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Cómo se expresa la sexualidad en la infancia

Una evidencia es que NACEMOS SERES SEXUADOS, queramos o no catalogarnos después en un sistema sexual binario u otra modalidad al respecto.

Es fácil pensar que la expresión de la sexualidad en el ser humano aparece partir de la pubertad, en ese momento en que las hormonas juegan un papel muy importante para el desarrollo psicosexual de las personas.

Pero no olvidemos que la sexualidad la vivimos de diferentes modos y formas atendiendo a la etapa evolutiva en la que nos encontremos desde el mismo momento del nacimiento.

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Comencemos por el principio…

Sin hacer mucho caso a todas las teorías freudianas, pero sí quedándonos con lo esencial y que aún hoy mantiene amplio consenso, la vida sexual comienza en el bebé por la etapa oral; donde su necesidad de sentirse amado, protegido, atendido y su bienestar emocional pasa por la boca: desde el amamantar, la utilización del chupete y el chuparse el pulgar para calmarse y el llevarse las cosas a la boca para ir descubriendo el mundo que le rodea, juegan en esos primeros meses un papel muy valioso.

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La PIEL resulta ser un medio indispensable para sentir y transmitir deseos de amor, cuidado y bienestar. Estudios de esta índole hay muchos, los cuales demuestran que mantener a bebés privados de este tipo de “caricias positivas” van directamente en contra de su bienestar psíquico y emocional.

En esta etapa son importante todos los sentidos y todo el cuerpo en su conjunto para un desarrollo social, emocional y cognitivo positivo.

Entre el segundo y tercer año de vida es cuando los *niños (utilizo a partir de ahora el término genéricamente para todos los sexos) comienzan a mostrar interés por investigar sus propios genitales y los de los otros (léase padres, madres, otros niños) y utilizan los primeros términos sencillos para referirse a ellos. En el proceso de identidad sexual, se dejan llevar en esta etapa por caracteres externos (cabello largo=niña, cabello corto=niño, falda= niña, etc.) para identificar a un niño como del género masculino y a una niña del femenino.

En el cuarto y quinto año de vida el descubrimiento del mundo exclusivamente a través del cuerpo se va transformando y se focaliza dándole una intencionalidad. Es la etapa donde los niños tienen gran interés por mirar y enseñar lo que tienen, donde comienzan los juegos de roles (p. ej. médicos y enfermeras) y la curiosidad sigue su curso.

A nivel cognitivo van aumentando las capacidades y ya disponen de más medios para interaccionar con el entorno y se expresan más directamente a través del lenguaje.

Es la fase de los “porqués”, aquella en la que se pasan el día preguntando todo. Temas como el cuerpo, embarazo, nacimiento y concepción son aquí temas estrella. Además, es aproximadamente a esa edad cuando los niños se identifican de manera significativa con un género. Es la época también de los primeros “enamoramientos” en el preescolar, de “los mejores y las mejores amigas”, donde se comienza a dar este tipo de sentimientos tanto por iguales como por adultos (enamorado del padre, madre…).

A partir de los seis años la cosa comienza a cambiar. El pudor ya está más instalado por la madurez del niño, y las interiorizaciones de las “normas de la sociedad” son una realidad. El niño ya tiene claro que su identidad sexual no cambia, y se siente parte de ese grupo sin querer saber mucho del otro (típicos juegos niños pillan a niñas, etc.)

A destacar es el DESARROLLO DE ESE PUDOR, donde los niños comprenden que hay cosas que pertenecen a la esfera de lo privado y otras a la pública. Ya no los veremos poco a poco tan libremente corriendo desnudos por el comedor cuando lleguen visitas a casa.

A priori de los siete a los once años se da una fase latente sexualmente hablando, menos manifiesta, pues la “actividad” se transforma. El interés en el tema cuerpo y sus cambios, en el tema sexualidad, roles de género, revistas y series juveniles, enamoramientos, provocaciones a través de lenguaje sexualidad, cambios de humor en la pre pubertad, rechazo de caricias y acercamiento de los padres… son ahora el punto central.

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Me gustaría remarcar un par de cosas.

No siempre…

Todos los niños muestran interés o preguntan, todos los niños juegan a médicos y enfermeras o corren desnudos por la casa, todos los niños tienen el mismo ritmo en su desarrollo psicosexual, todos los niños se masturban, todos los comportamientos infantiles son sanos.

Ni TODOS ni SIEMPRE.

El SENTIDO COMÚN es el mejor método para saber si mi hijo se encuentra dentro de unos parámetros que me indican que su conducta, así como su desarrollo, no presenta ningún tipo de patología.

No olvidaré aquella mamá que me llamó un día a la consulta, con una nena de unos ocho años, con conducta masturbadora (en principio una conducta natural) cronificada, que directamente hacía de su día a día una situación totalmente disfuncional e interrumpía la vida de todo el sistema familiar.

Pero esa mamá escuchó en una formación de educación sexual que masturbarse en la infancia es algo natural y con eso se quedó. A veces nos agarramos firmemente a lo que sea para desdibujar, quizá inconscientemente, la responsabilidad que tenemos al educar a nuestros hijos.

Muchas otras veces, simplemente nos abruman los hechos y no sabemos cómo gestionar una situación que en ocasiones puede llegar a darnos incluso vergüenza. En resumen, no comparemos a nuestros hijos con los del vecino. Respetemos su singularidad y su propio ritmo. Y no miremos conductas infantiles con ojos de adultos: los niños no han hecho más que comenzar este lindo viaje llamado sexualidad humana, ni siquiera son capaces de atribuir aún significados adultos.

Dejémosles jugar, experimentar, descubrir, vivir y vivirse, lo cual no significa “permitirles” todo en pro de la modernidad ni atribuir naturalidad a conductas que no lo son.

Y si tenemos la impresión de que algo no funciona correctamente, consultemos.

FIN

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