SEXUALIDAD INMADURA EN PAREJA

Cuando nuestra SEXUALIDAD en PAREJA resulta la expresión de una IDEA inmadura. Estos últimos días de 2024 son para hacer balance del año. Es un momento de sopesar, evaluar y mirar para atrás a ver si hemos sido capaces de llevar a cabo nuestros propósitos o si nos venció el miedo y nos quedamos deseando como niños que las cosas cambiaran por arte de magia. Como si los Reyes Magos de Oriente llenaran nuestros zapatos de la ilusión de una vida que no nos atrevemos a vivir.

Martha me propuso escribir para enero un artículo y justo me rondaban por la cabeza varias ideas a raíz de las conversaciones con un par de conocidos que no me dejaron indiferente.

Comienzo el 2025 algo incisiva y reivindicativa, pero quizá así alguien más despierte del letargo y reconduzca su vida sexual por el camino consciente.

Muchos hombres comparten conmigo, sin darse cuenta, ideas inmaduras de cómo entender la sexualidad propia y la ajena, de cómo utilizar exactamente sus cuerpos y de cómo satisfacer a sus parejas en los encuentros íntimos, que parten obviamente de sus experiencias, de su educación o de la falta de ambas. De sus palabras, y de sus verbos más concretamente, se deduce una inmadura capacidad para hacer el amor.Una retahíla de acciones y sus correspondientes reacciones que poco tienen que ver con la sexualidad y su expresión. El problema es que se agarran demasiado a sus cuerpos, por no decir a sus penes, y no los trascienden. Piensan que el sexo es un medio para conseguir un fin, el orgasmo y por ende, solo los utilizan en pro de alcanzar esa meta.Por eso oyes cosas como: “los preliminares” o la cantidad de “polvos” que tienen en una noche. Con la idea subyacente que sustenta dichas frases de que hubiera un plato principal- léase coito- y por ello un entrante- léase preliminares. O en el segundo de los casos, contando “polvos” por orgasmos e incluso eyaculaciones- masculinas-, evidentemente.

Cuando uno expresa su erótica, sus deseos con un otro, no hay tiempo que contar, no es contable, no hay principio ni final. TODO es un juego, un baile, donde la música se transmite a través de los cuerpos para llegar al alma. Sin conectar de esa manera, no hay madurez, la energía se pierde y no se comparte. Es permanecer en un nivel de alguna forma muy pobre, triste y reducido de la capacidad humana que nos vertebra, por describirlo con palabras biensonantes.

En palabras del gran maestro E. Fromm: “La diferencia entre la necesidad biológica de los sentidos humanos y su LIBRE ejercicio gozoso son evidentes en el acto sexual: puede ser manifestación inculta de dicha necesidad biológica; excitación forzada indeliberada e indiferenciada o puede ser un verdadero LUJO que no sirva a ningún fin biológico.Una diferencia entre dos tipos de hacer: el pasivo y forzado y el activo y creativo.”

La genitalización del hecho sexual humano en el arte de amar sigue siendo actualmente motivo de consulta en el espacio de la terapia, porque es evidente que, si entendimos mal, nos focalizamos y nos obsesionamos en y con aquello que se supone que tenemos que hacer bien, donde tenemos que “dar la talla” y donde nuestra misión consiste en satisfacer al otro para que nos dé una buena nota, como si esto fuera un examen. Si las cosas no fluyen es porque no somos LIBRES para entender el sexo.

Estamos encadenados a conceptos que nos distancian de la verdad, del otro e incluso de nuestra propia sexualidad. Pero no somos conscientes de ello, y argumentos nos sobran para culpar al otro, en muchas ocasiones, de que la cosa no funcione, e incluso de culparnos a nosotros mismos, en muchas otras.

La reeducación sexual es gratificante para una sexóloga como yo, que veo cómo cambiando esa errónea cosificación en la mente, se comienza a hacer el amor sin ataduras y se suelta lo que uno mismo inconscientemente amarró.

Tanto hombres como mujeres tienden a realizar aquello que aprendieron que era sexo, pero nunca se preguntaron si era verdad, si sentían así, si no había algo más allá, etc. y siguen por ello con patrones de conducta y rituales estereotipados en la cama y fuera de ella. Algunos, los más osados, se han dado cuenta de que esto no es lo que quieren sentir, que pueden elevar esa conexión a la máxima potencia, más allá incluso de la expresión hedonista de sus cuerpos entrelazados. Pero somos pocos aún.

Luego están los ideales de belleza externa, qué obvio juegan un papel importante en la atracción sexual en un primer momento. El problema vuelve a ser el aferramiento a este ideal o expectativa como proporcionador de una felicidad sostenible. Ni afectiva ni sexualmente nos garantiza aquello que anhelamos, quizá incluso ni nos lo proporcione a corto plazo. Siendo así, estamos destinados al fracaso. Pero insistimos hasta la saciedad para llenar nuestro ego de algo efímero e inevitablemente impermanente.

No hay una combinación perfecta, señoras y señores, porque somos humanos y con ello imperfectos. No podemos alinear siempre las causas y condiciones externas a nosotros, pero sí podemos elegir alinearnos con nosotros mismos para disfrutar fuera de un ambiente favorecedor de dicho bienestar. Y en SEXO no es diferente. Si conectan cuerpos, mentes y corazones a ese nivel, tendrán una buena jugada con el otro y disfrutarán plena y conscientemente la partida. Y no hablo aquí de la estúpida separación de amor y sexo, que trató de hacer a lo NATURAL pecado y ensalzar el amor como su antónimo.

¡Desencadénense! ¡Pregúntense! ¡Reflexionen! Libérense de formatos caducos. Tanta inteligencia artificial y se les ocurre sacar la filosofía de sus vidas. Sócrates y Platón se harían cruces de que la mayéutica se haya extinguido, de que tecnológicamente seamos unos cracks, pero, sin embargo, aún sigamos en “la caverna.”

Iluminen su sexualidad con la intención de acercarse a la verdad, es mucho más fructuoso y el viaje les elevará a lugares insospechados, ¡se lo aseguro!

Cuando lo experiencien, si llegan ahí, me darán la razón.

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