UNA LECCIÓN DE CINE
Parece que los directores de cine de una generación, están empeñados en enseñarnos en la gran pantalla porque se decidieron por hacer cine y que cine ha influido en sus vidas. Nos pasó con “Dolor y Gloria” de Pedro Almodóvar, con “Belfast” de Kenneth Branagh y ahora nos llega “Los Fabelman” de Steven Spielberg, pero hay una diferencia, esta película se acerca más a la maravillosa “Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore, que a las anteriormente citadas.
Hay una cosa que es una constante en el cine de Steven Spielberg, y no es otra cosa que la separación, ya que parece que la de sus padres fue lo que más le influyó en su adolescencia.
Este último trabajo es muy personal que parece que lleva tiempo cocinándose, que firma junto al guionista Tony Kushner con el que ya ha firmado cuatro guiones impresionantes en su filmografía como son “Múnich”, “Lincoln” y “West Side Story”.
Combinando elementos de ficción con experiencias de niñez y juventud, “Los Fabelman”, al igual que la reciente “Babylon” es un sentido homenaje al arte de crear, producir y ver películas, donde la aparición del tío abuelo de su protagonista será clave en el desarrollo de entender la vida artística de esa familia.
Steven Spielberg, como un funambulista, camina por un fino alambre para no caer en la ñoñería de algunas de sus películas, para que el espectador no decaiga durante sus 151 minutos, donde va metiendo elementos que podría haber sacado mucho más jugo a ciertos personajes, como el del tío abuelo o el de Mónica, personajes que bien se merecen un biopic. O esos momentos de bulling por parte del protagonista por el hecho de ser judío, pero el director no quiere profundizar en el melodrama.
Mezclando momentos de humor con momentos dramáticos de forma extraordinaria, “Los Fabelman” es sin duda alguna el mejor estreno de la semana, donde ver a David Lynch hacer de John Ford, ya vale la pena haber pagado la entrada del cine.
Una película llena de guiños a grandes películas que han marcado la vida de una generación de cinéfilos.
Los actores principales están geniales, encabezados por Michelle Williams y Paul Dano en los papeles de los padres y un extraordinario Gabriel LaBelle en el papel de Sammy Fabelman.