EL CASO MODERNO DE LAS NIÑAS Y NIÑOS ESPONJAS

Como dueña de una academia de idiomas, escucho muchas cosas de los padres y las madres. 

Últimamente, el comentario más común de las mamás y los papás de niños de la franja de edad de cinco a ocho años ha sido: 

“Mi hijo/hija es una esponja. Quiero que haga la mayor cantidad de actividades extraescolares posibles.” 

Y así es, sin pensar en las consecuencias que podría producir. 

En este artículo, me gustaría exponer un poco lo que pasa en realidad con esta creencia tan moderna. 

La idea es buena, ya que los niños son muy plásticos y flexibles y pueden aprender muchas cosas, ¡qué maravilla! 

Sin embargo, el coste energético es negativo, padres estresados porque pasan más tiempo llevando sus niños de un lado al otro para asistir a diversas actividades extraescolares, para ganar media hora para tomar un café o lo que sea. 

Niños agotados porque pasan todo el día en el colegio y después están obligados a estudiar más o hacer deporte o lo que sea. Nadie descansa entre semana, solo los fines de semana, y se colapsan porque tienen un partido de fútbol o básquet o un concierto de música… 

Niños muy preparados tenemos, pero no tienen tiempo para hacer lo que más necesitan: JUGAR

Yo recuerdo de un pasado no muy lejano cuando los niños tenían derecho a jugar. 

Jugar para los niños es extremadamente importante, ya que les ayuda a desarrollar habilidades socioemocionales, de expresar su visión del mundo, de explorar su creatividad, su medio ambiente y sobre todo entender el mundo a su manera. 

Es psicológicamente imprescindible para los niños jugar, pero ya vemos que cada vez no tienen el espacio para desarrollarse naturalmente. 

Ahora bien, no quiero decir que los niños no deberían hacer las actividades, pero, sino que no deberían hacer tantas actividades a la vez. Veo niños destrozados haciendo tres o cuatro actividades semanales que es demasiado para cualquier persona y sobre todo para los niños. 

Con hacer dos extraescolares es más que suficiente y así que todo el mundo irá más tranquilo y se hará todo bien en lugar que mal a una velocidad frenética. 

Dice el refrán: 

“Las cosas de palacio van despacio”, ¡podemos aprender algo de ese dicho!

No vamos a ningún lado intentando hacer tantas cosas a la vez y al final no profundizamos en nada. 

Como profesora y educadora profesional, mi recomendación sería hacer un máximo de una o dos actividades a la semana. Después de estar tantas horas en la escuela, hacer una actividad deportiva es muy saludable, pero si prefieren música, entonces, música. 

Claro, muchos padres también quieren que sus hijos hagan inglés o repaso general que es estupendo, pero nunca se da prioridad a esto, por lo tanto, los estudios quedan atrás. 

Brindo por un futuro con menos estrés, donde los niños tengan tiempo para jugar y hacer sus actividades sin estresarse. 

¡Y todos! 

Tanto los educadores como los padres 

¡Estaríamos mejor! 

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