Un espacio para la tristeza
Hay días que llegan inevitablemente y en los que derramas lágrimas, a veces sabes por qué y otras ni siquiera lo sabes. No lo sabes porque no te has dado un espacio para sentir a tu corazón y descubrir lo afligido que está.
¿Quizá te estás engañando a ti misma? ¿Quizá asumir la responsabilidad de un cambio te incomoda? ¿Quizá, quizá, quizá…? Tantos quizá para tu alma acongojada, preguntando en bucle
¿Qué me sucede? ¿Por qué me siento así?
Sin embargo, hay una pregunta poderosa cuando la tristeza se encuentra con el corazón abierto y es ¿Qué puedo hacer con la tristeza, la rabia, la ira, …?
La emoción que sientas no ha venido a incomodarte ha venido a decirte que te prestes atención, que te escuches, que descubras en ti que estás sintiendo. Porque pensar es tan válido como sentir, cuantas creencias nos meten a lo largo de los años, dónde nos repiten deja de mostrarte vulnerable, no caigas en el victimismo o incluso van más allá, ahora no es momento de llorar. Y ahí en ese instante inesperado, llega el momento de soltar todas esas emociones acumuladas en tu interior como una olla a presión que finalmente explota.
Ha llegado el momento de reconocerte que eres tan humana como el resto de mortales, que sufres en tu interior cuando te frustras, reconocer que te cuesta soltar lo que has de dejar ir, que a veces te haces adicta a la superheroína que puede con todo o al victimismo que depende de su alrededor para llamar la atención. Si, esto también pasará, pasará en el momento que te permitas hacer una cita contigo misma, con tu dolor más profundo y lo sueltes, lo transformes.

¿Cómo puedo convertir este dolor en algo que sirva?
Reconozco que últimamente me he obsesionado con que tanto tú como yo, transformemos la emoción en una pintura, un cuento, una poesía… Y ¿Sí simplemente lo que pide el cuerpo y la mente es soltar? Sí, soltar, a través de la expresión de los sonidos, los gestos, el movimiento, el cuerpo o un grito que te pide que te des espacio para el silencio y el vacío. Sé amable contigo misma, sé tan amorosa que incluso cuando te sientas triste reconozcas en ti que todo está bien, que no hay nada malo en ti y que puedes expresar la emoción como gustes y es que mientras no hagas daño a otras personas y tampoco atentes contra ti, permítete expresar.
Una emoción reprimida es eso, la cárcel del veneno emocional y eso sí que es atentar contra ti, ha llegado el momento de liberarte. Suéltalo con un grito, suelta, suelta y deja ir, y a esa vocecita interior que no se calla, juzgando si lo que sientes está bien o mal. Ya es momento de decirle adiós y de vivir en paz, de ser feliz, También puedes ser feliz en medio de la tristeza y en un llanto desmedido, por que te estás haciendo un regalo, el regalo de sentirte y escucharte
¿Qué es lo que quieres?, ¿Qué es lo que sientes? Y cuando recuerdes este momento, será con agradecimiento y amor. Entonces las preguntas son ¿Cuántas veces te sientes?, ¿Cuántas veces te escuchas?, se dice que nos han dado dos orejas y una boca, para escuchar más que hablar. Ahora aplicado al alma, se nos ha dado un corazón, un estómago y una mente para sentir cómo se remueven las tripas cuando algo no te gusta, para sentir a la intuición cuando algo no va bien.
Tú puedes dominar tus pensamientos, tus emociones y tus acciones cuando te entrenas a niveles olímpicos. Los deportistas de alto rendimiento son especialistas de la disciplina y constancia y si no pueden realizar el deporte que tenían programado para ese día por una lesión buscan otras opciones y siguen entrenando, he escuchado casos de deportistas que ingresados en el hospital una semana, utilizan la visualización para seguir entrenando, imaginan que están corriendo y que ya lo han conseguido.

Y si ahora tú en medio de esa tristeza o la emoción por la cual te hayas dejado secuestrar, te imaginas que ha llegado el momento de soltar esa tristeza, de llorar para encontrar tu calma o de gritar fuerte para ser firme, o tan solo de habitarte en el silencio para sentir la paz que eres, imagina por un momento, ¿Qué harás con esa emoción que se ha reprimido? Y cierra tus ojos y hazlo.
En mi caso me ha venido una playa dónde me di el lujo de nadar desnuda a media mañana de invierno con el sol de cara. La alegría de ese momento me invade todo el cuerpo, comienzo a sentir los dedos de mis pies como se mueven y cómo el cuerpo se estremece entre la sensación del frío invierno y el calor de los rayos del sol en dirección a mi cuerpo. En medio del mar siento como mis lágrimas se desvanecen para formar parte de las memorias del mar, que tantas vidas abraza. Y nado como si no hubiese un mañana, como si no importara ni el tiempo, ni el espacio, como si el silencio y el vacío fueran parte del mar y me regalasen la sensación de libertad. Si miro el mar, llegó a contemplar sonidos de gaviotas que revolotean en la orilla e incluso se adentran al mar con las ganas de atrapar algún pez sin conseguirlo. Mientras contemplo cada suceso en el presente, me desvanezco, me dejo ir. Ha llegado el momento de llorar, de sentirme en paz.
Sí, ¡El corazón siente y qué! Siente emociones y eso no te hace más débil ni a ti ni a mí. Dile adiós a las creencias que han martirizado tu parte más sensible. No es nuevo que también se hacen canciones cuando hay desamor, despedidas y duelos. Y es que a veces llega el momento de decir ya me cansé, me cansé, basta, basta y el hartazgo te hace la noble pregunta ¿Te mueves? Si tu ser te pide moverte, muévete, quizá estás cansada de no valorarte y por ello haces que el resto no te valoren, ha llegado el momento de que tu tristeza, tu ira, tu desesperanza sea liberada y se convierta en fortaleza para levantarte firme y recuerdes lo que vales y quién eres, valorándote de verdad, no para agradar a nadie, solo para agradarte a ti, para amarte a ti incondicionalmente.

