“DE CAPERUCITA A LOBA EN SOLO SEIS TÍOS” AÚLLA EN BARCELONA
Desde el año pasado que vi la película De Caperucita a Loba dirigida por Chus Gutiérrez tuve una necesidad vital, ver su reverso en teatro, debía desplazarme a Madrid.
Pero tras cubrir el enésimo festival de cine, sufrir un nuevo ataque de las vértebras L5 y S1, el asunto se fue demorando. Aun así, hace una semana vino la noticia “De Caperucita a Loba en solo seis tíos” se representará en el teatro Apolo de Barcelona, el subidón fue inmediato.
Por fin podía ver a Marta González de Vega sobre el escenario representando la obra que lleva ocho años en cartelera y más de 500.000 espectadores la han visto en Madrid. La verdad es que creo que llevaba unos cuantos meses detrás de entrevistarla y por fin había llegado el momento.
Actriz, guionista, autora teatral y escritora, Marta González de Vega ha construido uno de los universos más personales del panorama español, pero siempre trabajando desde lo cotidiano y la felicidad. Esa búsqueda de lo divertido en cualquier situación ha hecho que conecte siempre con el espectador de teatro, de cine, de televisión o con el lector de sus libros.
Es, con los números en la mano, la guionista que más ha recaudado en estos últimos cinco años es co-autora junto a Santiago Segura de las sagas más taquilleras, en las que también interviene como actriz: “Padre no hay más que uno” (1,2,3) y “A todo tren” (1 y 2), “Vacaciones de Verano”.
Fue guionista durante años de El Club de la Comedia y series de televisión. Pero también es una escritora de éxito y encima llena el teatro como autora y protagonista con “De Caperucita a Loba en solo seis tíos”.
Ahora, está ácida y divertida comedía salta por un día a Barcelona para presentarse, en una única función el domingo 19 de mayo, en el Teatro Apolo.
Quedáis advertidos!!!
C.G. – Después de 8 años en el teatro de Madrid, De Caperucita a Loba aúlla en Barcelona
Marta González de Vega – Estaba deseando ir a Barcelona desde siempre, porque la obra, por muchas circunstancias, ha tenido siempre vinculaciones con Barcelona. Para comenzar, el gran gurú del relato, quien siempre me aconseja en materia amorosa es Eduard Punset, al que quería muchísimo. Y cuando hemos realizado la película, dos de mis compañeros de reparto han sido David Guapo y Berto Romero.
Y como siempre he estado en Madrid durante las ocho temporadas, (siempre los sábados) tenía muchísima ilusión por interpretar la obra en Barcelona.
C.G.- Caperucita a Loba en seis tíos ya es un clásico en la cartelera madrileña, ya estáis casi siguiendo los pasos del Rey León.
M.G.V.- Pues sí, sí, además estamos ubicados enfrente. Y la verdad es que estoy muy contenta. Cuando empecé ni me planteaba que iba a estar ocho temporadas, y eso ha motivado que no me mueva mucho de la Gran Vía.
C.G.- ¿Pero De Caperucita a Loba es todo un universo que has creado alrededor del libro, el teatro, y la película?
M.G.V – Cuando publiqué el libro en el 2015 ya tenía un plan estratégicamente marcado que consistía en hacer un espectáculo unipersonal y después realizar la película.
Desde esos tres ámbitos quería llegar a diferentes públicos porque creo que es un tema que nos toca mucho a todos. La cuestión de las relaciones de pareja y el del crecimiento personal, a través de ellas, es algo universal.
Ese crecimiento se forma en muchas ocasiones, a través de los fracasos y de los desastres amorosos pero, sobre todo, a través de la risa.
Para mí era como un mensaje muy importante con el que sé que se identifica muchísima gente y que cuantas más aristas tiene la historia, muchísimo mejor.
De hecho, en la propia película se ha compuesto una canción original escrita por el gran Lichis, que ya resume en 4 min todo el mensaje en extracto de De Caperucita a Loba. Bueno, (Risas) es que no me quedan más formatos
C.G.- ¿Crees que ya era el momento de expandir la doctrina por todo el país y comenzar la gira por España?
M.G.V.- Posiblemente, fíjate que tenía que haberlo hecho antes, llevamos un año de retraso, y tardamos ese tiempo porque debíamos rodar la película, estrenarla y lanzar su promoción. Por eso estuvimos buscando el mejor momento.
Ahí tenía que haber recorrido ya España con la obra de teatro. Uno piensa muchas veces, erróneamente que, si en Madrid se conoce, el resto del país sabe que existe, y no es cierto.
Es verdad que a lo largo de estos ocho años uno tiene la sensación de que como por Madrid pasa tanta gente damos por hecho que viene toda España a vernos.
La verdad es que teníamos la necesidad de ir allí donde podemos encontrar al resto de público al que queremos llegar, aquel que no puede desplazarse y que por eso debemos ir a buscarlo.
C.G.- ¿Cómo te enfrentas a los tres lenguajes diferentes que suponen el formato libro, teatro y cine?
