AUTORRETRATO, NO NOS ENGAÑEMOS.
Podríamos pensar que el fenómeno autorretrato es un género nuevo, pero, lo que sí es actualmente un fenómeno, es la forma de utilizarlo. Al contrario de lo que pueda parecer, podemos observar que, a lo largo de la Historia del Arte, prácticamente todo artista ya sean pintores, escultores, fotógrafos…, se han aproximado mediante sus obras a la exploración del SER, de su propio SER.
Como curiosidad os doy un dato sobre historia del autorretrato; el primer retrato de la historia fue en realidad un autorretrato, que data del 1839 y realizado por Robert Cornelius. Bien es cierto que, a partir de las primeras décadas del siglo XXI, el auge del autorretrato tiene más que ver con una representación narcisista de la sociedad.
Publicamos continuamente, y esta práctica ha estado motivada y facilitada por la popularización de los Smart Phones, sus apps y las redes sociales.
Para poner un ejemplo significativo, hablaría del fenómeno Instagram, donde se puede apreciar como en infinidad de galerías y de forma compulsiva, se publican montones de autorretratos mostrando apariencias, que no realidades. Podríamos etiquetarlas de *postureo adictivo, provocando la necesidad constante e incluso enfermiza de la aprobación de los demás.
Con una presión desmesurada por conseguir un “me gusta”. Por esta razón, cada vez es mayor el tiempo que se pasa dentro de este tipo de aplicaciones. Por el placer que da el recibir un like, comentarios o corazones de otras personas. Ese momento en que el cerebro libera dopamina y que con el tiempo se vuelve adicción.
Pero me pregunto: ¿qué información tenemos los observadores de qué es lo que está motivando a la persona a exponer constantemente su imagen y su vida, cuando muy probablemente se trate, de una imagen y una vida ficticia?
¿Qué hay detrás de esa exposición?
Cabe la posibilidad de que sea Soledad, baja autoestima, inseguridad, aislamiento, no aceptación en todos los aspectos. Todo ello, realmente preocupante. Yo misma y sin ir más lejos, naturalmente, me siento vulnerable y no exenta de toda esta vorágine que son las redes sociales.
El observador o, llamémosle visitador, puede sentir cómo a través de esas ventanas indiscretas que son las redes sociales, se cuela, asomándose a vidas ajenas con un “sin querer queriendo”. Creando desde su lugar, otras dependencias.
A pesar de todo lo reflexionado anteriormente, no hay nada malo en publicar autorretratos hechos con buen gusto y periódicamente, sin estar atrapado en la necesidad de aparentar o recibir compensaciones. Todos sabemos que nuestro cerebro adora el inyectable que recibe nuestro ego mediante los cumplidos. Aunque sería bueno diferenciar entre lo público y lo privado.
No debemos olvidar que las redes sociales se han convertido en un exponencial e infinito banco de datos, y que los secuestradores de datos, desgraciadamente, existen. Dicho esto, vayamos a poner el foco en la esencia del AUTORRETRATO. Históricamente, el autorretrato se ha entendido como una representación de las emociones, actualización externa de los sentimientos internos, un autoanálisis, una auto-contemplación que le otorga inmortalidad al artista.
Pero un artista también puede mostrar en un autorretrato su habilidad jugando con la técnica, como forma de expresión. Incluso, yendo un paso más a delante diría, que es una narrativa abierta a la interpretación del observador de esa invención que hace de sí mismo el autor.
Y a pesar de que ese autorretrato pueda ser una proyección de lo que el autor desea ser, incluso llegando a la teatralización, el autorretrato siempre delata las verdades más profundas del artista-creador.
Cómo se ve el artista a sí mismo.
El autorretrato, según Sigmund Freud “es una indagación de la vida interior, una valiosa parte de su ALMA”. Con el que nos puede llegar a mostrar sus demonios, sus sueños, sus anhelos, sus sombras. Construir la propia identidad y trabajar la aceptación. Un instrumento de autoconocimiento. Os estaréis preguntado, pero ¿cuándo nos va a hablar DE LA TÉCNICA DEL AUTORRETRATO?
Pues llegó el momento de deciros, que realizar un autorretrato no es tarea fácil, pero tampoco es para nada imposible. Todos queremos sentirnos y vernos bien e identificarnos con nuestra imagen. ¿Os habéis preguntado, por qué razones nos decidimos a autorretratarnos? Pueden ser muchas y entre ellas quizás se encuentre la o las vuestras (evidentemente, vamos a obviar los motivos provocados por las redes sociales).
Empecemos: nunca sales en las fotografías de tus viajes. Quieres apostar por tu creatividad. Deseas trabajar el autoconocimiento. Puedes estar pensando en un proyecto artístico y personal, y tú la imagen desde tu propia mirada, entre otros muchos motivos posibles…
¿Qué necesitamos para empezar? Necesitamos una buena dosis de paciencia y tiempo. Acordaros que en fotografía existe un mantra, “hacer y practicar, practicar y hacer”. No estamos hablando de hacer una fotografía cualquiera, se trata de la transmisión de tu personalidad, de tus emociones, de tu SER. El autorretrato tiene, si lo deseas, una parte muy divertida y creativa, como es la puesta en escena, el vestuario, el atrezo.
Recordad que hablé anteriormente de teatralización, y es en cierto modo, lo que estamos haciendo a la hora de realizar un autorretrato. Una puesta en escena de tú yo, más profundo. Por lo que deberás ensayar gestos, posturas, miradas etc. hasta encontrar lo que deseas expresar. Estoy hablando de planificar previamente. Debes pensar también en la iluminación. Haciendo pruebas con luz natural, colocándote cerca de ventanas, contraluces, utilizando el flash… hasta que encuentres lo que estás buscando.
Ya sabemos que la luz es un elemento importantísimo en fotografía y determina lo que quieras comunicar con tu autorretrato. Experimenta con una luz suave o quizás con una luz más dura, luz natural, o una luz artificial, etc. Por otro lado, utilizar trípode, un disparador remoto o un temporizador van a ser de gran ayuda. Es esencial, conseguir un buen encuadre.
Es fácil que, al disparar, tú te encuentres fuera de cámara. Para que esto no te suceda, hay una opción muy sencilla, tan solo has de colocar marcas en el lugar donde debes colocarte.
Otro punto esencial es el enfoque, que también estará supeditado a lo que quieras transmitir. Prueba tantas veces como sea necesario, incluso puedes colocar un muñeco en tu lugar, para ir investigando con los enfoques. Si tu cámara te lo permite, dispara en ráfaga, hay más posibilidades de que alguna de las tomas sea de tu agrado.
Pero sobre todo y ante todo te diría: diviértete, deja que tu imaginación se expanda, utiliza todo lo que se te ocurra, no limites, echa mano de pinturas, telas, plásticos, disfraces, investiga con el movimiento. Expresa sin límite, pero sin olvidar los puntos anteriores ni la composición. No te enfoques tan solo en tu rostro, tienes todo un cuerpo entero con el que expresar.
Y no te olvides de darle juego a tu sombra, ¿por qué no?
ERES EL MEJOR ARTISTA DE TI MISMO.
¡EXPERIMENTALO!!!