LOS PROPÓSITOS DEL AÑO PARA, NIÑAS, NIÑOS Y SUS FAMILIAS
El mes de enero es un buen momento para plantearnos objetivos y propósitos a alcanzar durante el año.
Y aunque los propósitos y las metas se atribuyen más a los adultos, los niños y las niñas también pueden proponerse retos adecuados a su edad, posibilidades y sobre todo, pueden hacer una lista de deseos: imaginar e ilusionarse con aquello que les gustaría lograr.
En casa, el fin de año nos invita a reflexionar y a hacer balance sobre el año que acaba y al empezar el nuevo nos animamos a escribir nuestra lista de propósitos y nuestra lista de deseos.
Es momento de sentarnos a pensar sobre aquello que queremos mejorar, en qué cosas debemos seguir esforzándonos y cómo superar los pequeños obstáculos que se nos van planteando como una experiencia positiva e incluso bonita para ellas.
Cuando se proponen metas o retos, sencillos, alcanzables, realistas y ajustados, sentirán motivación, cosa que hará que quieran esforzarse por conseguirlos. Trazar su plan, su proyecto, les hará empezar con ilusión el nuevo año. A medida que vean logrados sus objetivos, a medida que vayan alcanzando sus planes, irán sintiendo satisfacción y seguridad en sí mismos, se sentirán más motivados y empoderados.
Todo esto les hará reconocer sus habilidades y potencialidades, verse y sentirse más capaces, mejorará su autoestima.
Hacer un cartel con dibujos, imágenes y/o palabras les ayudará a visualizar más y mejor su meta.
¿Cómo podemos plantearles propósitos a los niños y niñas?
Con las preguntas:
¿Qué podemos mejorar?
¿Qué nos gustaría conseguir?
Aunque se trate de amplias preguntas, los pequeños nos sorprenden con sus respuestas, pues generalmente son más críticos y autoexigentes de lo que creemos y saben perfectamente en qué deben mejorar.
A veces incluso se exigen mucho y ponen el listón demasiado alto. Ahí es importante y esencial nuestro papel regulador, pues si los objetivos son demasiado elevados, no son alcanzables, podríamos conseguir el efecto contrario y encontrarnos con frustración, decepción, desánimo y baja autoestima.
Como padres, debemos ayudarles a ajustar sus propósitos, valorarles y reconocerles positivamente sus logros.
Es positivo que entiendan que todo esfuerzo tiene una recompensa y que el que algo quiere algo le cuesta.
Algunos ejemplos, siempre adecuados a la edad, a sus gustos, necesidades y posibilidades:
1) Intentar expresar con palabras aquello que sentimos, dialogar más, ser amables, respetuosos…
2) Colaborar en casa
3) Estar atentos en clase y mostrar interés por las actividades
4) Realizar alguna actividad física
5) Cuidar y respetar el medio que les rodea
6) Esforzarse por superar pequeños miedos.
¿Cuáles pueden ser los propósitos de los adultos para con sus hijas e hijos?
Objetivos que yo misma me propongo cada año mejorar, pues son difíciles de conseguir totalmente, son:
- Escucharlos más y tener más paciencia.
- Dedicarles tiempo cuando nos explican sus cosas.
A veces las prisas hacen que parezca que escuchemos, pero en realidad estamos pensando en nuestros problemas, nuestra logística del día a día… Escuchar con atención y con intención.
Si se sienten escuchados y atendidos de pequeños, generaremos en ellos confianza para contar con nosotros cuando sean mayores.
- Darles tiempo: tiempo para jugar, para pensar, para hablar. Difícil objetivo, pues esta sociedad en la que estamos inmersos nos lleva a un ritmo cada vez más acelerado y tenemos siempre mil cosas por hacer.
Es inevitable, a veces, acabarles las frases, ayudarles en cosas que ya saben hacer solos porque acabamos antes, sin respetar sus ritmos… Bajar el nuestro nos ayuda a conectar más con ellas y ellos.
El tiempo compartido es el mejor regalo.
Cuando sean mayores recordarán el tiempo que les hemos dedicado, las vivencias compartidas.
- Establecer límites, normas claras y consecuencias ajustadas y explicadas desde la calma, pero con autoridad.
El respeto es fundamental y los límites son necesarios para que crezcan con seguridad y buena autoestima.
- Implicarnos más en su vida social: conocer a sus amigos, preguntarles por ellos, por sus actividades, sus juegos, así como implicarnos en su vida escolar.
Preocuparnos por sus actividades diarias, por lo que tienen que llevar a clase, por sus tareas, sin olvidarnos que los responsables han de ser ellos y quienes han de hacer esas tareas también.
Nuestro papel es el de acompañarlos y ayudarles cuando lo necesiten, pero dejando que sean ellos quienes experimenten, descubran y se equivoquen.
- Y, por último, pero no menos importante, intentar mirar desde su mirada, contagiarnos de sus risas, de sus ideas, aprender juntos sobre temas que les interesen, planificar escapadas, viajes y descubrir juntos nuevos lugares, vivir momentos, experiencias, llenar nuestras mochilas de bonitos recuerdos.
Os deseo todo lo mejor para el nuevo año, que consigáis alcanzar vuestros propósitos y que se hagan realidad vuestros deseos.
¡FELIZ 2023!
Laura González
@lecturas_paraelalma_kids