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LOS LÍMITES EN LA INFANCIA

APRENDIZAJE DE VIDA 

Los límites nos ayudan a establecer y comprender normas y ajustarnos a ellas, son necesarios para vivir en sociedad. En la educación de nuestros hijos e hijas y/o alumnado, no solo son imprescindibles, sino que son un reto complicado, ya que se trata de encontrar el equilibrio entre la disciplina, autoridad, respeto y empatía, no es tarea fácil. 

Como en todo, los extremos no son buenos. 

Míriam Tirado, en su libro; “Límites”, cómo educar con límites conscientes y crecer juntos, nos transmite que hay que evitar caer en la arbitrariedad o autoritarismo, pero no podemos dejarles sin límites, ya que les pueden llevar a sentirse inseguros, perdidos, con miedos y con la necesidad de sentir validación. Los límites forman parte de la vida y, como tales, nuestro deber es establecerlos, con amor, con calma y firmeza. 

Son herramientas poderosas que les ayudarán a comprender e interiorizar y ajustarse a las normas que los llevarán a desarrollar habilidades esenciales para la vida: la gestión y regulación de sus emociones, la responsabilidad, el respeto a los demás y la empatía. 

Son una guía para la vida, la ayuda para la convivencia y, a pesar de que hay quien piensa que poner límites está reñido con dejar actuar en libertad, los límites aportan seguridad, además de otros muchos beneficios. 

Beneficios como: 

— hábitos de higiene, orden, hábitos saludables, de convivencia… 

— fomentan el aprendizaje compartido y positivo 

— les hacen ver las consecuencias de las acciones 

— fomentan la responsabilidad ante estas consecuencias 

— aprender a reflexionar y tomar consciencia de lo que está bien y lo que está mal. 

— les hacen conocer los riesgos de conductas que pueden ser peligrosas. 

Igual de necesario es expresarles qué queremos que hagan, como que sepan, que hay cosas que NO se puede o NO se debe.

Seguramente, en las primeras veces en las que se establece el límite, el niño o la niña se rebele, muestre su disconformidad con aquello que le está “poniendo freno”. 

Muchas veces, probarán de saltarse esos límites, sobre todo si no entienden para qué sirven y ante el NO mostrarán frustración y lo expresarán con rabietas o comportamientos no deseados. 

Frente a esto hay que actuar con tranquilidad y firmeza. 

Está bien darles un tiempo, aceptar su enfado, la necesidad de sacar la rabia y validar lo que sienten. 

Es necesario acompañarlos con palabras, desde la empatía y el cariño, que se sientan escuchados y valorados, dándoles alternativas y estrategias para ir superando dichas frustraciones. 

Importante también es que ellos participen de la construcción de su propio aprendizaje, que vayan tomando, en la medida de lo posible, las riendas de su propia vida. 

Que se dialogue con ellos y se llegue a acuerdos en temas en los que se puede ser más flexible y establecer límites claros y argumentar el porqué de ese límite y adelantándoles las posibles consecuencias y ser coherentes con lo que decimos y hacemos. 

Si los límites son claros y las expectativas ajustadas a su edad, las niñas y los niños se sentirán seguros, valorados y cuidados. No se trata de que actúen para que papá, mamá o la profesora no se enfade, sino porque los han comprendido. 

Y primordial es actuar con el ejemplo, en el clima familiar (o de aula) y desde el vínculo, lo que acordamos y discutimos también lo aprenden. 

Lo primero que hay que establecer es la conexión con el niño o la niña, la confianza, el vínculo que nos permitirá que pongan más atención y nos respondan de manera más positiva. 

Y el estímulo positivo como aconseja la experta Natalia Trencito. 

Todos tenemos que cumplir con obligaciones, pero si, aunque sea de vez en cuando, te lo agradecen o te recompensan, el ánimo es distinto. 

Es importante también conocer a la persona a quien guiamos, cada niña y niño es diferente, sigue su propio ritmo y madurez, así que tendremos que ajustarnos a su momento y definir nuestro objetivo y no al revés. Y tener en cuenta que todos los aprendizajes requieren práctica, constancia, repetición para conseguirlos y sobre todo, afianzarlos. 

Por eso, en nuestro día a día, nos cansamos de repetir las cosas y parece que nunca lo van a aprender, es muy pesado repetir y repetir y aunque, en muchas ocasiones, acaba desesperando, hay que confiar que el mensaje va calando. 

Este mismo mensaje me recuerdo una y otra vez cuando, en mi casa, me entra el desespero. 

Porque, como os digo siempre, la teoría es mucho más fácil que la realidad. 

Laura González 

@lecturas_paraelalma_kids 

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4 comentarios en «LOS LÍMITES EN LA INFANCIA»

  1. Me parece un tema muy interesante y de mucha necesidad hoy en día. Muchas famílias a veces se encuentran en la duda de si poner límites, como dices, frenará el autodesarrollo de sus niños o niñas, su personalidad… Pero como muy bien dices, es importante encontrar el equilibrio.
    ¡Qué bien explicado!! Como siempre, amiga.
    Gracias

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