Buscando la felicidad.
Esta película que recomiendo esta semana, es un ejemplo de obra de teatro que da el salto al cine y lo hace con el debut en el cine de su directora y guionista Carolina África, que adapta a las mil maravillas una obra que ella misma se ha encargado de llevar por los escenarios teatrales de España.
Verano en diciembre es una obra exclusivamente, o casi, totalmente femenino en su reparto principal, encabezada por una familia donde el cabeza de familia está en una urna ya que, cuenta en la obra, falleció.
La casa está dirigida por la madre, Teresa, Carmen Machi que debe lidiar con el Alzheimer de su suegra, una estupenda Lola Cordón y las cuatro hijas de Teresa cuyo reparto es espectacular, Barbara Lennie, Beatriz Grimaldos, Victoria Luengo e Irene Escolar. Unas hijas que no quieren parecerse en nada a su matriarca.
Si en la estupenda Casa en flames (Casa en llamas) la familia que nos muestra no se saben querer, en esta comedia dramática de Carolina África nos muestra una familia, que a pesar de sus contradicciones y discusiones, se quieren y mucho.
El gran detonante de la película es precisamente la misa en honor del padre, con un cura (Antonio Resines) nada convencional o tal vez sí.
Sus diálogos cotidianos y sencillos, a la vez que vertiginosos son los que dan la grandez a esta historia donde todos sus protagonista aspiran “solo” a ser felices.
Los personajes principales están geniales en todos sus matices, desde la matriarca, hasta la hija ausente en el hogar, porque vive en Argentina.
Aunque la película toca varios temas serios de actualidad, como el cuidado de ancianos y niños que siempre cae más en algunos miembros de la familia que en otros, pero también muestra la necesidad de encontrar un espacio en la vida y aunque los temas son serios, el tono de comedia es constante con gags que van de los juegos de palabras a lo más escatológico o lo más visual, que funcionan muy bien.
Podría decirse que Verano en diciembre es una versión moderna de la gran obra de Federico García Lorca “La casa de Bernarda Alba”.
Sus 90 minutos de película pasan realmente rápido y deja muy buenas sensaciones.