UN GRAN DEBUT TRAS LA CÁMARA
La actriz Itsaso Arana, se lanza a dirigir en una ópera prima donde se rodea de amigas para presentarnos un trabajo con preocupaciones, alegrías a través de la mirada de cinco actrices mientras se preparan para una obra de teatro.
“Las chicas están bien”, se estrena en nuestros cines y hemos podido hablar con su directora y actriz.
- B.S.: ¿Cómo ha sido ese paso de dar el salto detrás de las cámaras?
- Itsaso Arana: Ha sido bastante apasionante, ya que siempre digo que ha sido una película que es un atrevimiento.
- Si lo hubiera pensado dos veces, seguramente no la habría hecho. Saque el impulso profundo de querer retratar a Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro, que aparte de amigas, son grandes actrices, chicas a las que admiro y tenía ganas de estar rodeada de un grupo de chicas.
- B.S.: La película sucede, durante ese momento que hay entre los actores y directores, de cómo conviven en los ensayos entre ellos, antes de enseñar al público el producto final.
- I.A.: Sí, la película trata de cosas universales que nos preocupa, poco originales cómo el amor, la orfandad, la familia, la amistad entre mujeres, la maternidad, la actuación, el linaje femenino, la muerte, etc.y lo digo a mucha honra, sin ningún tipo de tapujos. Hay un montón de temas de la condición humana, pero que se tratan con ligereza. La película se acerca más hacia un cuento de verano con su parte documental y ficcional, donde las protagonistas se llaman igual que las actrices, donde cada una se ha prestado, muy generosamente, exponiendo sus experiencias de vida y jugando dentro del telón para realizar este retrato.
- B.S.: El film ensaya una obra de teatro que va sobre el cuento de Hans Christian Andersen, titulado “La princesa y el guisante”. ¿Por qué este cuento?
- I.A.: Ese cuento siempre me ha fascinado desde niña, pero de esa fascinación que una siente cuando eres muy pequeña. Una mezcla de inquietud, tiniebla, fascinante y no entendía el cuento, pero al mismo tiempo me llamaba la atención y se quedó dentro de mí reverberando. Cuando la escritora Vivian Gornick lo trae a colación en su libro “La mujer singular y la ciudad” y vuelve a hablar de él y dice que le había inquietado, hasta que un día entiende el cuento y se da cuenta de que la princesa no busca al príncipe, sino que busca al guisante aquello me despertó y dije claro, ¡Esa es la cuestión!, este guisante que llevo notando debajo de veinte colchones, es una especie de insatisfacción que me hería, que nos hería a esas personas que intentan hacer de la vida algo bonito, que intenta crear cosas, puede ser una creación para poder sobrevivir en esta industria tan difícil, en este mundo y puedo usarlo a favor. Esto es lo que reivindica la película en sí, que podemos superar dificultades y generar cosas muy bonitas. Una fuerza que nace desde la fragilidad.
- B.S.: No quiero hacer espóiler, pero separas en las habitaciones a Bárbara e Irene y a Itziar y Helena. ¿Estaba pensado el separar a las dos actrices con más recorrido actoral, de las dos que comienzan ahora a despuntar?
- I.A.: Sí. En realidad, aproveché lo que ellas ya traían en la mochila. Bárbara e Irene son grandes amigas y tienen como una especie de hermandad, mientras que bonito es ver a las otras dos actrices que llegan con sus miedos, inquietudes y que apenas se conocen, con sus impurezas, ingenuidad e inseguridades, que se están conociendo, mientras durante la película todo se va horizontalizando y se crea un grupo. Para mí era muy importante explicar esa falta de jerarquía y clasismo que hay en nuestra profesión, pero que creo que, si nosotras dejamos de practicar, podemos llegar a cambiar esto.
- B.S.: Cuando salí del pase para la prensa de “Las chicas están bien”, había comentarios de que era una película muy femenina, yo pienso que es una película universal y que no tendríamos que poner etiquetas.
- I.A.: Pues ojalá, evidentemente todo son elecciones políticas. No es una elección a la liguera de hacer una película que se titula “Las chicas están bien”, con cinco protagonistas femeninas, que habla de sobre la amistad femenina, que el único personaje masculino que cuando llega, que es como el príncipe despistado, que no cambia la trama, no son decisiones tomadas a la liguera. Pero me hace gracia que a veces que las cosas son femeninas solo porque solo hay mujeres y no decimos cine masculino o tetósteronico cuando está realizado solo por hombres. Para mí está bien que pueda el público poder escuchar a estas amigas, ya que para mí es un cine humano que nos atañe a todos, todas o todes, sin necesidad de tener que poner etiquetas.
- B.S.: Volvemos a tu trabajo como directora. Tú también eres protagonista. ¿Es más difícil que te dirija? O ¿es más difícil dirigir?
- I.A.: (Risas) Qué bonita pregunta. Depende la directora o director. A mí me encanta actuar y entrar en las ideas y universos de otras personas, pero depende mucho de quién guie el barco, el nivel de placer que puedes sentir cuando estás interpretando. Yo no entiendo la interpretación cómo no sea entregándote del todo. No siempre es fácil y muchas veces estás muy vendida. A ese nivel sí que me afané para crear un ambiente muy bueno de trabajo y ser muy respetuosa con los materiales que se estaban transparentando y entender que era un puesto de mucha exposición, eso logré hacerlo entender también a ellas, y me inventé ese lugar entre detrás y delante de la cámara, para poder seguir escribiendo dentro del plano. Creo que eso es algo muy vibrante para la película.
- B.S.: Es una película muy veraniega, ya que sucede durante el verano donde el molino, el pueblo donde se desarrolla la historia, está celebrando las fiestas de la virgen de agosto. Lástima que se esté acabando el verano, pero es una película para ver en cualquier época del año y recuperar en otoño o invierno, si no la hemos podido ver ahora. —
- I.A.: Ojalá se cumpla lo que dices. La idea era estrenarla con este calor, porque sí que hay algo de idea de recoger el verano. El verano nos da la oportunidad de hablar, de recordar, de que el verano hace que el tiempo se extienda y te da esa oportunidad de conocernos y hacernos mejores.
- B.S.: Muchas gracias por tu tiempo, Itsaso y hasta pronto. Vengo del mundo del teatro y te deseo “mucha mierda” con la película.
- I.A.: Qué sorpresa que vengas del mundo teatral.
Muchas gracias a ti Jordi y a vuestra revista.
Nos vemos pronto y para sofocar este calor, al cine a ver “Las chicas están bien”.