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HABLEMOS DE LA ANSIEDAD.

ATAQUES DE PÁNICO.

La ansiedad es una sensación o estado emocional natural, una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes, por lo tanto, cierto monto de ansiedad es necesario para afrontarlas.

Cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la persona, la ansiedad se convierte en desadaptativa y genera un estado displacentero, de malestar.

Los síntomas afectan al plano físico, psicológico y conductual.

Estas respuestas fisiológicas son similares a las que produce el miedo.

Por lo que la ansiedad desadaptativa se presenta como un miedo irracional agudo, sin causa aparente o cuya intensidad se justifique, de acuerdo a la situación real o pensamiento que surge.

El miedo es una respuesta emocional, fisiológica y conductual normal, ante situaciones que implican peligro para el sujeto.

La ansiedad adaptativa a las circunstancias de la vida ayuda a las personas a prepararse, practicar, ensayar, llevar a cabo una respuesta que se adecúe y tienda a resolver eficaz y oportunamente situaciones conflictivas o potencialmente peligrosas; situaciones que hay que afrontar (exámenes, trabajo, decisiones personales, etc.).

La ansiedad desadaptativa se expresa como un miedo inmotivado externamente.

El cerebro no distingue un peligro externo real de uno fantaseado y se dispara una alerta que desencadena una serie de síntomas, respuesta del Sistema Nervioso Autónomo, que prepara al organismo para el ataque o la huida.

Aparece una expectación ansiosa, se espera que algo negativo y difuso, no definido, ocurra en el futuro. El foco de atención se centra en el futuro, anticipándolo en su peor escenario.

La situación, pensamiento o fantasía u objeto que produce la ansiedad y la vivencia de miedo, no justifica la intensidad de esta.

Por ejemplo, es como si tuviéramos un león enfrente nuestro, pero en realidad, hay una paloma.

CRISIS o ATAQUES DE PÁNICO

La ansiedad desadaptativa es intensa, es la angustia expresada, somatizada en el cuerpo.

La misma no ha logrado expresarse adecuadamente a través de sus vías naturales: expresión oral, pensamiento, llanto, etc., por lo cual, ocurre un desborde.

Puede desencadenarse ante situaciones vividas como estresantes, con vivencia de pérdida de control, impotencia, incapacidad de resolver.

Se presenta de modo repentino. Puede desencadenarse durante el sueño.

¿Qué son?

¿Por qué se originan?

¿Cuáles son sus síntomas?

Se podría decir que los ataques de pánico son episodios de ansiedad intensa que aparecen repentinamente y duran alrededor de treinta minutos.

También suelen denominarse “crisis de angustia”. Quizá si alguno de vosotros ha padecido estas crisis, posiblemente pensará: “yo no estaba angustiado”, o “yo no tuve pánico”. Lo que sucede es que la angustia sí está, pero traducida en el cuerpo como intensa ansiedad.

Con respecto al pánico, la sensación es de muerte inminente, temor a que pase algo terrible, a volverse loco.

De ahí que surja una confusión que produce gran temor y que genera preguntas tales como:

“¿qué me pasa?”

“¿qué es esto?”

 “¿voy a morir?”,

retroalimentándose así la ansiedad.

Si estas crisis se repiten durante cierto lapso, suele suceder que la persona empiece a temer y evitar salir sola a espacios abiertos, realizar viajes en ómnibus, ir a lugares de mucha concurrencia de público, etc., por temor a sufrir estos síntomas tan desagradables y encontrarse sola, sin ayuda, desprotegida.

Comienzan entonces a restringir sus salidas y muchas veces terminan recluidas en sus casas.

 A esto se le llama Agorafobia.

Los ataques de pánico son determinados por múltiples factores: hereditarios, predisposición del sistema nervioso, tendencia a realizar respiraciones cortas y breves, aumento de los niveles de estrés, conflictivas de orden afectivo, entre otros.

Sobre estos factores se produce uno o más hechos desencadenantes, impactantes y muy significativos a nivel emocional, los cuales hay que rastrear un año o dos antes del primer ataque, relacionados con:

cuestiones laborales, de estudio, exámenes, conflictos, pérdidas, enfermedad (en persona o familia), períodos de alto estrés, etc.

Un abordaje precoz evita que la sintomatología se cronifique y consolide aumentando el riesgo de desarrollar un trastorno de angustia, de ahí la importancia de la consulta médica apenas aparezcan los síntomas, para descartar un trastorno orgánico y para que, si es descartado el mismo, se haga la derivación correspondiente para iniciar el tratamiento adecuado (psicoterapéutico y farmacológico).

Si Usted o alguien cercano padece de los siguientes síntomas, consulte a su médico. De no ser así, este informe también puede resultarle útil.

Apostamos con esta información a la prevención en salud, ya que resulta de mejor pronóstico tratar esta sintomatología cuando el inicio es reciente que luego de instalada.

Síntomas:

• Si padeces 4 o más de estos síntomas, sin una condición médica que los justifique, puede ser que esté sufriendo un cuadro de …

Ataque de Pánico:

• Palpitaciones o taquicardia.

• Transpiración intensa.

• Sequedad bucal.

• Temblores o sacudidas.

• Sensación de respiración entrecortada (Ahogos, falta de aire, sofocos, sensación de atragantamiento y asfixia).

• Dolor o malestar en el pecho.

• Sentirse “como en el aire”. Embotamiento. Zumbidos en los oídos.

• Mareos, vértigos, sensación de desmayo. Palidez.

• Sensación de muerte inminente, con el consiguiente miedo a morir durante la crisis.

• Miedo a perder el control o volverse loco.

• Entorpecimiento, hormigueos, adormecimiento de partes del cuerpo.

• Calores o escalofríos.

• Náuseas o sensación de estar indispuesto.

Autor:

Lic. Psic. Sara Echeverría

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