Pinceladas sutiles para un cuadro maravilloso
La diferencia entre un cuadro y un gran cuadro, es la sutileza con la que está pintado ese trabajo y eso es gracias a la mano del autor.
Esto es lo que hace Klaudia Reynicke con su película “Reinas”, que se estrenó en el pasado festival de cine de Berlín, donde se hizo con el premio “Generation Kplus” que otorga el jurado a aquellas películas que tienen relación con la infancia o la adolescencia. Luego brilló en el festival de Sundance, aunque no logró ningún premio.
La historia se centra en el verano del año 1992, en Lima (Perú), desde la mirada de dos hermanas que ven la difícil vida de aquellos años gobernados por Alberto Fujimori, que instauró un autogolpe de Estado y donde Sendero Luminoso sembraba el pánico en las calles de la capital peruana.
Con los ojos soberbios y muy abiertos de Luana Vega y Abril Gjurinovic, sus jóvenes protagonistas, que están a punto de abandonar Perú para siempre, pero que la aparición de ese padre, interpretado por Gonzalo Molina, desaparecido en ese tiempo, hace que se planteen otras alternativas.
En aquella época y en ese país, para poder salir de él, hacía falta la firma de los dos progenitores. La madre, interpretada por Jimena Lindo, está decidida a dejar el país y comenzar de nuevo en Massachusetts, pero necesita que su ex marido firme ese papel.
Pero no lo firma por miedo, por resentimiento, por esconder su propio fracaso y sobre todo por amor.
La abuela de las niñas, una señorona rica venida a menos interpretada por la gran Susi Sánchez, proporciona el gesto sabio de “Reinas”.
Y todo esto contado con una sutileza extraordinaria, donde la directora se las arregla para hacer coincidir cada gesto mínimo, emoción y detalle por diminuto que parezca, en el parecer de un tiempo desbordado, de un tiempo que acaba.
Klaudia Reynicke demuestra ser una directora ambiciosa, llena de cine, que no duda en enfrentarse a una reconstrucción de época precisa y a un guion construido desde la emoción.
Reinas es una obra maestra que deambula con precisión entre la realidad, la fascinación y el sombro. Lo hace de forma nítida, comprensible y clara. Todo ello con su propia voz política y personal.