M.G.V.- Siempre estoy tocando todos los palos permanentemente. .En cine estoy con Santiago, con el que ya llevo nueve películas, acabo de sacar un nuevo libro, he escrito otras obras de teatro, Quiero decir que son tres géneros que tocó en todo lo que hago y siempre intento aportar cosas que no podrías aportar en el otro medio, siempre buscando que se complementen.
Por ejemplo, la obra de teatro tiene canciones en directo que no tendrían sentido en una película. Y a la vez, en el libro cuento cosas que solo se pueden contar a través de la narrativa. Intento buscar en cada medio lo que le hace especial.
Cuando pasé del libro a la obra y de la obra a la película me costaba mucho renunciar a cosas. Pero en un momento reflexioné de que por eso me gustaba trabajar en distintos formatos, vamos, que nadie va a quemar los libros porque hagas la película, ni porque hagas la obra de teatro.
Al contrario, lo bonito y lo divertido es que alguien vea la película y diga “Pues voy a ver la obra o voy a leer el libro”, que puedan combinarlo como quieran.
C.G.- ¿Una curiosidad, hay unicornios en la obra de teatro?
M.G.V.- Hombre claro, por supuesto, un Unicornio no puede faltar. Yo siempre al final de la función, digo, “Tenéis que ver también la película, porque ahí me cortaron la Gran Vía para volver a casa en Unicornio”. Lo que pasa es que en la obra…. Bueno, ya verás cómo son.
C.G.- ¿Cuál es tu estilo en el teatro? ¿Qué autora me voy a encontrar?
M.G.V.- La obra tiene un poco de todo. A mí me gusta llamarlo espectáculo unipersonal más que monólogo, porque últimamente identificamos el monólogo con el estándar y va mucho más allá la obra. Tiene dramatización, tiene estándar, tiene escenificación, tiene música.
Por eso lo defino mejor como una obra unipersonal porque es una combinación de todo ello, ya verás.
C.G.- ¿Entonces estás tú sola enfrentándose al teatro?
M.G.V.- Exacto, estoy yo sola en el escenario durante hora y media y ya verás qué bien lo vas a pasar. Aunque ¡¡¡¡Shhhhh!!! Tengo algunas sorpresas en forma de apariciones en la función del teatro Arnau de Barcelona de este próximo domingo.
C.G.- ¿Cómo te puedes desnudar tanto en cada función?
M.G.V.- De hecho, en una comedia te desnudas más que en ningún sitio, porque, en esta en concreto, muestro todos los patetismos a los que se hacen frente cuando estás pendiente de otra persona, cuando te enamoras, cuando pasan de ti.
Pero creo que ese es el secreto del éxito, que el público se sienta muy identificado. Porque lo que pongo encima del escenario son las miserias que padecemos todos cuando estamos solos. Estaba rezando en mi casa para que la gente fuera tan miserable como yo, porque si no, no iban a entender nada.
C.G.- ¿Cómo trabajas la comedía? ¿Buscas en tu drama interior?
M.G.V.- Eso es lo que también pienso, que los distintos medios provocan miradas diferentes de un mismo hecho. En la obra soy mucho más irónica y lo llevó más desde el punto de vista de la loba, que ya lo ha superado, riéndose un poco de la Caperucita cuando todavía se tomaba las cosas dramáticamente, porque lo estoy contando desde el futuro.
En cambio, en la película sí puedes, con la voz en off, a veces hablar desde el futuro, desde la loba convertida, pero también puedes encarnar a la Caperucita, porque estás narrando el proceso en tiempo real, y desde ahí estás metida en el drama.
El personaje resulta en la película mucho más dramático y superado por las circunstancias que en la obra de teatro, en la que ya lo cuenta desde la experiencia y llevándolo más hacia la parodia. Resumiendo, la película me permite el perdón y la obra me permite hacer mucha más parodia de esos momentos patéticos, porque los estoy contando, no los estoy viviendo.
Siempre digo que la comedia tiene que recorrer todo el camino que hace el drama y dar un paso más hacia el chiste, esto lo digo específicamente en la obra, pensar que hacer comedia o convertirse al humor como religión, que es lo que yo propongo, es volverse superficial, no es verdad, es todo lo contrario.
Para poder hacer una buena comedia y para vivir tu vida con comedia y para cambiar la forma de pensar, tú tienes que profundizar hasta lo más hondo del drama y desde ahí dar un paso más y dar ese salto que te lleva a la risa. Creo que la risa está detrás del drama y no al otro lado del espectro. Entonces, una buena comedia que aspira a contar cosas interesantes debe pasar las diferentes etapas de un drama y llevarnos un poco más lejos.
C.G.- ¿Cuáles son tus mecanismos en la dramaturgia? ¿Trabajas intuitivamente o a través de la metodología?
M.G.V.- Escribo muy intuitivamente, y cuando doy clases de guion a guionistas siempre les sugiero que escriban intuitivamente.
