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El cine cómo vehículo de denuncia.

Después de dirigir comedias de dudosa calidad como “El favor”, “Bajo el mismo techo” o “Embarazados”, la directora Juana Macías, se mete de lleno en un magnífico drama social, que lleva por título Las chicas de la estación, con mucha dureza.

Inspirándose de casos reales hacía jóvenes menores tuteladas en centros de acogida, dónde es fácil que caigan en la prostitución debido a su vulnerabilidad y marginación.

Juana Macías y la guionista Isa Sánchez componen un trabajo excelente que incomoda al espectador, por su crudeza y realidad, sin necesidad de mostrar esos abusos continuados hacía las niñas, que solo piensan en la música urbana y “perrear” para olvidar su dolor.

Las actrices, un excelente trio formado por Salua Hadra, Julieta Tobío y María Steelman, logran conmover, a pesar de que es la primera vez que se ponen ante las cámaras, por su naturalidad para lograr dar voz a ese desarraigo social por el que atraviesan sus personajes.

Ellas nos muestran que es difícil salir de este entorno social tóxico, sin querer muchas veces acogerse a la ayuda que les pueden brindar en estos centros, mostrando la falta de amor por parte de los padres, logrando montar una familia entre las niñas adolescentes, que luchan día a día por la injusticia de sus vidas.

La película también muestra la labor de esos centros, muchas veces desconocida por la sociedad, que tienen que luchar por gestionar los escasos recursos que las instituciones gubernamentales les ofrece.

La banda sonora, con la música trapera interpretada exclusivamente por voces femeninas, le sienta al film como un guante, que encaja a la perfección en su historia.

Otro acierto de la película, son los momentos donde las actrices rompen la cuarta pared y explican cara a cara al espectador sus vivencias, miedos y sentimientos, haciendo que las personas que pisan la platea de las salas de cine vean su vulnerabilidad y que cualquiera en sus circunstancias se puede convertir en vulnerable.

Un film que aporta originalidad, veracidad y emotividad al delicado y espinoso tema de la prostitución de menores.

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