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LA DIETA MEDITERRÁNEA: NUESTRA MEJOR HERENCIA

Tenemos suerte de vivir donde vivimos, en un país mediterráneo. ¿Sabías que nuestra dieta tradicional, la llamada Dieta Mediterránea, forma parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (UNESCO)?

Y no es por cualquier razón, sino por haber sido considerada una de las más saludables del mundo.

Entonces… ¿Por qué no está funcionando y cada vez tenemos más tasas de obesidad y enfermedades asociadas a esta?

¡Porque la estamos abandonando! Una pena, ¿verdad?

¿Quieres descubrir en qué consiste la Dieta Mediterránea y qué secreto guarda con relación a la salud? ¡Sigue leyendo!

Como nos dice la Fundación de la Dieta Mediterránea: «La Dieta Mediterránea es Una valiosa herencia cultural que representa mucho más que una simple pauta nutricional, rica y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas»

Tiene siglos de historia y es el resultado de la influencia de muchas culturas y pueblos que poblaron la cuenca mediterránea, que fueron aportando diversos alimentos:

Sumerios: cebada, garbanzo, lenteja, trigo, mijo, dátiles, cebolla, ajo, puerro y lechuga; carne de gallináceas, porcino, ovino y caprino; pescado.

Egipcios: pan de diferentes tipos (trigo mezclado con anís, cominos, clavo, canela, uvas), cerveza (de trigo); carnes de ovino, porcino, aves, pescado. Leche, mantequilla y queso de vaca. Carnes asadas o a la plancha siempre eran aderezadas con especias. Huevos. Ajos, cebollas, lentejas, guisantes, habas, garbanzos, puerro, col, pepino, apio. Lechuga, dátiles, uvas y sandías. Especias, aceite de oliva, de linaza y de sésamo.

Griegos: Trigo y cebada. Ajo y la cebolla, lentejas y habas. Huevos de gallina y codorniz y, ocasionalmente, carne de caza. Leche de cabra y oveja fermentada y quesos. Higos secos y frutos secos. Pescado (sardinas, anchoas) y moluscos (sepia y calamar).

Romanos: Pan, carne de cordero, cabra o cerdo, verduras (col, sobre todo), o Legumbres (lentejas, guisantes o habas) y fruta (manzanas, higos, dátiles). Ensaladas, verduras a la plancha y carne o pescado asado o a la plancha. Uvas, peras, manzanas. Vino.

La dieta fue cambiando a lo largo de la historia y agregando nuevos alimentos como los traídos por el mundo árabe a nuestra Península (cítricos, especias, berenjenas, espinacas, pistachos, albaricoques, arroz y azúcar) o los aportados tras la conquista de América (tomate, maíz, cacao, patata, batata, cacahuete, pimiento, aguacate)

Las características nutricionales de esta rica dieta vienen dadas por:

» El predominio de alimentos de origen vegetal.

» Cereales como base energética principal.

» Uso de aceite de oliva para cocinar.

» Consumo de verduras, frutas, legumbres y frutos secos.

» Uso de especias para el aderezo y aromatización de recetas.

» Consumo de lácteos fermentados (yogures, requesón, cuajadas, quesos).

» Mayor consumo de pescado y huevos en comparación con el consumo de carnes.

El uso de esta combinación de alimentos da lugar a que la composición nutricional de la Dieta Mediterránea tenga muchas ventajas y pocos inconvenientes:

» Aporte de energía fundamentalmente de los hidratos de carbono (pan, pasta, cereales).

» Bajo contenido en grasas saturadas de origen animal.

» Buena proporción de grasas mono y poliinsaturadas (aceites vegetales, frutos secos, pescados).

» Aporte proteico de origen vegetal y animal en proporción equilibrada. » Alto contenido en fibra alimentaria. » Aporte completo de minerales (Ca, Fe, K, Mg) y vitaminas (A, B, folatos, C, E, K).

» Presencia de compuestos fitoquímicos contenidos en frutas y verduras. Compuestos como los flavonoides, con acción antioxidante, y los fitoesteroles, que reducen la absorción digestiva de colesterol de origen animal.

Hoy en día, este rico patrón alimentario ha sido desplazado por productos industriales y ultra procesados, cargados de grasas saturadas, azúcar y harinas refinadas.

Este nuevo modelo de alimentación nos aleja del estado óptimo de salud que nuestro cuerpo necesita, provocando cada vez más obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer entre la población.

Nunca es tarde para cambiar nuestros hábitos alimentarios y volver a disfrutar de esta maravillosa dieta que hemos tenido la fortuna de heredar.

Fotografía de Dieta Mediterránea

Para facilitarlo, contamos con herramientas como la Pirámide que nos dice cómo deberíamos comer:

» En cada comida principal: dos o más raciones de verduras, y frutas, cereales y aceite de oliva de una a dos raciones.

» Al día: frutos secos, semillas, aceitunas, de una a dos raciones. Derivados lácteos, dos raciones. Y especias, ajo, cebolla: variedad.

» A la semana: dos raciones de carne blanca, dos raciones o más de legumbres y pescado y de dos a cuatro huevos.

Tres raciones o menos de patatas, menos de dos raciones de carne roja, tratando de evitar las carnes procesadas.

Con respecto a los dulces: dos o menos raciones.

» Vino: con moderación.

Por Sonia Cardó (Coach Nutricional y fundadora de KomoKomes, Lda. En Química y Máster de Nutrición)

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1 comentario en «LA DIETA MEDITERRÁNEA: NUESTRA MEJOR HERENCIA»

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