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El mundo de la ERÓTICA

Y de cómo nos manejamos en el Ars amandi.

Empecemos por aclarar conceptos desde la perspectiva de la Sexología como ciencia, para que todos sepamos de qué hablamos. Según E. Amezúa en su Teoría de los sexos, el proceso de Sexuación humana describe la creación de las estructuras y la Sexualidad humana habla de esa vivencia particular y única de ser sexuado.

La Erótica hace referencia a los deseos que tenemos y la Amatoria es la conducta, el cómo nos desenvolvemos en la intimidad.

Para entendernos, los dos primeros términos hacen referencia a cómo se siente uno por ser la persona sexuada que es, con sus peculiaridades, y los dos últimos términos a la expresión de los deseos y su “puesta en escena”.

¿Cómo nos relacionamos con el otro?

¿Cómo expresamos nuestros deseos?

¿Somos auténticos o estamos bajo mandatos más o menos implícitos de la sociedad en la que nos ha tocado vivir?

¿Nos sentimos libres?

Que cada cual busque sus respuestas en su propia vida, yo no me atrevo a meterme en la alcoba de los demás a menos que me pidan consejo. Pero conversando el tema estos días con una persona, nos surgió la duda de si hemos avanzado mucho o no en este sentido con respecto a épocas anteriores.

Si la sociedad sigue siendo un lugar donde predomina lo heterosexual y las relaciones monógamas, donde aún se discrimina al homosexual, al bisexual, al diferente, o al que se siente libre de expresarse sexualmente como le plazca.

Si aún son muchos los tabúes que continúan instaurados en las relaciones sexuales, o en la sexualidad femenina, y si todavía hoy se tiende a criticar las conductas sexuales que no forman parte de lo que se considera “normal”.

O si será que aún hoy en día la gente tiene relaciones estándar.

O si será que no se sienten bien por desear tenerlas diferentes y no ser capaces de vivirlas …

O si será que las tienen, pero no se atreven a contarlas…

Generalizar aporta conocimiento, es verdad, pero es arriesgado. Siempre he pensado que una cosa es el discurso del momento y lo que exponen las teorías en los libros, y otra, a veces alejada, la realidad de cada hogar.

Yo sí veo un avance: en ser CONSCIENTE de no tener que vivir ocultando una realidad, por lo menos en la medida que en los tiempos de mis padres se hacía.

En ser CONSCIENTE de que ser auténtico hoy no está mal visto.

En SER CONSCIENTE de que todas las opciones tienen cabida y una no es mejor que otra. Lo veo por la calle, lo veo cuando hablo con amistades, con familiares, con conocidos… y veo ya menos vergüenza y miedo al rechazo. Eso no quita que sigamos aún en el camino en muchos aspectos…

Quizá en generaciones más mayores la resistencia sea mayor, ya sabemos que lo no conocido o no RECONOCIDO asusta, desencaja, hasta que se consigue encontrar un nuevo orden y percibir la realidad propia y/o ajena de una manera más funcional.

Yo haría hincapié en vivir con autenticidad, sentir y expresarse sexualmente como se desee, sin miedos, sin sentirse mal por ello. Cada cual pone las reglas del juego en cómo se maneja con el otro, si ambos jugamos a lo mismo, y entendemos las reglas, no hay límite.

El límite es el respeto y amor por el otro. Y desde esa perspectiva nada puede coartar mi libertad de ser, sentirme y vivirme como soy. Ni soy menos hombre porque me guste que me penetren analmente, ni soy más P* por disfrutar de encuentros con más de una persona de manera paralela. Yo rijo mi casa. Cada cual que se preocupe de la suya. Si algo hemos avanzado sobre todo las mujeres a nivel sexual en nuestra historia, es poder vivirnos como seres sexuales completos: ¡amar, desear, y sentir!

No simplemente ser un lugar donde el hombre depositaba sus restos para desahogarse. Si el colectivo LGTBI ha luchado tanto es por integrar en la sociedad todas las opciones como buenas, porque no hay una ÚNICA. No hay una única manera de ser sexuado, no existe una sola sexualidad, sino muchas sexualidades: tantas como personas sobre la capa de la tierra.

Al fin y al cabo: ¿quién puede decirle a uno cómo vivirse?

Otra cosa es cómo vivamos, internamente nuestros deseos sexuales y la expresión de estos. Lo que opinen los demás no debería ser el problema.

El paciente sería entonces la sociedad en su conjunto.

El problema es que sepamos llevar para con nosotros mismos los primeros cuatro conceptos de los que hablábamos.

Aceptarnos como somos

como nos vivimos

como nos expresamos

no sentirnos mal por desear lo que deseamos.

No pensar que nuestros deseos no son lícitos, o que no pertenecen a nuestro género, porque entonces estamos ETIQUETANDO nosotros también conductas y comportamientos.

Por eso es tan importante la educación desde pequeños, para llegar a ser adultos psicosexualmente sanos.

Decía mi profesor que: “Los sujetos no se construyen de forma rectilínea o en formato homologado y uniforme. Las peculiaridades propias se dan, como resultado, de sus BIOGRAFÍAS concretas y peculiares”.

Son pura artesanía individualizada, como de un modo tan bonito escribiría I. Bloch.

Las peculiaridades del deseo de cada persona son suyas y tratar de obviarlas o desviarlas, no hacen más que suprimir la unicidad de esa persona. Nadie puede condicionar mi manera de expresarme, ni en la mesa ni en la cama. Me quedo con el canto que el poeta Ovidio hacía en su obra “Ars amatoria” a la libertad individual y el placer como su más grande aspiración, con el riesgo de ser tildada de hedonista en el sentido más popular del término. En palabras de la escritora Valérie Tasso “… es una actitud ante la vida.

Es una filosofía vital que prima al instante sobre el devenir, que reivindica la valentía sobre el miedo, […] que sabe que lo suficiente es suficiente, que busca el placer donde está, no donde se busca, que hace de su cuerpo su aliado y no su prisión, que desea sin que lo esclavice su deseo, que emplea su tiempo más que su dinero […] El hedonista ejerce el difícil arte de establecer la paz consigo mismo”. CONTINUARÁ…

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2 comentarios en «El mundo de la ERÓTICA»

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