Una novela estimable, una adaptación fallida
Un Amor es una novela de éxito de la escritora Sara Mesa.
Ese éxito, donde explica el desasosiego de Natalia (Nat para los amigos), para trabajar desde casa como traductora y así tomar distancia con su antiguo trabajo de traductora simultánea en una ONG de ayuda a los refugiados.
Nat decide viajar al campo, para dejar también atrás su vida cosmopolita e instalarse en una vieja casa de pueblo, donde su casero le regalará un perro como acto de buena fe. Pero en La Escapa (que es como se llama el pueblo) los vecinos no son lo que parecen y al final harán que Nat se tenga que enfrentar a ella misma y sus fracasos.
Isabel Coixet se debió enamorar del ambiente claustrofóbico de la novela, para adaptarla al cine, pero su largometraje no es tan redondo como parece, a pesar de los esfuerzos de su elenco de actores. Laia Costa, extraordinario año el de esta actriz, da vida a Nat al que Isabel Coixet no sabe indicarle los puntos exactos de la novela donde el espectador pueda empatizar más con la protagonista.
Luis Bermejo da vida al casero. Un personaje huraño y malhumorado desde el minuto uno, totalmente diferente al de la novela. Otra vez culpa de la dirección. Hugo Silva da vida al hippie del pueblo. Ambivalente y sin carisma.
Hovik Keuchkerian da vida al alemán, el personaje que ayuda, a cambio de favores sexuales, a reformar la casa de Nat. Acompañan al elenco un matrimonio pijo, que van al pueblo a pasar los fines de semana, interpretados por Francesco Carril e Ingrid García Jonsson, al que la Coixet saca muy poco rendimiento.
Técnicamente, Un amor es impoluta y bella, pero tediosa en sus 129 minutos de metraje y es una lástima, ya que la novela merecía mucha mejor adaptación al cine, de la que ha tenido.