EL OJO DEL ESTILISTA
por Elena Andreu
¿A QUÉ EDAD DEBERÍAMOS CAMBIAR DE ESTILO?
Tienes que saber cuándo parar, dice el refrán. Hay un tiempo para todo, confirma otro. Pero, si estos mandatos fueran obsoletos. Si seguimos vistiendo sin cambiar nada. ¿Resulta posible o no?
¿No me voy a ver fuera de lugar, ridícula o patética con una chupa rockera y un mono en denim? ¿Me tomarán en serio con una chaqueta oversize y unas botas de suela gruesa? Un día, por culpa de un comentario inapropiado, una foto fallida, etc.,… y surge la duda. Entonces, ¿cuándo deberías revisar tu guardarropa? ¿A los 35, 40, 50, 60 o más? Afortunadamente, no todos tenemos la misma visión de la edad, ni de la que nos da la sociedad.
NO TE ENFOQUES EN UNA EDAD SINO EN TU ESTADO DE ÁNIMO
¿No es gracias a la escucha de nuestros sentimientos íntimos que podemos evolucionar? Finalmente, más que los dictados obsoletos o la edad que se inscribe en el carné de identidad, es un punto de inflexión profesional, un cambio de vida, una silueta que se mueve o nuevos deseos que deben animar a un replanteamiento del vestuario. No es un castigo sino una oportunidad para pensar en tu estilo, encontrar materiales y cortes favorecedores, apostar por un vestidor minimalista en colores neutros, sobrios y elegantes o por el contrario atreverse con un vestuario más singular y colorido. No es necesario ponerlo todo patas arriba si te sientes cómoda con un estilo que refleje tu personalidad y respete tu estilo de vida. La clave es ser coherente con lo que eres, por dentro y por fuera. Pero…
INTERÉSATE EN TU ROPA DESDE UNA PERSPECTIVA MÁS SERENA
Con la edad, la persona desatendida resulta menos favorecida. Sin embargo, tendemos a dejar de renovar los elementos más discretos del armario, todos esos básicos que forman parte de la decoración, instalados allí durante tanto tiempo que los tratamos como viejos parientes a los que apuramos. Hablamos de ese el cachemira negro desteñido, de la cazadora vaquera demasiado ajustada, de la chupa de cuero gastada, los vaqueros pitillo que ya no favorecen, la americana de otra época, el cinturón estropeado, la blusa con detalles apagados, los tacones pasados de moda… Es verdad que todas estas prendas nos resultan prácticas y familiares, pero se nota que ya no sientan tan bien y envejecen un look. Entonces, porque no empezar a preguntarse cuántos años tiene tu guardarropa. Quizás sea es el momento de eliminar esos recuerdos obsoletos que ya no funcionan y anticúan nuestro aspecto. Ve en busca de tus nuevos valores seguros. ¡Atrévete!
REINTERPRETAR TUS BÁSICOS
Visualiza las siluetas en las que te sientes cómoda e incorpora las piezas que te hagan la vida más fácil sin dejar que la funcionalidad se apodere de ti. Ninguna prenda, por básica que sea, merece ser elegida a toda prisa. Olvídate de los materiales vulgares y ordinarios sin alma y de los cortes toscos que podrían hacerte parecer diez años mayor. Insiste en la belleza del color (brillante o neutro, todos los tonos son delicados), en los materiales de buena calidad y en la comodidad (una pieza que estorba o aprieta te hará un flaco favor). Estos nuevos y hermosos clásicos te ayudarán a cultivar una elegancia atemporal y apaciguarán tu audacia. Por lo tanto, con hermosos jeans crudos y mocasines atemporales, ninguna camiseta rockera te hará parecer un adolescente.
¡Siempre con estilo, pero nunca disfrazada!
INYECCIÓN DE ACELERADORES DE ESTILO
Además de los básicos bien elegidos, interésate por todas estas piezas con un gran potencial. Aquí también, a lo largo de los años, los precios más baratos son menos indulgentes. Apuesta por unas prendas y complementos con personalidad y aplomo, rigurosamente bien cortados y confeccionados. Considera también los tesoros antiguos de estilo vintage. El decalaje entre las prendas te permitirá expresar tu personalidad con confianza y audacia. Así, una falda lápiz de encaje le dará un impulso a un cashmere muy simple. Un blazer masculino un poco grande asombrará a un vestido lencero. Un cuello lavallière feminizará una chupa de cuero. Un cinturón de corsé domará un vestido camisero de gran tamaño que parece demasiado casual. Las medias de rejilla divertirán los derbies masculinos. Un llamativo pantalón rosa sorprenderá a una camisa de rayas azul cielo…y así, con infinidad de combinaciones “arriesgadas” pero estilosas y elegantes.
No necesariamente es la edad la que dicta un cambio de estilo, sino la morfología la que cambia. Tienes que saber cambiar tu estilo de vestir año tras año. Las piezas de mala calidad que se verán a la moda en una mujer joven de 20 años pueden parecer nefastas para una mujer más madura.
Invierte en piezas atemporales que te durarán mucho tiempo y privilegia los materiales de calidad que te harán ganar en elegancia. ¡Obtendrás plena compensación en el dinero invertido!
Hay prendas que te pueden acompañar toda la vida y que son la base de un buen fondo de armario: la gabardina larga y bien estructurada, la blusa blanca de popelina con corte masculino, el cuello vuelto de cachemir en colores neutros, el siempre elegante vestidito negro y los vaqueros de corte clásico, por ejemplo. El equilibrio es muy importante si quieres un look elegante que no sea ni demasiado viejo ni demasiado joven. Si quieres llevar un escote bajo, asegúrate de que no sea muy pronunciado y combínalo con un bonito pantalón de pierna recta, por ejemplo. La falda corta, idealmente a la altura de la rodilla, se puede llevar con un cuello alto clásico. Cuando seas mayor, debes evitar la ropa excesiva (demasiado corta, demasiado ajustada, demasiado escotada) y jugar con las sutilezas.
Las prendas coloridas son tus aliadas para tener una tez luminosa y lucir más joven. La buena noticia es que no hay límite de edad para usar rosa, rojo o cualquier color llamativo. ¡Nunca te equivocarás si respetas tu paleta de colores y tu morfología!
Un buen estilo elegante y atemporal es uno de los mejores tratamientos anti-aging.