Después de todo son tantos millones de personas que será un hartazgo querer agradarle a todo el mundo. Hoy no va de un té caliente para tu sed de ternura, hoy va de un balde de agua fría para despertar. Ha llegado el momento de ser responsable, responsable de corazón y alma. De permitirte ser compasiva contigo. A veces crees que te amas, pero ni siquiera te das ese espacio para dejar de juzgar, opinar o suponer sobre los demás y sobre tus emociones. Ahora solo conversa contigo misma, vuelve a confiar en ti y observa qué historia te estás contando.
Sonríe, por qué nada de lo que te cuentas es cierto, ni siquiera lo que te estoy contando yo, todo depende de la percepción con la que interpretas el presente en ese instante y es tu responsabilidad contarte historias que te inspiren a ser tú misma en esencia. Por qué tú eres el reflejo de tus hábitos, el resultado de tus decisiones y la coherencia o incoherencia de tus acciones, eres eso y mucho más, eres una diosa divina que no reclama su lugar, porque ya es suyo.
Valórate sin motivo, siéntete merecedora, siéntete desde el alma sin que tengas que pedirle perdón al mundo por respirar. Mírate a los ojos y siéntete, si hay algún dolor no lo ignores, dile a la vida que te dé más incluso.
Ahora, te dirás en tus adentros,
¿Qué me estás diciendo?
¿Cómo puedo pedir más dolor o más tristeza?
Sí, puedes hacerlo, todo tiene un principio y un fin, un ciclo, cuando te cansas de ello, te mueves, te incomodas y actúas de forma diferente. No actúes desde el secuestro emocional, en ese momento tan solo sigue tu rutina y encuentra como prioridad urgente un espacio para sentirte y amarte, para valorarte de una vez por todas.
A veces está de moda ser resiliente, positiva y vulnerable, otras veces está de moda ser poderosa, independiente y con coraje. No sigas las modas rompe el esquema, rompe tus propios patrones de comportamiento y deja de enjuiciar tu sentir y pensar, es hora de dar paso a la autenticidad. Quizá ahora toca llorar y levantarse desde la firmeza o desde la vitalidad de reconocer que estás viva, viva para agradecer, para ser consciente que en tus manos está la decisión de vivir las experiencias que quieres vivir.
A partir de ahora todo puede cambiar si tú haces el cambio en ti. Si tú decides ser responsable de tus pensamientos, tus emociones, decisiones y acciones. Déjate sorprender por la esencia que hay en ti. Recuerda tus metas, tus sueños, dónde quieres llegar y déjate bañar por tus dones, talentos y habilidades para vivirlos en cada fase, reconócelos, agradécelos como semillas de abundancia universal. Vívelos no para perseguirlos, ellos ya te han encontrado, sino que no estuviesen en tu mente y en cada latido de tu corazón. Y desde allí haz de aquella emoción un vaivén de versos bonitos, de canciones que enamoran, de danzas que emocionan solo con ver y que ponen los pelos de punta.

Siente a la vida, vuelve a la vida, porque quizá lo que te está diciendo cada emoción es que no estás viviendo tu propia vida, porque en su momento has permitido que otros la vivan por ti, la decidan por ti, es tu vida, es tu tiempo, es tu espacio, son tus relaciones de familia, son tus amigos, eres tú. Un espacio para la tristeza es un encuentro con tu corazón y contigo, un motivo para recordar el regalo más valioso que tienes y cuidarlo y es la vida, la salud, tus ojos, tus oídos, tu boca, tus manos, tu olfato, sí, cada uno de tus sentidos.
Es momento de agradecer y de darte cuenta de que la vida es un viaje y nunca estarás en el mismo punto, aunque a primera vista parezca que nada ha cambiado todo cambia, si creces estarás creciendo y si te quedas en un mismo sitio te habrás quedado mientras tu cuerpo sigue contando los años. Valora tu vida, tu tiempo, tu ser.
Valora tu ser y en homenaje al dolor de tantas madres que han callado, con el alma encendida de esperanza por un nuevo sentir, permítete abrazar, bendecir y agradecer a la persona que te trajo al mundo. Sin ella no sería posible vivir tantos escenarios llenos de aprendizajes.
En mayo en diferentes partes del mundo se celebra el Día de la Madre, dale gracias a tu madre, no te quedes con las heridas del alma que un día tuviste, quédate con el milagro del acto más hermoso. El dolor de parir dio paso a una nueva vida llena de oportunidades para vivir y por eso estás aquí tú ahora. Lo verdaderamente triste será cuando tengas que ver cómo se apaga la luz, para darte cuenta de que todo ha terminado y no has vivido lo que has sentido.
Esto no va de fuerza de voluntad, va de fe en ti, de voluntad de amarte hoy más que ayer y menos que mañana, de dar un espacio a la tristeza para hacer un regalo al corazón.
Antes de finalizar, te comparto mi canal de Instagram @evelynsiembra. Coach dónde me puedes seguir y conocer mis acciones inspiradas en un sueño que nace desde el amor que soy.
Ahora regálate 5 minutos para ti y cierra tus ojos, respira, suelta y confía con esta bella “Un espacio para la tristeza” a través del pódcast Mil Caricias al Alma en Spotify o sígueme en Instagram a través de @milcariciasalalma.