Porque a veces de antemano, pretender que esté todo lo que tiene que estar y todos los nombres a los que luego les ponemos cosas, es algo demasiado metódico: el primer punto de giro, el detonante, el segundo punto de giro, el clímax, el anticlímax, el no sé qué.
Al final muchas veces llega a paralizarse porque no encuentras los pasos que te marcan.
Cuando te pones a escribir una historia y si te preocupas de que cada escena del argumento haga avanzar la trama y tenga coherencia dentro del relato, cuando terminas la historia, al final has reunido 1 h y media de escenas en las que todos los pasos a seguir narrativamente están presentes, los giros que hacen falta, los conflictos, pero hay que concentrarse en que cada minuto sea interesante y pasen cosas.
C.G.- ¿Cómo fluye la comedia en tus historias?
M.G.V.- Muchos años de pensar en modo comedia y al final te das cuenta de que la comedia es un lenguaje. En ocasiones te preguntan si al estar siempre en clave de comedia, contando chistes, no se te acaban las ideas. Pues ante esa pregunta siempre respondo que lo contrario, cuanto más hablas ese idioma, mejor lo dominaras porque al final es una manera de pensar
C.G.- En estos ocho años, ¿cómo ha evolucionado Caperucita?
M.G.V.- Pues mira, fíjate que de texto no tanto porque las cosas de las que hablo, como son las relaciones de pareja, son sentimientos muy universales.
Al final da un poco igual que surjan nuevas aplicaciones o nuevos métodos para conocer gente, porque en lo fundamental, que es lo que te pasa cuando conoces a otra persona o cuando te enamoras, que pasa cuando te deja o lo dejas, no varía mucho desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer.
Realmente eso se sostiene en el tiempo perfectamente.
Creo que quien más ha evolucionado en estos 8 años he sido yo sobre las tablas, en mi forma de relacionarse con el público, en mi relax encima del escenario. Ahí sí lo noto mucho. Y es lógico, claro, porque el teatro se convierte definitivamente en tu casa.
C.G.- ¿Cómo interactúas con el público?
M.G.V- Interactúo bastante con el público. Y además es una cosa que la gente agradece muchísimo. Al público le gusta mucho participar y sentirse protagonista. No es un espectáculo, como ahora se hace mucho, basado completamente en la interacción por el público, ni muchísimo menos, pero sí que tenemos una buena interacción.
Reconocimiento y dos galardones en muy poco tiempo
M.G.V.- 25 años después llegan los reconocimientos y la verdad es que me dan mucha alegría porque detrás de todo hay mucho trabajo y es verdad que además ha sido un curro muy invisible.
Hubo años en los que además de interpretar, escribía y eran muchísimas horas, eran muchas horas con guiones para El Club de la Comedía, para series. El escribir es un trabajo muy sacrificado, silencioso, por eso ahora mismo estoy disfrutando mucho al poder combinar la escritura con la actuación al 50 %.
Durante toda mi carrera he estado muy contenta, la verdad, porque me hace muy feliz, pero ahora mismo estoy en un momento súper dulce y quiero disfrutarlo.
C.G.- ¿De dónde surge esa felicidad que veo en tus ojos?
M.G.V.- La verdad es que estoy súper agradecida con la vida, con la profesión, porque sé que es muy difícil y además, respeto muchísimo a todo compañero que empieza, que triunfa, que no triunfa, porque es una profesión en la que juegas a la lotería todos los días.
Posiblemente, hay alguien ahora mismo lo está pasándolo mal pensando “no se me está dando bien” y quizás mañana lo peta y tienes más trabajo que otro compañero que lleva más de 10 años trabajando, es una profesión que está viva y es muy emocionante, hay un día que trabajas mucho y otro que de repente dejas de trabajar tanto.
Por eso la posibilidad de estar ahí, de ganarte la vida con ello, de que la gente disfrute con lo que haces, es para estar agradecido todo el rato.
C.G.- ¿Tu segundo libro cómo se llama?
M.G.V.- Orgullo, prejuicio y otras formas de joderte la vida.
Es un libro que me ha dado muchas alegrías y estoy muy contenta con él, muy orgullosa, como dice el título.
Es una novela coral de humor, pero también intento meterle mi dosis de profundidad a todo lo que escribo en clave de comedia. Y va de cómo uno de los personajes inventa un método para superar la frustración, que es el que yo aplico en mi vida diaria y que puede aplicar cualquiera que lea el libro, como les sucede a los 11 personajes de la novela
C.G.- Todo gran poder, como el humor, requiere una gran responsabilidad.
M.G.V.- Tenemos la responsabilidad de ser felices porque tenemos el poder de ser felices.
Todo depende de cómo asumes las cosas y cómo las cambias. Lo que propongo en la obra es convertirte al humor como religión e intento dar las herramientas para que tu mente convierta el drama en comedia.
Y no solo que te rías durante la función, sino que luego, cuando te vuelva a pasar algo parecido, ya tengas la herramienta para convertir esa situación dramática en una situación cómica.