LOS PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS Y SU IMPORTANCIA
A todos nos llegan con frecuencia: esperando en una fila de banco, durante la ducha, o incluso en pleno horario laboral, se trata de una serie de pensamientos repentinos, e intrusivos si se quiere, puesto que no son traídos a voluntad a nuestra mente; y, sin embargo, están allí, al acecho.
Se trata de los pensamientos automáticos, como se ha acordado llamarles en la psicología cognitiva: Ahora bien, su temática suele ser variopinta: pensamientos catastróficos, burlas, fantasías, e inseguridades están al orden del día.
En primera instancia es importante aceptar que nos ocurren a todos, y que son parte de la cotidianidad de nuestra psique, por lo cual tener estos pensamientos a diario es la normalidad.
Sin embargo, cuidarse de ellos y su canto de sirena es sumamente crucial, pues estos pensamientos disparatados, si les damos permiso y fuerza, gozan con facilidad de mucho poder y pueden tomar control de nuestras emociones y sentimientos.
Un buen trabajo de higiene mental implica aprender a aceptarlos como parte de la vida, dándoles su lugar, pero siempre poniéndolos en cuestión, llevándolos a debate, puesto que la mayoría de estos pensamientos carecen de fundamento para sostenerse. Aunque lo común, debido a nuestra falta de tiempo y autoestima es que se les preste más atención de la debida.
No podemos olvidar que los pensamientos generan emociones, y las emociones generan conductas, de allí la importancia de reemplazar estos pensamientos dudosos e intempestivos por pensamientos positivos que moderen nuestra mente y por ende nuestros actos.
Solo así podremos mantener a raya la depresión o la angustia que siempre suele llegar tras la victoria de los pensamientos negativos.
Solo vale la pena dedicar esfuerzo y energía a trabajar pensamientos cuyo juicio nos demuestre, mediante la evidencia, la validez de su insistencia.
Solo vale la pena llevar a terapia ciertos pensamientos que se hacen recurrentes en nuestra vida y que la mayoría de las veces nos causan sufrimientos, puesto que se encuentran asociados con compulsiones a la repetición que requieren ser sometidas a un proceso catártico y de tratamiento.
Pero también es cierto que hay muchos otros pensamientos a los que no deberíamos regalarles nuestra energía y tiempo, puesto que siempre llegan con cuadros dolorosos que solo entorpecen nuestra vida y nuestro bienestar.
Aprender a poner nuestra mente en silencio, a tener momentos de desatoramiento cognitivo es fundamental, en una sociedad que nos vende como normalidad una invasión constante de mensajes e imágenes que con facilidad nos podrían producir indigestión mental.
Carlos Andrés rojas
psicologocarlosrojas@gmail.com