Clavel del aire
Tomaron aquel vapor con la ilusión del encuentro,
tres sintientes corazones que llegarían a su centro.
Arrancarlos de aquel puerto lleno de mar, brisa salada, rías alborotadas,
tierra encendida de una guerra que aún olía,
momento de fundirse en esos brazos, que hacía tanto no veían.
Puertos, leguas marinas en esa niñez inocente, preguntas, inquietud,
que en el cuerpo se colgaban como fantasmas sin suerte.
Profundas emociones en el silencio de noches cargadas de miedos,
panzas llenas y revueltas aferradas a recuerdos,
historia de los hermanos que el destino atrapó entre el agua, y el destierro.
Los días se hicieron largos, la incertidumbre densa y abrumadora,
pero estaban cerca del río, y ya se sentía la oriental aurora.
Río ancho y peligroso que abría sus brazos a vidas esperanzadas,
sonrisas contenedoras de aquellos que aquí esperaban.
Una vida suspendida, que iba besando liviana el tronco, nuevo tejido de nido,
como el clavel del aire que se sostiene en lo alto, colorido e insomne.
Ella, ella es ese clavel del aire, libre, alegre, erguida,
agradecida a ese mar embravecido, y a la confianza de ese hombre valiente,
que le pintó de turquesas sus días.
Patricia Romagnoli
Junio 2025