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Mi primera vez y otros cuentos

Cuando decíamos entonces aquello de mi primera vez creo que no distaba mucho de lo que aún se entiende bajo esa frase. La diferencia es que hoy en día las cosas han avanzado un poquito con respecto a mis años de adolescencia y la educación sexual es actualmente,  no sólo un aspecto importante de la educación integral de una persona, si no también un gran acierto para comprender la sexualidad humana de una manera más amplia, diversa, y no focalizada en el coito como la única práctica que se puede realizar entre dos personas. Es más, como si la sexualidad se redujera a prácticas.

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¡No hay una primera vez ABSOLUTA, hay una primera vez para todo! Y todas las primeras veces son importantes. Y las segundas y las terceras, también. Pero el otorgarle este valor a la penetración, simplifica demasiado la sexualidad, en una sociedad que poco a poco ya no es ni tan patriarcal, ni tan falocéntrica, ni tan coital. Así pues adaptemos también  los conceptos.

No soy yo la más amiga de las modas, pues todo es circular y se repite en la historia.  No hay nada que no esté ya de alguna manera inventado. No vamos a descubrir ahora aquí el mundo. Pero que el himen se rasgue y con él la virginidad que se nos atribuye perder, es tan significativo como que se rasgue antes de “ese momento”, realizando cualquier actividad deportiva, por ejemplo.

Sin embargo, es el SIGNIFICADO de que se rasgue de una manera o de otra y lo que supone en una sociedad determinada, lo que me parece destacable.

Si educo a mi hija dándole esa importancia desorbitada al tema no sé qué gano con ello, quizá incluso aumento su tensión. Pero si le hablo de valores, de respeto, de diversidad, de tolerancia, de igualdad, de estar preparado, de conocer su cuerpo y autoexplorarse, de asertividad. De aprender a gustarse, a aceptarse, a reconocer sus límites y los de los demás. De hacer lo que en el momento le apetezca y para lo que se sienta preparada, sin presión, a su ritmo, sin compararse con la amiga, etc, creo que aprenderá a amar y expresarse sexualmente libremente y respetando siempre al otro. Y por supuesto que no obviaremos el coito, pero no será el punto central: hablar de penes, vaginas, hímenes, condones, embarazos, ITS, es cuando más, sólo una parte del tema, a veces la que más les interesa, pero como profesionales sabemos que no sólo respondemos a lo que les interesa, si no que ampliamos la respuesta a lo que consideramos que estaría bien que además supieran.

Poner el foco en el mundo genital, algo que se da más en la etapa sexual adulta, hace que perdamos de vista lo que los bebés ya tenían incorporado; el sentir con todos los sentidos y ser capaz de trasmitir de otra manera. Hacia la senectud se recuperan estas formas de entrega algo olvidadas, cuando  la potencia se reduce y la sensibilidad ocupa su espacio. Me pregunto si  muchos experimentaran antes fuera de esos límites, qué riqueza sexual y emocional les llenaría. No olvidaré el Workshop en el que participé hace muchos años donde sucesivamente fuimos poniendo en práctica en parejas (la mía una persona desconocida del encuentro) todos los sentidos de los que somos dueños.

 ¡ Y qué experiencia tan extraordinaria! Si llega a ser mi pareja nos quedamos en el hotel de al lado del encuentro. Y ni siquiera necesitamos quitarnos nada de ropa para percibir al otro.

¿Ahora me entienden de qué hablo? De descubrir esa realidad más allá de los genitales, que ocupa todo el cuerpo o que inlcuso lo transciende, que va más allá de mis límites y se adentra en los límites de un otro.

Lo dicho: si sólo me dedico a ir a institutos y hablar a los chicos y chicas de cómo poner preservativos con un palo de madera simulando un pene, y si les transmito el MIEDO a quedarse embarazadas, a contraer enfermedades infecciosas, también ya puestos les podría explicar, que de mayor se pueden coser el himen para serntirse mas valiosas de nuevo, y que existe cirugía estética para arreglarse los genitales que salen de los “cánones de belleza”. También les podría ya de paso inculcar, que la mayoría de las personas son heterosexuales,  y ser homosexual es una enfermedad, como hace unos años se entendía….etc, etc, etc.

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Mi profesor de educación sexual Carlos de la Cruz, decía y escribió el libro: No le cuentes cuentos. En él pretendía que a los peques se les deje de hablar de cigüeñas y demás historias de la concepción humana. Y a él me remito aunque en otro contexto:  Expliquemos la cosas importantes, adaptemos nuestro vocabulario, incorporando si es necesario parte del suyo, pero no nos quedemos en lo superficial, ¿queremos guiarlos? Pues ayudémosles a construirse con buenos cimientos, porque solamente así esos pilares soportarán el peso de todo lo que se les venga encima. Seamos más que sus profesores, seamos MAESTROS. 

En resumen,  a lo mejor en los animales inferiores es el COITO el  momento más importante para su reproducción y continuidad de la especie, pero la sexualidad humana es muy diferente desde el momento que las emociones, los sentimientos y el amor se expresan en nuestros cuerpos y a través de ellos. La penetración vaginal por sí sola ni nos hace menos ni más vírgenes, ni más o menos valiosas.   Mi PRIMERA VEZ son TODAS. No hay dos veces iguales!                                                                                                                           

FIN

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