencia, incluso en medio del dolor, la incertidumbre o el caos.

No en vano, esta frase fue rescatada, reinterpretada y amplificada por Viktor Frankl, psiquiatra austriaco y fundador de la Logoterapia. Frankl no solo la citó en su obra más conocida, «El hombre en busca de sentido», sino que la vivió en carne propia durante su reclusión en los campos de concentración nazis. Desde esa experiencia extrema, logró transformar el sufrimiento en una vía para iluminar la vida de millones, incluyendo la mía.

Frankl comprendió que, más allá del placer (Freud) o del poder (Adler), lo que realmente mueve al ser humano es la búsqueda de sentido. Lo reafirmó una y otra vez: el ser humano no puede sobrevivir mucho tiempo sin un porqué.

Hoy, casi 80 años después, estas palabras siguen resonando con fuerza. Más aún en un mundo atravesado por crisis múltiples: climáticas, tecnológicas, sociales, personales. Vivimos en una realidad que muchos denominan «mundo BANI» (Brittle, Anxious, Non-linear, Incomprehensible), un entorno quebradizo, ansioso, no lineal e incomprensible. En este escenario, la necesidad de reconectar con nuestro propósito se vuelve urgente y transformadora.

Eso sí, es importante tener en cuenta que su filosofía no está exenta de controversia y polémica en algunos aspectos, y puede resultar incómoda para algunos, ya que no necesariamente es la única perspectiva válida para abordar estos temas, aunque en mi caso, siempre me ha gustado y ha servido para anteponerme y superar las múltiples adversidades a lo largo de mi vida, tanto en operaciones militares clandestinas, como en el mundo empresarial.

El por qué como ancla y brújula

Encontrar tu porque no es un acto mágico ni una revelación espontánea. Es un proceso de búsqueda, exploración y honestidad radical. Es mirarte al espejo, sin máscaras, y preguntarte:

¿Qué me mueve de verdad?

¿Por qué hago lo que hago?

¿Qué quiero aportar al mundo?

El porqué no siempre es ruidoso. A veces es un susurro que aparece en medio del silencio. Otras veces se manifiesta como una incomodidad persistente, una inquietud que no desaparece hasta que la miras de frente. No tiene que ser épico ni heroico. Basta con que sea auténtico.

Cuando conectamos con ese porqué, lo cotidiano cambia de textura. Las tareas se resignifican. Las decisiones se vuelven más coherentes. Y, sobre todo, las dificultades se viven desde otro lugar. El cómo puede ser duro, sí, pero el porqué da fuerza, claridad y dirección.

En la filosofía existencial, la cuestión del sentido de la vida y la búsqueda de la felicidad es una de las más fundamentales. Para muchos autores, como Viktor Frankl, Martin Buber y Alfried Längle, por seguir las «tríadas» y tan sólo mencionar a tres, la vida adquiere sentido cuando se dota de un propósito, un porqué que dé significado a nuestra existencia. Es en esta búsqueda donde podemos encontrar obstáculos que nos impidan vivir plenamente y encontrar la felicidad.

El sentido como antídoto contra el vacío

Frankl lo explicaba con contundencia: el vacío existencial es una de las grandes pandemias de nuestro tiempo. Un vacío que no se llena con cosas, sino con sentido. Muchas personas tienen todo lo que necesitan para vivir, pero no saben para qué viven. Ese es el núcleo del burnout, de las adicciones, de la apatía y del cinismo contemporáneo.

Frente a ello, el sentido no es una solución mágica, pero sí es una vía profundamente humana y poderosa. Porque cuando algo tiene sentido, todo cambia: el dolor se transforma, el esfuerzo se justifica, y la esperanza aparece, incluso en los escenarios más oscuros.

Y aunque el sentido es personal, no es egoísta. Un porqué auténtico suele estar enraizado en algo mayor que uno mismo: el cuidado, el amor, la contribución, la trascendencia. No se trata de buscar respuestas perfectas, sino de formular preguntas más sinceras.

Es importante recordar que la filosofía existencial no es una verdad única e inmutable, sino una herramienta para explorar nuestra existencia y encontrar un camino propio hacia la realización personal y la felicidad. Cada autor tiene su propia perspectiva y es nuestra tarea como individuos reflexionar sobre su obra y determinar si su enfoque es útil para nuestras propias vidas.

La filosofía existencial nos ofrece una variedad de enfoques y herramientas para enfrentar los obstáculos que encontramos en nuestra búsqueda de un sentido de la vida y la felicidad. A través del diálogo existencial y la reflexión autocrítica, algo que hago todos los días con quienes asisten y participan en mis coloquios reflexivos, participativos y autoevaluativos en formato de diálogo existencial, podemos explorar estas perspectivas y encontrar una forma de vivir más plenamente y alcanzar nuestra mejor vida.

¿Cómo encontrar tu por que?

No hay un único camino, pero aquí comparto algunas preguntas que pueden ayudarte a iniciar el viaje:

  • ¿Qué momentos de tu vida te han hecho sentir más vivo o viva?
  • ¿Qué tipo de situaciones te conmueven o te indignan profundamente?
  • ¿Qué actividades podrías hacer por horas sin cansarte, aunque no te pagaran por ello?
  • ¿Qué valoras por encima de todo?
  • ¿Qué legado te gustaría dejar?

Estas preguntas no buscan respuestas inmediatas. Son una invitación a detenerte, a escucharte, a conectar contigo desde un lugar más honesto. A veces, el porqué aparece cuando dejamos de buscarlo desesperadamente y empezamos a vivir con más presencia y coherencia.

Acompañar el sentido en otros

Como ex MARINE de reconocimiento y coach de alto impacto y alto rendimiento en entornos internacionales e interculturales durante muchos años en comunicación, liderazgo, trabajo en equipo y resolución de conflictos, he tenido la oportunidad de trabajar con líderes militares y empresariales en todo el mundo.

En mi trabajo como Counselor en Logoterapia y Análisis Existencial, he observado cómo la gestión empresarial y la formación de directivos se ven cada vez más influenciadas por la falta de propósito y valores, al igual que la búsqueda de sentido, de la verdad y de su propia humanidad en un mundo cada vez más digitalizado.

Y también he visto lo contrario: personas que viven en automático, que acumulan éxitos vacíos, que se queman por dentro, aunque brillen por fuera. Por eso creo que uno de los mayores actos de liderazgo hoy es ayudar a otros a conectar con su por qué. Desde el ejemplo, desde la escucha, desde el respeto.

¿Y si este fuera el momento de reconectar?

No necesitas una crisis para empezar a preguntarte por qué haces lo que haces. Pero si estás atravesando una, puede ser una gran oportunidad. A veces, el porqué aparece cuando todo lo demás parece desmoronarse. Porque justo ahí, en medio del caos, emerge lo que verdaderamente importa.

Quizá este sea tu momento. El de volver al centro. El de recordar por qué empezaste. El de soltar lo que ya no tiene sentido y recuperar lo que sí.

Y si sientes que necesitas acompañamiento en este proceso, estoy aquí para eso.

El cómo puede ser duro, sí. Pero el porqué da fuerza, claridad y dirección...

Semper Fidelis, Ber

Será un honor acompañarte en tu camino hacia una vida más coherente, significativa y auténtica. Te invito a mis encuentros semanales o a un proceso personalizado de reconexión con tu sentido vital.

Más información por mensaje privado.

Un fuerte abrazo y nos vemos «dentro»…

En el próximo artículo exploraremos cómo tu por qué se transforma en un para qué… y en un para quién. Porque saber hacia dónde vas está bien, pero saber para quién lo haces, lo cambia todo…

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