Una obsesión perturbadora

Semana de estrenos interesantes en nuestros cines. A Sirat. Trance en el desierto, Ballerina, La buena suerte o Cuatro Paredes, cuatro películas muy interesantes, se les une la que hoy os quiero recomendar en estas líneas.

La casa al final de la curva, no será seguramente el mejor estreno de la semana, pero desde Canadá el director Jason Buxton nos plantea un thriller psicológico extraño y diferente.

Interpretada por el obsesivo Ben Foster y la coherente Cobi Smulders la película comienza con una familia que comienzan un sueño nuevo en una casa a las afueras de la ciudad. Casa ideal para que su hijo juegue en el jardín y poder construir un mini golf en el patio trasero, para que Josh practique y mejore su handicap en golf.

Pero ese lugar idílico, de repente se convierte en un mal sueño cuando los coches salen de la curva y van a parar al jardín de su casa. Esta circunstancia hace que el padre Josh, se obsesione por ellos y por cómo puede ayudar a salvar las vidas de los accidentados.

Hay momentos que recuerdan al film de David Cronenberg “Crash”, por su exploración en una psicopatología pero sin seguir los mismos parámetros obsesivos de esta.

El director enfoca la película como una sátira de suspense, donde las buenas intenciones de su protagonista se transforma en algo siniestro, que le hará perder la cordura.

El contrapunto de Josh es su mujer Rachel, que luchará por mantener a su familia unida, intentando ocultar lo ocurrido a su hijo. En ese aspecto, el film también plantea hasta qué punto es bueno no ocultar nada a niños que ya empiezan a enterarse de lo que sucede a su alrededor.

En definitiva, La casa al final de la curva es un film tan estrambótico como convincente, con un tono cuidado y unas interpretaciones memorables.

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