“LA VIDA ES EL MAYOR Por qué”
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En mi último artículo, os dejé abierta la puerta a una explicación y experiencia personal. Creo que la debo explicar para que se entienda el porqué de mi cambio de orientación, tanto profesional como personal, y aunque entre en detalles sobre mi misma, no es arrogancia o ego descomunal, es solo para poder darle un sentido a todo lo que os conté y contaré en los próximos artículos y si os interesa leerlos, que podáis encontrarle una sensatez.
¿Por qué dejé la banca para dedicarme a hacerle homenajes a la vida cuando morimos?
Hice economía, pero siempre había querido hacer medicina. Siempre he tenido tendencia a ayudar a la gente. Y ese gusanillo que me quedó dentro tenía que salir. En la banca he hecho de todo. He sido subdirectora, directora de oficina, gestionado, ejecuciones, regularizado demora e impagos, daciones y todo, en el peor momento de crisis económica de este país. En el transcurso de esos años en la banca, quise ser madre y después de mucho intentarlo, llegó mi primera hija Ariadna. Refuerzo lo de “después de mucho intentarlo” puesto que incluso habíamos sopesado la idea de una adopción, que dejamos parada en cuanto el embarazo se confirmó. Con las dudas de cuanto tardaría en poder volver a gestar otro hijo, nos pusimos de inmediato en el intento, siendo este fructífero de inmediato, y ahí fue cunado di a luz a mi hija Mariona, justo 22 meses después. Mi pequeña nació con una cardiopatía congénita severa, una trasposición de grandes arterias, mi mundo se hundió en ese momento. Hice un paro vital.
Nunca te imaginas que esas cosas pueden pasarte a ti, puesto que vivimos en un mundo idílico y de espaldas a la muerte y enfermedades graves, y es cuando te tocan a la puerta que reaccionas, bajas a la tierra y empiezas a saber que estar vivo se trata de eso, de abrazar la muerte sin tiempo ni edad. Estuve cuatro meses en el hospital San Juan de Dios de Barcelona, con Mariona, la operaron a corazón abierto y hoy os puedo decir que fue un éxito. Mi hija tiene 18 años, y aparte de muy tozuda, es un encanto de niña. Allí me cambiaron los valores, del primero al último, hasta el punto de que hicimos una promesa con mi marido, si Mariona se salvaba, terminaríamos esa adopción que un día dejamos entroncada, y así fue. Hoy en día tenemos tres hijos, Ariadna, Mariona y mi hijo Arnau, un niño etíope, encantador, con su mochila emocional y muy buena persona.
¿Os preguntaréis cómo vehiculé todo ese replanteamiento vital?
Cuando te das cuenta de lo importante, de lo prioritario, todo esto aflora y si le añado que en septiembre de 2018 me detectan un tumor en los ovarios, ahí es cuando ya decido que alguna cosa debería cambiar en mí y en mi yo, y es cuando decido cambiar 180 grados mi vida, contacto con asociaciones de duelo y empiezo a hacer todo tipo de cursos: coach, biodescodificación, PNL, comunicación, postgrado de duelo y ahora un máster con IPIR de duelo avanzado. Y todo ello porque ya veía una reorientación profesional en mi vida, y hablar y comunicar sería un factor vital en ella.
¿Qué me aportaron estos cursos?
En nuestro trabajo podemos gestionar o dirigir en positivo o en negativo. La comunicación verbal, la gesticulación… hay que quitar el ‘no’ y el ‘pero’ mata.
Son cursos que me ayudaron a darme cuenta de que muchos conceptos ya los utilizaba correctamente de manera inconscientemente cuando hacía de directora, lo llevaba dentro, por talante y carácter. Los cursos me ayudaron a desarrollarlo de forma más técnica y para profesionalizar algo que lo sentía como una pasión, los homenajes de vida a nuestros difuntos.
¿Ver la muerte tan cerca me empujó a montar Agraiments?
Por supuesto, eso hizo que cogiera una excedencia en el banco y hasta el día de hoy. Recuerdo que, al día siguiente de firmar la excedencia, fui al hospital Santa María de Lleida a dar mi cuerpo a la ciencia. Tenía una inquietud hacia la muerte. Además, gestioné mi escritura de muerte vital, delante notario, dejando escrito, por supuesto, como quiero que sea mi ceremonia de despedida o funeral. Y fue a raíz de la muerte de un compañero, al que le hicieron una ceremonia laica muy hermosa y en su justa medida, donde lo vimos representado y despedido con mucho amor, que decido dedicarme justo a eso: hacer la liturgia del final de una persona, de forma distinta.
Agraiments es un nombre muy positivo. Debo y me sale del corazón, explicaros de donde salió este nombre para mi proyecto. Justo estaba gestionando el cómo y de que manera pondría en marcha mi pasión por ayudar a las familias en un momento tan doloroso, necesitaba un nombre hermoso, sincero y que diera paz. Mi hijo Arnau se me acercó en esos momentos a la cocina, donde dándole yo vueltas a la cabeza sobre el tema, me soltó “mamá, ¿por qué no le pones Agraiments si estamos agradeciendo la vida de quien se muere?
“Y así nació el nombre Aquí mi breve historia del porqué aparqué 21 años de mi vida dedicada a las finanzas, para estar al lado de las familias en un momento donde sus corazones se rompen y lo único que pretendo, con mi humilde corazón y mucho amor, es ayudarles.
Nos leemos en el siguiente artículo
“La pandemia y los adioses silenciados”